Capítulo 25

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                                                                                   Maratón 1/2

Un pitido irritante dentro de mis oídos me comienza a despertar. Una especie de martilleo en mi cabeza comienza a matarme de dolor. Algo prohíbe que puede respirar con facilidad. Consigo abrir un ojo, porque el otro esta siendo tapado por algo. Siento un hormigueo doloroso en la espalda, seguramente por la postura en la que estoy. Intento mover las manos, pero las siento dormidas.

-¿Donde...?- No consigo acabar la frase. Estoy sin fuerzas.

Y con las pocas que me queda, me incorporo donde estoy y observo la aterradora escena que hay delante de mis ojos. 

El airbag del asiento del copiloto está deshinchando y con bastante sangre, el capo del coche esta ligeramente levantado por el golpe que ha recibido por el árbol. Sale mucho humo. Miro mis manos, las cuales estoy empezando a sentir otra vez, y me las paso cuidadosamente por la cara. Empiezo a ascender desde la barbilla y llego hasta los labios, donde la comisura derecha me arde nada más rozarle, sigo ascendiendo y noto la nariz hinchada y un líquido viscoso sale de él. Las mejillas me escuecen, seguramente tendré arañazos. Subo más arriba y en la ceja derecha noto un recorrido del mismo líquido de antes. Sangre. Observo mis manos todas ensangrentadas.

Empiezo a temblar asustada y a respirar con dificultad cuando no consigo recordar nada de lo que ha pasado, pero todo empeora al girar mi vista a la izquierda. Las lágrimas salen se mis lagrimales y no sé que hacer ni que decir. 

Snake esta inconsciente y peor que yo.

-¿Snake?- susurro asustada. Le toco un brazo y le muevo un poco para no hacerle daño, pero no se mueve.

-¿Snake? ¿Estás bien?- cada vez estoy más asustada. No le noto casi respirar - Si lo estás para ya de asustarme.

Pero no dice nada. Me giro en el asiento hacia su dirección para comprobar si aun sigue con vida, pero un pinchazo en mis costillas hace que tenga que ahogar un grito. Retengo las lágrimas y cojo su mano derecha  para tomarle el pulso en la muñeca, pero casi no lo siento. Pongo mi dedo indice debajo de su nariz y sonrío aliviada al notar su respiración.

-Snake, despierta- pido dándole pequeñas palmaditas en la mejilla.

Tiene una brecha importante en la frente, su nariz no para de sangrar, su ojo se esta poniendo morado, sale sangre de dentro de su boca y tiene en el cuello una marca morada, como el que deja una cuerda al...

-¡Snake, despierta!- ordeno agitada y muy asustada.

Le quito el cinturón. Hago lo mismo con el mío y abro la puerta para salir y sacarle del coche, por si acaso. Nada más salir me caigo. 

-¡Joder!- grito de dolor.

Miro mis piernas y veo mi tobillo derecho morado como el color de una berenjena. Me he torcido el tobillo.

Me incorporo de nuevo y me apoyo rápidamente en el coche. Me levanto un momento la camisa y veo una mancha morada en mis costillas derechas. Por lo menos no es muy grande la mancha. Empiezo a dar la vuelta a lo que antes era un coche y ahora chatarra, arrastrando el pie derecho. El dolor es insoportable, pero debo hacerlo soportable si quiero despertar a Snake, saber lo que ha pasado e irme de aquí. Me arrastro apoyada en el coche hacia la puerta, que está entre abierta. ¿Que coño está...?

Ha movido un poco el cuello.

-¡Snake! ¡Snake!- grito sorprendida, aliviada y, extrañamente, feliz -¡Despierta!

Abro la puerta y le giro un poco en el asiento para cogerle por los brazos e ir tirando poco a poco de él mientras doy marcha atrás a la pata coja. Me siento feliz al escuchar sus gemidos de dolor, porque eso significa que esta recuperando la conciencia. Me siento en el suelo cuando dejo caer sus piernas al suelo. Dejo su cabeza en la hierba y me pongo a su lado analizando que este más o menos bien.

SNAKEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora