Capitulo 4

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  Mi cabeza no para de bombear y no puedo ni siquiera moverla, ya que si no siento que me volveré a desmayar. Espera.

  Jake...

  Pelea...

  Mama...

  Árbol...

  Freno de mano...

  Airbag...

  Abro los ojos de sopetón y los tengo que volver a cerrar por la cantidad de luz que llega a mis corneas nada más abrirlos. Cuando me siento más preparada, los abro lentamente y muevo un poco la cabeza, pero gimo al notar un dolor punzante en el cuello.

  Intento ajustar mi mirada y cuando finalmente lo consigo mi corazón se paraliza. Parpadeo para ver si es verdad lo que estoy viendo y los vuelvo a cerrar, pero esta vez restriego mis puños en ellos. Vuelvo a abrir los ojos y al ver que es real, entrecierro los ojos y lo analizo de arriba abajo.

  Ojos verdes, labios carnosos, nariz de aristócrata, pómulos perfectos, cejas ni gruesas ni delgadas, piel clara, pelo castaño claro hacia arriba y consigo ver un trozo de un tatuaje de una serpiente en su clavícula, sobresaliendo su camiseta negra. Es totalmente perfecto. Y todo eso a cinco centímetros de mi cara.

  Miro un poco más abajo y veo más tatuajes de serpientes y estrellas en sus brazos y en sus manos, las cuales están apoyadas en el respaldo del sofá dejándome si escapatoria. Físicamente es delgado pero con músculos, también es alto y tiene pinta de "chico malo".

-¿Y tú quién eres?- pregunto mirándole de nuevo a la cara.

  Este sonríe burlonamente mostrándome sus dientes perfectos –Un demonio, enana.

  Elevo una ceja y decido ser algo espontanea, algo inusual en mí. Algo que sienta genial.

-Pues estás muy bueno demonio mío, sigue así- su expresión de sorpresa y confusión es inigualable y reprimo una carcajada para seguir en mi papel –Y por cierto, lo de enana, ¿me lo dices a mí o te la estas mirando?

-¡Kora!- grita mi madre a lo lejos –No seas tan impertinente.

  El desconocido que sigue en la misma posición me da una sonrisa de prepotencia y se acerca a mí oído, y no negare de que sus suaves labios rozando mi oído no me dio escalofríos, porque si lo hizo.

-Muy buena, Koala- noto con sonríe al notar mi piel de punta –Pero conmigo el sarcasmo no te va a funcionar. Y haz caso a tu madre.

  Con una gran sonrisa se aleja y se apoya en la pared dejándome mirando el techo anonadada. Lo admito, me ha puesto muy nerviosas... y algo cachonda. Pero se supera.

  ¡¿Me ha llamado Koala?! ¡¿Y enana?! ¡¿Y me ordena cosas?! ¡¿Pero este tío que se cree?! ¿Un Dios superior? Me incorporo mirándole enfadada y el simplemente me mira serio. Este se va a cagar.

  Justo cuando me voy a levantar toda mi familia aparecen corriendo por la puerta y se tiran a abrazarme.

-¡Cuidado!- les alarmo mientras se apartan –Me duele el cuello.- gimoteo tocándomelo, pero una especie de venda me lo impide.

  Lo empiezo a palpar desesperada y noto que no puedo girar el cuello y agacharlo un poco. ¿Qué es esto? ¿El collarín de los perros?

-Es un collarín- anuncia mi madre y la miro como: "No me jodas, no lo había notado."

-Esto va para Instagram- agrega Jake haciéndome una foto sin que antes ponga mi dedo del medio para el recuerdo.

-¡Kora!- me regañan mi abuela y mi madre. Tal para cual.

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