Capítulo 18

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                                                                                    Maratón: 1/2

¿Alguna vez alguien a considerado poner una orden de alejamiento a un mosquito chupa sangre? Porque yo lo estoy pensando ahora mismo. Lo he intentado todo para que me deje: aplastarlo contra el coche, alejarlo hacia Brooke que tendrá la sangre mas dulce, darle un caluroso aplauso... Pero nada sirve. A la próxima le pego un tiro, si consigo saber donde se encuentra. Porque es de esos mosquitos que parecen que están corriendo la Formula 1 al alrededor de tu cabeza.

-Kora, ¿te pasa algo en la cabeza o tienes algún problema y no me lo has dicho? -pregunta asustada Brooke.

-¡Shhh!- la mando callar -Estoy a punto de exterminar a otro maldito chupa sangre.

Miro a mi alrededor con las manos en alto para aplastarlo a la mínima que lo escuche. Esta anocheciendo y cuesta más divisar una minúscula mancha negra revoloteando a mi alrededor. Seguramente tendré una cara de loca, pero no voy a para hasta asesinarlo.

-Kora, para ya de hacer el imbécil y ven aquí ahora mismo- me ordena mientras tira de mi brazo. Me quejo pero me resigno.

Tranquilo bicho asquerosa, ya caerá algún familiar tuyo.

-Esta bien- digo acuclillándome detrás de un coche -¿Has encontrado algo?

Cuando llegamos, decidimos que sería Brooke la que daría una vuelta al perímetro del edificio para ver si había alguna entrada más mientras yo vigilaba de que ningún gorila se moviese de la puerta, y si lo hacían, le avisaría a Brooke. Pero creo que he fallado en una parte: en vigilar. Pero oye, creo que no se han movido.

-No hay ninguna puerta más, pero hay una ventana medio rota por la que podríamos pasar- asiento asimilando lo que dice -El problema es que hay algunos borracho y drogadictos por el suelo.

-¿Pero hay alguno que este consciente?- niega sin estar segura -Vale, entonces no hay problema. La última vez, con la escapada y el tiroteo, ninguno se despertó o intento impedirnos el paso.

Me voy a levantar para correr a la parte trasera del edificio cuando me coge del brazo y me vuelve a tirar al suelo. La miro confundida, sorprendida y dolorida y ella señala a los gorilas. Nos acuclillamos detrás del capó de un coche sin llantas y con los retrovisores robados y observamos a Calvo 1 y a Calvo 2.

-Te recuerdo que no tenemos coche y no podremos escapar rápidamente si hay algún problema.- explica susurrando -Tenemos que pasar sin que nos vean ni un pelo.

-¿Y como has conseguido entrar y salir sin que te vean?- pregunto sin entender.

-¿Crees que he estado media hora admirando una ventana?- niego -He tenido que rodear tres calles para entrar y salir.

-Vale, pues vamos- estamos a punto de empezar a dar el rodeo de Brooke cuando un coche empieza a acercarse a los gorilas.

Nos escondemos de nuevo detrás del coche y observamos la escena. Dos chicas, o señoras de treinta años con falta de ropa y exceso de maquillaje, salen del coche y se acercan provocativamente hasta los hombres, que se miran confundidos y, seguidamente, observan con morbo a las chicas. La pelirroja que tiene un cigarro en la boca se acerca al gorila que no hecho ayer y le susurra algo en el oído para después chupárselo. ¡Que asco! ¡La cantidad de cera que se ha tenido que llevar! El hombre dice algo al otro y, a continuación, se mete en el coche con la mujer y el automóvil empieza a tambalearse.

Brooke y yo compartimos miradas de asco y seguimos observamos.

El siguiente también cae en las tentaciones que le produce la mujer y se meten dentro del edificio. Con la puerta desprotegida, podremos llegar hasta la ventana sin problema. Pero lo peor sería si nos encontramos a el guardia dentro.

Sonreímos y corremos sigilosamente hasta la ventana. La ventana esta rota pero aun sigue teniendo algunos cristales pegados en el marco, es algo estrecha y está un poco alta, a la altura de mi cabeza. Miro a Brooke como si estuviera de broma cuando me contó lo de la ventana y ella se encoge de hombros.

-Te dije que había una ventana, no me pediste definirla con peros y señales- se defiende y yo rudo los ojos.

Busco algo con lo que poder romper los cristales que quedan en una especie de mini vertedero que hay a un lado del jardín y encuentro un bate de beisbol medio destrozado. Me acerco a la ventana y con cuidado empiezo a golpear los trozos de cristal que quedan. Cuando acabo, Brooke se acerca con un felpudo medio roto... Espera, ¿qué?

-¿Dónde lo has encontrado?- pregunto confundida y señala el basurero -Que gente más rara.

Pone el felpudo y agarro un cubo de basura que hay al lado. Le ayudo a subirse y se cuela fácilmente por el hueco de la ventana, ahora me subo fácilmente y me cuelo por el hueco, pero hay un problema. Me he quedado encajada. Lo malo de tener unas caderas grandes.

-¡Brooke!- la llamo en un desesperado susurro -¡Tenemos un problema!

-¡¿Qué?!- susurra histérica y me coge las manos para empezar a tirar -¡Empuja! ¡Venga!

-¿Y que te crees que estoy haciendo?- inquiero irónicamente mientras intento empujar. Veo que como siga así me tiro un pedo por la presión.

Se escucha un ruido y nos quedamos paralizada. Brooke baja del sillón donde estaba subida para ayudarme y camina hasta la puerta, después se pega a la pared y se arrastra a fuera. Estamos en una pequeña sala, totalmente rota y vacía de personas, pero llena de botellas de alcohol, armas, sillas rotas y una rata. Es como el inicio del vertedero.

Sigo empujando desde la pared en la que estoy encajada y siento que empieza a ceder. Sudando, intento llegar al sofá y empiezo a tirar de él, provocando un intenso dolor en mi vientre. El felpudo no es de mucha ayuda ya que se cuelan algunos cristales a través de ellos. Finalmente consigo salir pero acabo cayéndome de cabeza en el sofá con algunos muelles fuera y aterrizo en el mugroso suelo, con un dolor incesante en la cabeza y en la espalda.

-¡Joder!- grito de dolor y automáticamente me tapo la boca. Aunque el dolor no cesa, me permito gritar en susurros -¡Mierda! ¡Triple mierda! Quiero mi camita...

Me levanto como puedo y Brooke se acerca.

-El ruido venía de arriba, pero he visto a los guardias en la puerta- explica con miedo.

Asiento- Esta bien. Vayamos arriba y cojamos el dinero.

Corremos, bueno, mas bien, Brooke trota y yo cojeo un poco, hacia las escaleras. Subimos las escaleras cubiertas de personas inconscientes o muertos y recuerdo el camino hacia ese despacho. Hay poca gente, y esa poca gente esta durmiendo la mona. Miro la hora en mi móvil: 10:17 p.m. Genial, mama me va a matar.

Corremos haciendo el menor ruido posible y miramos a ver si hay alguien dentro, no lo hay. Entramos.

-Qué raro que no haya nadie...- comenta Brooke extrañada.

-Pues mejor- agrego -Démonos prisa. No hay nadie, pero puede haberlo en cualquier momento.

-¿Y dónde puede estar el dinero?- inquiere.

-Yo que sé- me encojo de hombros -Busquemos en cualquier lugar. Vamos.

Brooke empieza a buscar en la estantería estropeada y yo en los cajones roídos. Este hombre podrás ganar mucho dinero, pero odia mantener estable su lugar de trabajo.

Hay cuatro cajones. El primero solo tiene una pistola y un paquete de tabaco, el segundo tiene muchos papeles con nombres escritos a mano y otros tachados y el tercero y cuarto nonen nada. Esto es muy extraño. Empiezo a el fondo de los cajones, por si tuviera y doble fondo, pero nada. A lo mejor es inteligente el hombre y sabe que no debe guardar el dinero en un cajón.

Me levanto y me sacudo los pantalones mientras me giro hacia Brooke, que sigue buscando.

-Aquí no hay nada-

Brooke va a contestar cuando escuchamos como una puerta se abre y cientos de pares de zapatos empiezan a pisar la casa. Estoy congelada, estática, petrificada. Pero eso no es lo que más me ha asustado, sino el pequeño sonido que hace que me replantee mi vida de pies a cabeza. Ese pequeño "Click" ha hecho que quiera tener el poder de teletransportarme.

SNAKEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora