6. Alyssa

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Tener a Aaron como copiloto simplemente me ponía de los nervios.

No criticaba directamente mi forma de conducir, pero se reía cada vez que me asustaba por algo.

—Eres pésima, Alyssa—me dijo cuando llegamos al McDonald's.

—No me hagas golpearte esa cara de niño bonito tan temprano—le dije, desabrochándome el cinturón y bajando de mi asiento.

Ayudé a Aaron a bajarse con cuidado, procurando no herir su orgullo en el proceso.

Hoy tenía un humor tan bueno que simplemente era incapaz de arruinarlo. Quería conservar a Aaron feliz.

Durante estas tres semanas podría decir que casi me había ganado su confianza, había logrado que asistiera a clases más regularmente (aunque el muy pendejo aún hacía lo que le daba la gana) e incluso le motivé a leer un capítulo de historia antes del parcial, se había sacado un siete, lo que para mí era un buen indicio.

Pero no había conseguido nada con respecto a mi plan. Aaron seguía teniendo los muros tan altos como siempre y no me dejaba ver más allá de su agudo sentido del humor, lo que ciertamente me frustraba. El pendejo era bueno.

Lo observé mientras entrábamos al McDonald's, fui a buscar una mesa mientras el pedía, podían decir lo que quisieran de Aaron Meyers, pero el chico tomaba el mando de la situación muy rápido.

Lo observé mientras regresaba a la mesa con lo que parecía comida para ocho personas.

Arqueé una ceja.

—Comes como cerdo—me quejé, pero empecé a agarrar lo que quería.

—Tú no te quedas atrás—me respondió —si sigues comiendo así te pondrás tan gorda que tus padres podrán comerte en navidad.

—¡Ja! —dije lanzándole una papita a la cara—pues tú te pondrás tan gordo que te crecerán las chichis y Martin comenzará a dibujarte a ti en vez de a sus chicas del anime.

Aaron parecía estar listo para atacarme cuando unas chicas se acercaron a nosotros, las reconocí de la clase de alemán y del grupo de chicas que se sentaban con Ian en el almuerzo.

—¡Hola, Aly! —me saludó una, Emma, amablemente.

—Hola, chicas—devolví el saludo con cortesía.

Ahora se giraron hacia Aaron quien las miraba fríamente, noté como le temblaban las manos a Emma mientras parecía pensar en si saludar a Aaron o no, yo esperaba que no lo hiciera.

Pero la vida no funciona como yo quiero.

—Hola Aaron—dijo con valentía.

¡Y cómo no! Como era de esperarse del pendejo, este simplemente la ignoró.

Le di una pata en la espinilla, él me vio hacerlo y me miró con cara de pocos amigos.

—No siento de la rodilla para abajo—me recordó mordaz.

Las chicas lucieron terriblemente sorprendidas, y debo admitir que yo también ¡¿Cómo lo había olvidado?!

Tomé mi monedero y se lo lancé a la cara con rabia.

—¡Ay! —se quejó molesto.

—Ahí si lo sentiste, ¿verdad imbécil?

—¿Quieres saber dónde más siento? ¡En mi...!

Me giré hacia las aterradas chicas.

—Lo siento, mi perra es muy maleducada—dije antes de que "mi perra" pudiese terminar la oración —¿Querías decirme algo?

Emma fingió una risita por cortesía y luego asintió con la cabeza.

—¡Por supuesto! —dijo—sé que has visto por la escuela los anuncios de la semana del espíritu, y a lo mejor ya tienes pensado en que club vas a unirte, pero hablando con Kate ahora que te vimos se me ocurrió invitarte personalmente a la prueba de animadoras, creo que serías magnifica.

Sonreí agradecida, nunca había sido animadora antes, en los países en que había vivido simplemente eso no era una práctica popular, pero el hecho de que me consideraran me hacía sentir increíble. Me hacía sentir que estaba un paso más cerca de hacer amigas.

Aaron soltó una carcajada seca.

Lo fulminé con la mirada.

—Bieeeen—dijo Emma notando lo denso de la situación —será mejor que Kate y yo nos vayamos, ¡Nos vemos el lunes!

—¡Hasta luego! —me despedí con ánimo.

Las observé irme antes de girarme a Aaron y mirarlo con furia.

—¿Cuál es tu puto problema? —le pregunté.

Él sonrió con ironía.

—Tengo muchos, se más específica.

—Esas chicas—dije alzando la voz—solo querían ser amables contigo, y mira como las has tratado. No te entiendo, no sé porque te esfuerzas tanto en ahuyentar a todo el mundo, tú...

—Limítate a tus asuntos, Alyssa—me gritó, haciendo que todos voltearan a verme—esto es quién soy, y quién siempre seré, si no te gusta ¡Alégrate! En una semana se acabará este estúpido programa y ambos estaremos libres.

Ok, ahora aquí pasó algo interesante. Me gusta pensar en mí misma como una chica dura, una chica que puede manejar a los idiotas como Aaron con facilidad, una chica que siempre tiene la respuesta adecuada.

Pero ahora me hervía la sangre, me sentía tan avergonzada. Nunca nadie me había gritado en público. Tal vez por eso dije lo que dije.

—Por mí puedes renunciar ahora, de todas formas, resultaste ser un inútil hasta para esto—dije poniéndome de pie— ¿Verdad que no es la primera vez?

Lo dije para herirlo, para que se lamentara esa noche, pero incluso mientras cruzaba la puerta del McDonald's para abandonarlo me sentía como una bruja.

Este paseo había terminado mucho antes de lo planeado.

Aaron & Alyssa. |COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora