Senderismo

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Salimos de la ciudad y nos dirigímos al sur. La carretera Polvorienta salía y entraba al bosque y algunas veces solo veiamos árboles. De repente, surgió una espectacular panorámica del océano pacifico que llegaba hasta el horizonte, de color gris oscuro bajo las nubes. Estábamos por encima de la playa, sobre los acantilados que bordeaban la costa y la vista parecía perderse hasta el infinito.

Condujo despacio para poder echar una ojeada de vez en cuando al mar sin correr peligro, especialmente cuando la carretera se acercaba a los acantilados.

Mark hablaba sobre de cómo había terminado los proyectos de la mansión, pero su descripción era muy técnica para mi, así que no preste demaciada atención. Hasta que se detuvo.

—Bien llegamos— anuncio mientras se bajaba del coche.

Hice los mismo, observando el hermoso paisaje, la brisa de las olas al romperse cuando chocaban contra el acantilado llegaba hasta nosotros.

—Es hermoso— murmure en voz alta.

—Lo se, suelo venir a nadar aqui — hablo mientras se acercaba al presipicio.

—¿Nadar? —repetí atónita.

—Si ¿Te gustaría hacerlo? — preguntó.

—No— nege rápidamente con la cabeza.

—Es divertido—me ánimo mostrándome una amplia sonrisa.

—Ok quiero intentarlo—me volví para acercarme al precipicio.

Mark me agarro de la muñeca.

—Si, pero hoy no ¿de acuerdo? ¿esperamos un día más cálido?— Sonrió.

—Esta bien, pero quiero hacerlo pronto—Asentí, ya que estaba de acuerdo con eso, la brisa helada me estaba poniendo la piel de gallina.

—Pronto—puso los ojos en blanco. ——Algunas veces te comportas de una manera muy rara, lo sabes ¿No?— me miro.

—Si—suspire.

Mire con fascinación el acantilado nuevamente.

—Bueno, vamos a seguir con nuestro destino, ya falta poco—inquirió.

—De acuerdo vamos— conteste apartando con dificultad la mirada del acantilado.

No fue más de una hora lo que Mark manejo, cuando aparco sobre la carretera para llegar a una especie de sendero entre el bosque.

—Vamos a caminar un poco—me anuncio, ahora entendía el por qué había insistido que vistiera algo cómodo.

—Si, esta bien—respire entrecortada.

No fue difícil caminar con Mark la mayor parte del tiempo se mantuvo en silencio hasta que llegamos a un pequeño claro, como el que solia ir en Brown con Neffertari, en el que estuve por última vez junto con Lian.

Su recuerdo me dolió.

—Sabes me gusta venir a este lugar a meditar, es como mi espacio personal, es tranquilo— dijo mientras se sentaba sobre la alfombra natural de pasto.

—En Brown había algo parecido al que solia ir con Neffertari— le confesé.

El no respondió nada, el silencio reino entre los dos por un momento.

—Sabes, si lo recuerdo, ustedes solían llevarme ahí para nadar en el riachuelo que pasa por un costado del claro—Mark negó con la cabeza — Es probable que ya no lo recuerdes—

—Lo siento— Musite.

—No tienes por qué, no fue tu culpa, es probable que un día conecte un recuerdo mio a tu cabeza—Ensancho una sonrisa.

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