capitulo 7

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Alfred suspiró mientras veía a Amaia planchar alguna ropa. Era sábado por la mañana y la semana había pasado con rapidez. Amaia seguía estupendamente en el trabajo, ya no se quedaba dormida y al parecer su jefa con todo y su mal carácter estaba muy contenta con su trabajo. Tenía que aceptar que para ser una mortal era bastante perfeccionista, si fuese un ángel seguramente no haría una sola cosa mal. Pero bueno, era humana y los humanos si que cometen errores, y eso era exactamente lo que Amaia estaba haciendo, cometiendo un error al aceptar salir con ese tal Mariano. Tenía que averiguar mas cosas sobre él. Porque si era cierto que le había dicho a Amaia que tenía que enamorarse, pero tampoco le había dicho que se lanzara en brazos de cualquiera por ahí. Tenía que confiar...pero es que...ese tipo, no, es que no le gustaba como la miraba, y no estaba celoso, de eso estaba seguro...¿o no?.

-¿Se puede saber que piensas?, estás demasiado callado y me das mas miedo así que dándome la tabarra.-Alfred que tenía el ceño fruncido levantó la vista y su gesto se suavizó cuando vio la sonrisa de Amaia, terminó brindándole esa encantadora sonrisa a la que ella ya se había acostumbrado.

-Pienso en que en vez de salir hoy deberías quedarte aquí y aprovechar el sábado para las clases de guitarra.-Amaia lo miró riendo.

-Yo es que de verdad ya no te entiendo ¿eh?, los ángeles sois muy complicados.-Dijo estirando la camisa que planchaba.

-¿Me dejarás acompañarte al menos?.-Amaia levantó la vista de nuevo mirándolo con sorna.

-A ver, supongo que allá arriba no hacéis citas ni nada de eso, pero la cuestión es en pareja, un tercero siempre termina sobrando ¿sabes?.-Alfred caminó hacia ella ofuscado.

-Pero es que...yo tengo que estar contigo...

-¿Por qué?, solo es una cita.

-Si, pero...

-Pero nada, te vas a quedar aquí a esperar que llegue Isabel del cine y luego vosotros veis lo que hacéis...pero hoy voy a salir sola.-En realidad el Mariano este no le interesaba demasiado, pero lo estaba haciendo en su mayoría para tocarle las narices a Alfred, porque bastante que él se las había tocado...además..¿No era adorable este ángel celoso?. Sonrió.

-Como quieras.-Dijo con un suspiro hondo.-Pero si me necesitas...

-Me paro en medio de la calle, digo tu nombre cuatro veces y doy dos vueltas para invocarte.-Alfred carcajeó.

-Solo necesitas pensar en mi.-Dijo él mirándola con cariño.-Y ahí estaré...-Amaia sintió como su mundo se movió bajo sus pies con aquella mirada y tuvo que apartar la vista.

Alfred se sentó en la cama y encendió la televisión. A Amaia no le pudo parecer más divertido ver a ese guapo ángel viendo la televisión. Pasaba los canales con solo mover un dedo.

-Que aburrida es la televisión humana...-Comentó y Amaia levantó una ceja mirándolo confundida.

-¿Y es que en el cielo tenéis televisión?.

-Pero claro que si. ¿Crees que estamos todo el día caminando de nube en nube?.-Rió. Amaia sacudió la cabeza alucinada.

-¿Y que es lo que veis?.

-Pues en general vuestras vidas.-Dijo sonriendo.

-¿Nuestras vidas?.

-Oh si, sois muy interesantes.-Se puso serio de repente.- Así nos enteramos de muchas cosas que pasan aquí...y por eso el jefe nos envía a cumplir misiones.

-¿Y por que es que nunca les dice de que se tratan?.

-Porque sería muy fácil venir aquí, hacer lo que él te diga y luego regresar. El trabajo de un ángel es ayudar en todo lo que pueda al mortal, guiarlo, y en el camino descubrir cual es la verdadera misión.

I Believe In YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora