UNA ORACIÓN

CAPÍTULO 8: FESTIVAL - II

Cuando la gente fue dejando poco a poco el santuario, las mujeres que le trajeron el incienso a Akira fueron donde ella y le ayudaron con la sotana y el incienso. Akira lucía algo cansada, le preguntaron si quería ir a su habitación a descansar, pero esta se negó. En sí habían pasado unas dos horas desde que empezó los rezos. Entendió medía ceremonia, pero en la otra mitad solo pensaba en ella. Qué tan bonita se veía así, ante sus ojos no había más. La quería. Y ver esa faceta suya solo hacía que la admirara más. Como si fuera el mismo Dios quien la puso en su camino. Capaz sin un futuro en sí, pero no cambiaría el hecho de conocerla, de que en sus pupilas él quede marcado. No podía ni quería pedir mucho por más que su corazón pedía todo lo contrario.

Todos se pararon y fueron a su encuentro, pero Seven solo se quedó de pie, quitó aquel cofre de la bolsa y lo guardó en uno de sus bolsillos. Quería ser discreto y poder darle aquel regalo de manera más íntima y de una forma que solo ellos dos recuerden, quería que fuera bonito, especial y único. Era su primera vez dando un regalo, así como era la primera vez que se enamoraba. La bolsita la guardó en otro bolsillo. No era necesario que alguien más vea o sepa de ese obsequio. Mientras que, Yoosung estaba muy animado, feliz ante todo ello. Como ese chico decía, todo eso era "mágico" y más aún que influencia tenía Akira y era tan místico todo ello. El ambiente de fe, de creer en cosas imposibles pero que milagrosamente pasan era asombroso. Capaz para aquel rubio eso era un milagro. Estar ahí con sus amigos y no vivir todo ese caos solo. No estar solo en su habitación llorando por su prima y más aún, por lo idiota que era por quererla de manera ciega. El Kim solo atinó a decirle lo bonita que se veía y también el hecho de que sentía que sus plegarías eran escuchadas.

-          "Que mi dolor pase... por favor" -pensó aquel joven rubio.

Seven solo podía sonreír ante los comentarios. Sus ojos hablaban más por él que sus labios. Akira solo podía sonrojarse ante tales halagos. No es que no los hubiera recibido antes, pero ellos eran amigos muy cercanos a ella. Eran parte de la RFA como ella, habían vivido cosas juntos, cosas muy fuertes, pero eso no dejaba de ser lazos entre ellos, incluso lo de V. Y los sentimientos que empezaba sentir por él. No es que fuera la primera vez que se enamorara, pero ese joven la había cautivado. De un modo que no comprendía y podía ver el dolor en sus ojos, el no conocer el amor y esperar un rayo de luz que le permita rehacer su vida. Creyó en sus palabras y más aún, en sus gestos. En esa mirada turquesa tan preciosa, pero era claro que ella era muy ingenua o capaz creía en el amor de manera muy inocente. Una chica tonta a sus 25 años que creía en un amor en menos de 11 días, ¿acaso eso era posible? Ella creyó que sí.

Pero nuevamente la vida le enseñaba que los grandes imperios no se hacen de la noche a la mañana. Su corazón era un desconsuelo. V no tuvo piedad con ella y en una síntesis le dijo: "no te quiero". Era claro, ella no era Rika ni se parecía a ella. Y mucho menos quería serlo, pero dolía en ese momento no serlo. Porque cuando amas, quieres ser lo que esa persona quiere para que no te deje. Para que aún puedas verlo y te mire con "amor". Porque ese vacío que deja no tiene nombre, solo duele. Y le dolía a ella, demasiado que ni pudo esperar a salir de ese hospital y peor aún, lloró delante de aquel chico de gafas. Como si ya no le hubiera causado muchos problemas y lo mejor era ya no volver a verse pero él solo la miraba de manera tierna, ingenua. ¿Qué era eso? ¿Un refugio? ¿Por qué quería acurrucarse en ese momento en sus brazos y llorar de manera desconsolada? Lo hizo en cierto modo, pero a medias. No podía ser más idiota y esperaba no ver a ese gentil joven de nuevo.

Y ahí lo tenía delante de ella, ¿por qué se sentía tan bendecida a pesar de todo? ¿por qué se alegraba de saber que ese "no volveremos a vernos" no se cumpliera? Miraba al Choi. Con esa mirada tierna, inocente, típica de él. Ese chico solo le sonreía, era gentil y con una timidez tan hermosa que hacía nublar su cabeza, borrar los alrededores y solo mirar esos ojos color miel, "¿qué eres?" pensaba. Pero para bien, cuando estaba con él se fue dando cuenta que, ya poco a poco el rosto de V se iba borrando de sus recuerdos, como que en sí no importa si él rompió su corazón. Que no tenía valor ese tiempo pasado e incluso su voz, ¿cómo era? Sin esperarlo, gracias a ese rechazo la vida le permitía conocer y acercarse más a aquel pelirrojo. No es que esperaba algo de él ni nada de eso, pero le trasmitía cierta felicidad con una tranquilidad de la mano. Como si su día solo necesitara ver sus ojos para estar bien.