UNA ORACIÓN

CAPÍTULO 27: POR EL TÉ

Era el día. El reloj marcaba antes de las cinco en punto de la mañana. Aún todo estaba a oscuras, pero el ambiente era otro. Para esos ojos café era el inicio de algo completamente nuevo y a la vez conocido. Salió de su habitación y con la mirada recorrió el lugar que ahora estaba tranquilo, pero decorado con flores, adornos, símbolos. Era claro que era su día. Una angustia se apoderó de ella por un momento. Ya no sería la chica del entrenamiento ni la futura líder, para cuando acabara ese día sería la máxima representación de los Won en la sociedad. El miedo estaba ahí, a nadie lo preparan para evitar tenerlo, era algo que acompañaba sus entrañas mismas. El propio viento recorrió su cuerpo, envolviendola en una sensación fría, agobiante y con el miedo a lo desconocido. Entonces, sintió que alguien la rodeó por la cintura, era él.

-Te vas a resfriar. –le susurró al odio.

-¿Te desperté? –se aferró a él.

-No, para nada. –besó su nuca.

La angustia de la joven había crecido sin que se diera cuenta y se le dificultaba dormir por esos últimos días, si bien Akira no le comentaba todo al Choi para no preocuparlo, cuando él fue a verla pudo ver su semblante cansado, sabía que no era algo sencillo y fácil de hacer. Peor era cuando era el día previo, así que aquel joven fue con la abuela de Akira y le pidió que si podía quedarse a dormir ahí esa noche. La anciana se sorprendió ante tal pedido, pero veía a su nieta así y no lo iba a negar: adoraba a ese muchacho. Así que mandó a que prepararan una habitación en la casa para que Seven pueda estar hasta que Akira tuviera sueño y pudiera descansar para el gran día. El problema es que las horas pasaban y la Won no tenía sueño, buscaba algún libro de historia o finanzas para prepararse más. Era claro que ella no tenía intención de descansar y lo peor es que podría costarle al siguiente día.

-¿Q-qué haces? –le preguntó cuándo él la cargó entre sus brazos- ¡Seven! ¡Te van a ver!

-Todos están dormidos, guardan energía para mañana. –la miró- Y tú igual. Vas a dormir.

-P-pero... bájame. –decía apenada- Estas en mi habitación.

-¿Por qué? ¿No te gusta estar en los brazos de tu agente? –le sonrió feliz.

-No... no es eso. –se sonrojo- Solo que... estoy bien, de verdad.

-Nada de eso. –la recostó en su cama- Tus ojos piden dormir, ¿sí? –besó su frente- todo saldrá bien, te lo prometo.

-Seven... -él era tan dulce y tierno.

-Yo estoy aquí –sujetó sus manos- todos estamos contigo, todo saldrá bien. –besó su frente.

-Quédate.

-¿Q-qué? –el chico que estaba tan sereno de repente estaba rojo nuevamente.

-Quédate conmigo esta noche. –le pidió- Sí tú te vas a tu habitación... yo volveré a buscar un libro para leer...

-Akira... pero... estamos... tú abuela... -su cabeza procesaba todo demasiado rápido que parecía que haría corto circuito.

-¿Acaso no quieres mi bienestar? Eres mi novio y... -se detuvo. Iba a decir demás, que sus pensamientos hablaran en lugar de su raciocinio- Olvídalo. –le dijo y se recostó en la cama dándole la espalda- apaga la luz antes de irte.

El chico no entendía nada, ¿qué le iba a decir? ¿Hizo algo que le molestase? Parecía que sí y no sabía el motivo, pero comprendía que ella quería estar con él en esa noche tan pesada. Seven puso peros porque no estaban en su casa o algún otro lugar donde podía libremente demostrarle su amor, estaba en la casa de ella. Su abuela estaba a unos metros y suficiente logró con que lo dejara dormir ahí esa noche. Sin embargo, ver a su novia ahí, tumbada en la cama angustiada solo lastimaba su corazón. No esperó más, apagó la luz y se recostó con ella. La rodeó con sus brazos. Si ella quería eso, él se lo daría.