24. Alyssa

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Después de pasar la tarde con Aaron había dormido como una bebé.

Literalmente eso fue lo que hice, llegar y acostarme a dormir, no quería ver a mis padres y que desvanecieran el sentimiento de euforia de mi cuerpo.

Me había acostado con Aaron.

Y él me había dicho que me quería, me había dicho que...

Ahora, a las cuatro de la madrugada, me encontraba dando vueltas en mi cama, tratando de no gritar, de escapar de la imagen de él cubierto en sudor, de escapar del recuerdo de sus besos, de su tacto.

Una sonrisita estúpida comenzó a formarse en mis labios y agradecí la oscuridad y la soledad. Nadie jamás debía ver eso.

—Me encanta Aaron Meyers—susurré, probando la dulzura de la verdad en mis palabras—me encanta, me encanta, me encanta.

Parezco una idiota, lo sé. Sé que debería estar más tranquila, pero es que no podía creer que MI PRIMERA VEZ HABIA SIDO CON AARON.

No es que me importara mucho eso de la primera vez, para mí, la virginidad era solo un cuento, pero...había algo interesante en las primeras experiencias y la mía había sido con Aaron.

Por más dañado o estúpido que fuera, no podía evitar sentirme la persona más feliz del universo.

Estuve así, ahogándome en la felicidad, fantaseando y soltando risitas estúpidas hasta que llegó la hora de alistarme para ir al colegio.

Iba a ver a Ian.

Iba a ver al hombre que me golpeó, al hombre que me drogó para abusar de mí, al hombre que le arruinó la vida a mi mejor amigo.

El causante de todo.

Pero no iba a faltar.

Respiré hondo y me preparé. Me vestí con unos jeans claros y una sudadera unas tallas más grandes, había marcas que quería esconder.

Unas provocadas por golpes y otras traídas a mi piel por amor.

Ninguna de estas sería bien vista.

Me aseguré de desayunar bien, por si necesitaba de todas mis fuerzas para meterle una patada en los huevos a Ian, ¿Podría matarlo así? Sería muy gracioso.

Mi madre me miraba con atención.

—Parece como si fueras a encaminar un ejército a su muerte—me comentó.

No pude evitar reírme, porque de verdad que iba a tener un día similar.

—Así es la secundaria.

—Quizás deba cambiarte de escuela—dijo meditabunda, mientras servía la leche en su tazón de cereal.

Me apresuré a negar con la cabeza.

—No porfa, no más cambios—le pedí—quiero finalizar mis estudios aquí.

Y era cierto, quería quedarme aquí, con Kim, con Aaron.

Ella suspiró.

—Bueno, ten un buen día en el colegio—me dijo—llama si tienes algún problema.

Aún seguía un poco asustada por lo que no le estaba contando, era comprensible.

Asentí.

Después de dejar que mi papá comprobara los frenos, y se calmara un poco, conduje hasta la escuela.

Quería estar allí desde temprano para que Kim no estuviera ni un momento sola.

Mi buena amiga se estaba bajando del auto de sus padres al mismo tiempo que yo estacionaba el mío.

Aaron & Alyssa. |COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora