El Engaño

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Desperte cuando sentí la piel de mi espalda arder, un rayo de sol bañaba la habitación por completó. Estire mis músculos desnudos y sentí un ligero dolor en mi entrepierna, sentía como si un camión hubiera pasado por ensima de mi he hubiera molido todo mi cuerpo, observe con detenimiento la habitación hasta que mire mi bonito vestido echo trizas en el suelo junto con la ropa interior que Amber me habia obsequiado.

A mi lado Lian dormia plácidamente entre las sabanas, sus finos labios estaban entreabiertos y parte de su torzo desnudo lo demás estaba cubierto por la sabana blanca. Su cabello era más oscuro que el dia de ayer pronto tendria que buscar alimento. Lo amaba, pensar en eso me hizo sonreír.

Alguien toca la puerta con apremio, repetidas veces. Los sonidos no se detienen y antes de que Lian despierte me paro a prisa y me coloco sobre de mi cuerpo desnudo la camisa blanca de Lian lo que me llega por debajo de los muslos, abro la puerta un poco y me asomo tapando la mitad de mi cuerpo.

—Hola... Buen dia. Este, solo quería avisar a Lian que Azael ha conseguido... La sangre— Ean me miraba apenado.

Nos miramos un momento ambos apenados.

—Si Ean, Gracias— Le sonrei y el me devolvió la sonrisa.

Cerre despacio la puerta para no despertarlo.

—Mi camisa luce mejor en ti mi Reina, te hace ver más sexy— ronroneo Lian que estaba sentado en la cama.

Me sonroje.

—Ven aqui— me ordenó.

Camine a prisa hasta llegar a el y acunarme entre sus brazos, volvio a darme un intenso beso y las fibras de todo mi cuerpo reaccionaron a sus besos, haciendome arder nuevamente la piel cuando deslizó las yemas de sus dedos hasta mis pechos. Un gemido leve salio de mi boca.

—¡No! Lian detente—murmure entre risas.

—¿No quieres más? —preguntó sorprendido.

—Si pero Ean dice que ya consiguieron sangre, anda ve, yo esperare aqui para volver a... —baje la mirada en cuanto sus ojos me miraron inpasientes.

—No quiero, prefiero quedarme aqui a tu lado—

Tome un espejo y se lo mostre su cabello estaba completamente negro y el azul de sus ojos se estaban tornando rojos.

—Bien, pero promete esperarme asi, le diré a alguien que te suba el desayuno Reina mia— me sonrió y beso mi frente.

Lian me llevo a la ducha en lo que compartimos tiernos besos, ambos nos vestimos el se puso unos jeans desgarrados negros y una camisa blanca mientras yo me puse un vaporoso y delgado vestido blanco, beso nuevamente mis labios y salió de la habitación.

Me sente en la cama para pensar cuando tocaron la puerta.

—Chlesy somos nosotras, Nefer y yo— Amber hablo del otro lado de la puerta.

—¡pasen! —grite.

Ambas entraron con paso cauteloso, Sonriendo de oreja a oreja y se sentaron en la alfombra negra debajo de mis pies como niñas pequeñas esperando por un cuento.

—¡Cuéntanos todo! — chilló Nefer.

Las mire con expresión de horror.

—¿De qué hablan?—  finji inocencia.

—Sabemos que anoche desapareciste a temprana hora del baile, y sabemos que no viniste a jugar a las muñecas con Lian— me acusó Amber.

Me sonroje y mordi mi labio. No sabia que decirles oviamente no daria detalles de mi intimidad, esto me resultaba bochornoso.

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