Un minuto.
Paseo de un lado a otro descalza por el silencioso pasillo y cuento los sesenta segundos que quedan para que mi venganza empiece. Cuando quedan justo cinco segundos agarro el pomo de la puerta y hago la cuenta atrás.
-Cuatro, tres, dos... uno... ¡Ya!- susurro emocionada y abro la puerta de golpe de la habitación totalmente a oscuras y con gran olor a alcohol.
-¡Buenos días, culebrilla!- grito lo más alto que puedo mientras abro de par en par las cortinas -¡Arriba!
Me apoyo en la pared con una gran sonrisa cuando veo la figura de Snake en la cama gruñendo y tapándose la cara con la almohada. Por suerte, o por desgracia para él, ha dormido con la misma ropa de ayer.
-¡Kora! ¡¿Se puede saber que cojones haces?!- gruñe con la cara tapada provocando una risa en mí.
-¡Son las seis de la mañana culebrilla! ¡Hay que despertarse!- grito agarrando la almohada que le tapa y le empiezo a golpear.
Bendita resaca.
-¡¿Las seis de la mañana?! ¡Kora, para!- gruñe intentado taparse la cara -¡Déjame dormir! ¡Lárgate!
-No, no- hablo con una gran sonrisa mientras sigo pegándole –Hoy hay que madrugar y si no hubieras salido ayer...
Me agarra de la muñeca y, en un visto y no visto, me encuentro debajo de su cuerpo atrapada y con la respiración entrecortada por su cercanía. Sus ojos chocan con los míos al igual que nuestras respiraciones. Pego los antebrazos en su pecho intentando apartarle pero no se separa.
-Déjame salir- le ordeno en un susurro.
-¿Y si no quiero?- pregunta irónico con una sonrisa socarrona -¿Por qué me molestas a estas horas?
Sonrió ingenuamente –Venganza. Pura y única venganza.
-¿Por qué? ¿Por lo de ayer?- pregunta divertido levantando una ceja.
-Sí- respondo enfadada –Por tu culpa me tuve que tragar un sermón de una hora. Te lo merecías.
-¿La niña buena se ha enfadado?- se burla –Pobrecita... Pero ahora vas a tener que pagar por molestarme a estas horas.
-¡Oh, perdóneme señor del mundo! ¡Dueño del universo!- respondo con burla exagerando.
-Me gusta eso de "señor del mundo"- responde con una sonrisa cínica.
-Ni te lo creas tanto- ruedo los ojos –Ahora, largo. Déjame salir.
-Solo si me haces una cosa- trago saliva y le miro con algo de miedo, empieza a hablar lentamente –Quiero que me hagas... el desayuno. Uno completito.
-Sí, claro- respondo y me deja salir –Eso no te lo crees ni tú.
Me sacudo la ropa mirándole cabreada y empiezo a caminar hacia la puerta. Llevaba despierta desde las cinco de la mañana cuando le oí llegar a casa borracho y entonces se me ocurrió este plan, pero ya cumplido, pienso volver a la cama.
-¿A dónde vas?- pregunta asomado en el umbral de la puerta cuando voy a abrir la puerta de mi cuarto –La cocina no está por ahí.
-No me digas- respondo sarcásticamente –Me vuelvo a la cama. Mi venganza ya está hecha así que te jodes.
-¿Y mi desayuno?- responde apoyándose en la puerta de su cuarto.
-En la cocina- le respondo encogiéndome de hombros –Buenos días.
Y justo cuando voy a tumbarme en la cama siento como alguien me coge, me cuelga en un hombro como un saco de patatas y empieza a caminar hacia las escaleras.
-¡Snake, bájame!- grito pegando en su dura espalda -¡Que me sueltes, pedazo imbécil!
-Me has dicho que me harías el desayuno si te dejaba salir, y tú no has cumplido- respondo tranquilamente –Solo te guío hacia tu camino.
-Muchas gracias GPS pero, ¡yo no te voy a hacer ningún desayuno! ¡Suéltame!- sigo gritando y el solo ríe -¡El patriarcado ha acabado! ¡No tienes que ordenar a una mujer hacerte la comida!
De repente siento mi tripa libre y puedo respirar mejor mientras me suelta de golpe en el suelo. Tengo que agarrarme a la encimera para estabilizarme. Le miró fijamente muy cabreada mientras él se toma una pastilla tranquilamente.
-No es machismo ni ordenar, es un trato, y tú no lo estas cumpliendo- se sienta en un taburete y me señala los fogones con una sonrisa falsa e inocente –Me gustas los huevos revueltos, por favor.
-Ojala te entre la gonorrea- susurro sin que él me escuche.
Bufo cansada y me pongo a cocinar. Mientras los huevos se hacen veo como busca algo en la nevera y entonces tengo mi oportunidad de escupir en su comida. Lo sirvo rápidamente en un plato y se lo doy. El asiente complacido y empieza a comer.
-Eso- murmuro con una mirada maléfica –Comete mis babas, capullo.
-¿Has dicho algo?- pregunta mirándome y yo niego con una sonrisa.
Me sirvo un vaso de leche y bostezo mientras me siento enfrente de Snake. El deja el tenedor en el plato sin habérselo terminado y me mira.
-¿Tienes sueño?-
Le miro con obviedad –No, estaba cantando ópera en silencio. No te jode.
Ríe falsamente mientras se levanta y deja una nota arrugada en la mesa que saca de su bolsillo del pantalón. Camina hacia la puerta y antes de salir, se para y me mira por encima del hombro.
-Tus abuelos y tu madre salieron muy temprano para ir a la ciudad a comprar un router para tu hermano y nos han dejado una nota diciendo que tenemos que ir a comprar. Estate lista en media hora- saca una sonrisa de lado –Y no vuelvas a escupir en mi desayuno.
Y se va. Rio silenciosamente y niego con la cabeza. Eso no te lo puedo prometer, querido Snake.
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Se que es corto pero es que estaba en otro proyecto y tampoco se me ocurría nada, pero ya tengo otro capitulo preparado para cuando me de el venzo de escribirlo. JAJAJAJAJ
No, lo colgare el lunes porque no puedo antes. Pd: me encanta esa canción!
Xao!
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SNAKE
Novela Juvenil-¿Y tú quién eres?- pregunto mirándole de nuevo a la cara. Este sonríe burlonamente mostrándome sus dientes perfectos -Un demonio, enana. Elevo una ceja y decido ser algo espontanea, algo inusual en mí. Algo que sienta genial. -Pues estás muy bueno...