Capítulo 2| Emboscada

5.6K 380 65
                                    

De regreso a casa no puedo quitar la mirada de la ventana durante el viaje, nuestro hogar está a unos cuantos kilómetros al suroeste del centro de Londres, en Windlesham*, al lado opuesto de la autopista M3

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

De regreso a casa no puedo quitar la mirada de la ventana durante el viaje, nuestro hogar está a unos cuantos kilómetros al suroeste del centro de Londres, en Windlesham*, al lado opuesto de la autopista M3. En una lujosa mansión de 23 hectáreas que para el mundo todavía está a la venta.

Y así queríamos mantenerlo.

Para efectos de nuestros negocios, conocimiento de nuestros socios, y enemigos, todavía vivimos en Woodmancote*; en una casona en el campo, cálida y acogedora, en donde solíamos tener un invernadero maravilloso. Fue el lugar donde nuestras familias tuvieron sus mejores años.

Y que tuvimos que abandonar luego de que... mis pensamientos se cortan cuando siento que el carro comienza a acelerar.

—¿Qué está mal? —pregunta Will.

—Esa camioneta negra —responde Adrian, quien iba al volante, con voz tensa—. Nos viene siguiendo desde el aeropuerto.

—Puede ser una coincidencia.

Ante las palabras de Josh, Adrian cambia de carril con un movimiento digno de cualquier película de Rápido y Furioso, tomando el camino de regreso al aeropuerto.

La camioneta nos sigue.

—De acuerdo, eso ya no es una coincidencia —murmura Josh—. Levanten los pies, Lara, dame la caja bajo el asiento.

—¿Vas a presumir? —pregunto entregándosela.

—Por supuesto. Es hora de que veas lo grandioso que es tu hermano.

—No vas a disparar en medio de la carretera ¿Verdad? —cuestiona Adrian.

—¿Tienes otra idea, cielo?

—No exponer... —La frase de Adrian se corta por un golpe en la parte trasera del carro—. Cúbrete la cara y mata a esos hijos de puta.

—Por eso eres mi alma gemela ¿Ves?

Josh le guiña un ojo antes de colocarse un pañuelo en la mitad de rostro, abrir la ventana del techo e instalar su fusil de francotirador modificado para movimiento.

El sonar la primera bala fue la antesala del caos, uno en el que ellos nos estaban ganando por un par de manos extra.

—Londres es hermoso, el problema es la gente —murmuro antes de abrir la ventana.

—¿Lo dices por alguien en específico? —pregunta Adrian.

—Por ti, claro, jamás le daría tanta importancia a unos individuos que quieren matarnos "cielo" —respondo sacando mi torso hacia fuera para apuntar con mi propia arma, luego de haber cubierto la mitad de mi rostro con un pañuelo que Kat me alcanzó ya adivinando mis intenciones.

—¿Qué demonios haces, ahora? —inquiere.

—Tomando el sol.

—Ya recordé porque detesto tener dos Farrell en el mismo lugar, para lo único que se ponen de acuerdo es para sacarme de quicio.

We Have Always Been (WHAB #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora