CAPÍTULO 13: AL OTRO LADO

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- no mamá, ¡para! ¡Me duele! ¡por favor!

- ¡Eres un inútil ¿Dónde está? ¡DÍMELO DE UNA MALDITA VEZ! ¡Sé que sabes donde esta!

- ¡NO! Y-yo... yo no sé dónde está Saeyoung -las lágrimas caían por sus mejillas- ¡lo juro!

- ¿cómo no vas a saber? ¿CÓMO? Claro, claro. Seguro se dio cuenta que eres un estorbo y se largó.

- No... mamá no digas eso. Mi hermano... -le costaba articular palabra- Mi hermano... él no. Él no me dejó.

- ¿acaso no te das cuenta? ¡ERES UN INÚTIL! ¡LOS DOS! -la mujer se sujetaba los cabellos- y... ¿y ahora? ¿qué hago? Si él pregunta por Saeyoung, ¿qué le digo?

- Mamá... -extendiendo su mano. Aún en esa situación, buscaba la manera de consolarla.

- ¡NO ME TOQUES! -plasmó su mano en la mejilla de ese niño- ¡¿Cuántas veces te he dicho que no me toques?! ¡MALDITA SEAS SAERAN! ¡MIL VECES MALDITA SEAS! ¡TÚ Y TU HERMANO SON LO PEOR QUE ESTA VIDA ME DIO! JAJAJAJAJAJA... -la mujer se fue alejando- Solo... solo quería ser como esa mujer... solo eso...

- ¡Mamá! ¡No te vayas! ¡quítame esto del tobillo! -lloraba, extendía su mano mientras esa mujer se perdía en la oscuridad. Dejándolo a él ahí, solo en la oscuridad. Sin ella, sin su hermano. De pronto, todo se volvió nuevamente oscuro. No había nada ni nadie. Solo el leve murmullo de su madre que se iba apagando. Como siempre. Después de golpearlo, después de humillarlo hasta cansarse, ella se iba. Lo dejaba tendido en el piso, con esa cadena en el tobillo. Pero ahora solo era oscuro, sus ojos no veían nada.

Y entonces, poco a poco los fue abriendo sus ojos. Entrando en contacto con los primeros rayos de sol que entraban por la ventana. Diciendo que solo volvió a ser de nuevo una pesadilla, solo recuerdos. Pero aun así, ese sudor frío siempre estaba con él. Las lágrimas corrían solas empapando su almohada mientras miraba al techo. Hacía tanto tiempo desde esos recuerdos, desde que vivió eso y pudo enterrarlo por un tiempo. Y más aún con la ayuda de Rika. Con aquel elixir.

Eso le permitía no llorar, gritar, golpear e incluso no querer acabar con su vida. Pero era el otro extremo de la moneda. Una dependencia extrema a ella, captar personas para unirse a aquel culto a cualquier cosa, castigar a los rebeldes que iba en contra de ese "Salvador" e incluso, secuestrar a gente inocente como Akira. Esa joven. La había visto por una revista que trajo un seguidor en una ocasión. Era una revista donde se daban a entender la diversidad de religiones en el mundo. Desde la cristiana hasta la judía. Y cómo alguna de estas tenían representantes en diferentes partes del mundo. Entre los ejemplos más claros y conocidos era el catolicismo con el Papa. Pero había otras que podrían no serlo tanto. Y en eso se hablaba de la diversidad en los países. Que no era necesario ir muy lejos para ver la importancia de bloque religioso en Corea. Y ahí entraba ella. Como la hija del anterior líder de los Won. Akira Won y una foto no tan actual pero que le impresionó. Era una chica muy bonita, con un brillo en sus ojos, una sonrisa tan hermosa como la flor que acababa de abrirse de su capullo. Una chica muy hermosa ante sus ojos, quería verla y tenerla más cerca. Y eso coincidió con que Rika necesitara de una persona para infiltrarse en RFA. Una persona ingenua. Pensó que alguien como ella, que estaba ligada a creencias y a la buena fe, podría servirle y claro, así expandir el culto. Pero no esperó enamorarse de ella ni mucho menos, que ella se enamorase de V. Eso fue todo. Y ahora estaba ahí, en un lugar lejano con ese hombre. Las cosas que ocurren en la vida son tan enigmáticas.

Se sentó en a cama. Secó con el puño de su manga aquel sudor y lágrimas de su rostro. Ya no eran recurrentes, pero aún aparecían de vez en cuando. Recordándole las miserias que vivió con Saeyoung y peor aún, él solo. Cuando se quedó completamente solo. Suspiró. Era un alivio que eso solo haya sido un mal sueño. Y por más real que se sentía, ya no era como antes. Ni mucho menos en comparación a cuando consumía esa droga. Lo aliviaba de su dolor, de perder todo, pero una vez los efectos cesaban, ese sueño se volvía más y más vívido. Más duradero que parecía su realidad. Y entonces, iba por más droga, por el amado "elixir" para calmar ese dolor. Para nuevamente, una vez acabado los efectos, volvían esos sueños mil veces peor. Eso un ciclo del cual no podía salir. Provocando dolor de cabeza, mareos e insomnio. Síntomas que creía que eran por su cuerpo débil, y respaldado por lo que decía Rika. 

UNA ORACIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora