UNA ORACIÓN

CAPÍTULO 57-3T: UN BONITO DÍA

Ante sus ojos, después de meses, pudo verla. Pudo ver sus hermosos ojos, aunque sea a través de una pantalla, pero pudo verla. Desde que los flashes dejaron la pantalla en blanco hasta que lo primero que vio fue a ella. Un semblante tranquilo y pausado mientras su corazón bombeaba a más no poder. El cuerpo de Saeyoung se congeló por completo mientras esperaba que hablara. Él lo sabía. Sabía que Akira hablaría y así fue. Cada palabra que entraba en él, el sonido de su voz que volvía a envolverlo y llenarlo de dicha. Su Akira... su querida Akira había vuelto después de tiempo. Aunque parecía que fue en un abrir y cerrar de ojos porque por más que pidió verla más, todo a su alrededor era un caos silencioso. Cada uno en silencio mientras esperaban la reacción de alguien, pero nada.

-¡SEÑOR HAN! –era un empleado- ¡SEÑORITA KANG! ¡LA BOLSA! ¡LA BOLSA HA SUBIDO!

Era el primer golpe. El primer golpe que los nobles daban.

-¡¿Q-qué...? –Jaehee estaba en shock- ¿Q-qué bolsa...?

-¡Señor! –otro empleado entró en la oficina- ¡La empresa dejó de caer! ¡La caída de la bolsa dejó de caer! ¡Incluso hay inversionistas!

El mismo Jumin Han estaba en blanco mientras Vanderwood soltaba una risa ante todo lo ocurrido.

-¡Ella lo hizo! ¡JA, JA, JA! ¡Akira lo hizo! ¡Esos pinches nobles pararon a ese animal! ¡Dios!

-A-akira... -Saeran estaba pálido.

Saeyoung Choi solo podía mirar sin decir palabra alguna. Estaba en silencio mientras su cuerpo estaba congelado. "Ella... volvió." Era lo que repetía su mente una y otra vez. Más y más fuerte.

-Jefe, ¿se encuentra bien? –la joven Yoon puso su mano en su hombro- ¿jefe?

-¡Está mejor que nunca! –exclamó Vanderwood. Lo sabía. Sabía qué tanto había esperado ese momento el Choi- ¡Mejor que nunca!

-¿Eh? –pero la joven aprendiz no entendía. Solo se preguntaba: "¿Tenía que ver con la líder de los Won?" Ella no sabía nada de lo que había detrás de ese regreso. 

No hubo momento para responder o decir algo cuando más papeleo y trámites llegaron. El primer impulso de Seven fue ir a verla. Correr a ella de inmediato, pero una pila de trabajo lo esperaba y si no lo terminaba el apoyo que esa conferencia había sido se iría a la basura. Pasó casi todo el día mientras tenía las noticias en otro monitor. Cada canal televisivo pasaba la conferencia. En casa canal el rostro de ella aparecía una y otra vez.

Seven podía escucharla y verla. Una y otra vez mientras su corazón se llenaba de dicha y alegría. No había podido saber dónde estaba y ahora que ella volvió... podría verla. Podría ir a verla y explicarle. Decirle qué tan idiota fue y que la amaba. Que, si bien "Seven" era una mentira, su amor nunca lo fue. Que en su mundo oscuro ella era un rayito de luz que lo sacó de las sombras. Quería tanto poder decirle: "Te amo".

Así que todo el trabajo que muchos consideraría para los tres días próximos, Seven lo terminó en día y medio. Dio órdenes para que sus subordinados complemente todo y puedan, por ahora, respirar tranquilos. Sabían mejor que nadie que El Primer Ministro no se quedaría tranquilo y menos con la jugada de los nobles, pero por ahora podían descansar y él podría ir a verla.

-Mejor vete y date un baño. –dijo Vanderwood cuando se estiraba de un arduo día de trabajo- Apenas ayer llegó.

-Quiero verla.

-Sí, sí. Pero ¿la verás así? –lo miró de pies a cabeza. Como siempre, su aspecto era lo último que le importaba- Su primer encuentro no debería ser así.