CAPÍTULO 30: PRIMAVERA ANTICIPADA

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Sus ojos no quitaban la mirada de encima. Era el brillo que le brindaban y el significado detrás que lo dejaba sin palabras. Todo parecía un completo sueño. Un hermoso sueño que se tuvo que pellizcar la mejilla para comprender que ese rosario que estaba en su cama era real. Que todo lo que le dijo Akira era tan tangible. Él desde lo muy lejano del espacio y ella desde las profundidades del océano. Protegida de todo y él estrellado, se encontraron. Pese a todo, ellos se encontraron y estaban juntos. La sonrisa no cabía en su rostro del Choi. Podía estar todo el día en cama observando ese rosario y aquella fotografía en su mesa de noche. Recordando una y otra vez cada palabra de Akira. Sus gestos, sus besos, sus caricias. Todo. ¿Cabía tanto amor en su pecho? Dio patadas al aire ante tanta contención, el amor era tan real.

-Cálmate, Romeo. –Escuchó en el umbral de la puerta.

-¡Madam! –saltó de la cama y corrió a abrazarlo. Tanto que lo elevó de los suelos- ¡Qué guapo estás hoy!

-¡Oye! ¡Imbécil! ¡Bájame! –puso sus manos en la cara del Choi intentando alejarlo- ¡Mierda! ¡Bájame o te electrocuto! –De inmediato el joven lo soltó.

-jeje... no te enojes.

-¿Y qué es esto? –dijo cuando vio el rosario en la almohada del Choi. Justo cuando iba a tomarlo, Seven lo tomó primero- ¿eh?

-Es mío.

-Ya sé que es tuyo, sino no estaría en tu cama. ¿Acaso te lo dio Akira? –él asintió con una sonrisa en el rostro.

-Ella... me lo dio para que esto me protegiera. –decía feliz al ver con ternura aquel collar.

-Eso... ¡¿SON PERLAS?! ¡¿PERLAS NEGRAS?! –decía conmocionado y queriendo tocarlas, Seven se alejó de él.

-¡Es mío!

-¡Oye! ¿Sabes cuánto vale solo una perla negra? ¡Solo una te soluciona la vida por 30 años! ¡Solo una! ¡Tú tienes ahí más de diez!

-¿Y? A mi qué me importa. –aferró ese collar a su pecho.

-¡Tienes una mina de oro en eso! ¡Mínimo comparte!

-¡Jamás! ¡Me lo dio Akira! ¡Jamás lo gastaría o lo cambiaría por dinero!

-Tú... ¡pedazo de mierda! –se rascó la cabeza. Sabía la Madam que cada perla valía como 5 misiones, pero también veía que era el regalo de la novia de su protegido- Te odio... -suspiró.

-Jejeje Madam. –le sonrió- ¿ya te vas?

-Sí... sí. Ya me voy. –decía resignado- ¿Por qué a mí no me dan regalos así? –decía molesto a lo que el Choi solo atinó a reír.

Solo podía hacer eso. Ningún monto dinerario podía describir el amor, la dicha como la felicidad que le producía ver ese rosario. Él amaba todo eso. Era la primera vez que alguien le regalaba algo así, con un valor tan profundo y hermoso. Jamás en su vida se desharía de eso, por el contrario. Lo cuidaría con su propia vida.

Acompañó a la Madam hasta el estacionamiento donde tenía todo lo necesario para su misión de esos días. Sería una misión donde solo se requería los servicios de él. Por parte era bueno para Seven ya que le permitiría ver a Akira y poder arreglar su asunto con Jumin. El día de mañana iría verlo, pero dejar solo a Vanderwood era extraño. Los últimos tiempos siempre les tocaba misiones juntos.

-¿Qué? ¿Preocupado por mi? –le dijo divertido.

-Nada que ver. Solo que... tendrás paga.

-¡Oye! ¡Maldito! ¡Solo piensas en el dinero! –le tiró una revista en la cara- Más te vale que te mantengas a raya mientras vengo.

-¿Uh? ¿A raya?

UNA ORACIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora