Capítulo 20| Azores

4K 289 50
                                    

🔥

Su boca me reclama con un hambre que no me esperaba

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Su boca me reclama con un hambre que no me esperaba.

Su toque se marca mi piel, incluso sobre la tela, y aunque correspondo algo torpe, al principio, me entrego a él sin resistirme ni un poco.

Hundiéndome en el calor.

Olas y olas de calor que empiezan en mi boca y se propagan por todo mi cuerpo, mi piel arde en todas partes donde se encuentra con la suya.

Nos alejamos para recuperar el aliento.

—No quiero dejar de tocarte. Nunca —murmura sobre mis labios.

—Bien. Porque no quiero que dejes de tocarme. Nunca —jadeo.

Quería más, quería sentirlo más, más cerca, más todo.

De milagro no nos caemos de las escaleras al subir a la habitación mientras nos seguimos besando.

Sus ojos buscan los míos con una pregunta clara '¿Estás segura?'

Lo cierto es que nunca estuve interesada en el sexo –en el sentido técnico de la palabra–, no solo por lo que ocurrió en el secuestro, va más allá de eso, soy egoísta, mi cuerpo es mío, compartirlo con alguien más es una idea que no me agrada.

Pero este es Adrian. El único al que, a estas alturas, le daría incluso mi alma si me la pidiera. No solo alguien más.

—Quiero esto contigo —susurro.

Me empuja con suavidad en la cama.

—Abre las piernas para mí.

Mi respiración se acelera y apuesto que mi rostro está con todos los tonos de rojo posibles, pero hago lo que pide.

Con esa paciencia que lo caracteriza de regreso, me quita las sandalias, y dibuja el contorno de mis piernas hasta llegar al borde del vestido, el que sube un par de centímetros, para que una de sus manos pueda colarse debajo de él, la que se posiciona en mi bajo vientre mientras su pulgar frota ese punto doloroso sobre mi ropa interior. Lo hace despacio, dejando que mi placer se construya poco a poco.

Volviéndome loca.

—Adrian... —gimo—. Necesito...

—¿Qué necesitas? —pregunta moviendo mis bragas empapadas a un lado para presionar su pulgar contra mi clítoris sin obstáculos— ¿Esto?

Se arrodilla entre mis piernas—. ¿O esto?

Luego de bajar su cabeza, lame mi centro con toques largos y aplicando la presión justa que me hace retorcer debajo de él, agarrando puñados de su cabello y gimo palabras totalmente incoherentes.

Mis muslos tiemblan y las duras puntas de mis pezones queman por la misma atención.

»¿O quizá esto? —Su lengua regresa, sin cesar, entonces su dedo va más abajo, rodeando el borde húmedo de mi sexo para impulsarlo dentro.

We Have Always Been (WHAB #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora