42. Alyssa

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Lo primero que veo es el techo.

Blanco.

Luego me asalta el dolor. Agudo.

Y finalmente llegan a mi los miles de ruidos.

Demasiado fuertes.

Siento que me va a explotar la cabeza, siento que me deslizan una espada por la garganta.

—Hola—dice una voz junto a mí.

Y se quien es antes de girarme.

Aaron está junto a mí, en una camilla. Poco a poco empiezo a entenderlo.

Estamos en una ambulancia.

Me enderezo rápidamente, causando que me duela todo el cuerpo, el quejido que sale de mi garganta parece quemarme por dentro.

—Serena morena—dice Aaron, incorporándose también para ayudarme.

La mano que pone en mi espalda es sorprendentemente cálida, a pesar de que ambos estamos empapados.

—¡Pero Ian! —protesto.

El niega con la cabeza.

—Está bien Aly—me dice con cariño, apartándome un mechón que se me ha pegado a la mejilla—está acabado.

Dejo que le sensación de sus dedos en mi rostro me embriague, que la certeza de que está aquí y está bien me bañe.

Tomo su mano en la mía, entrelazando nuestros dedos.

—¿Ian está...? —no puedo pronunciar la palabra.

Aaron niega con la cabeza.

—Está vivo—me asegura, una sombra cubre sus ojos—a él y a su madre los trasladaron al hospital según me informó tu padre. Me desmayé antes de ver con mis propios ojos la resolución.

Me tenso.

—¿Y mi padre? —pregunto.

Aaron me acaricia el brazo con su mano libre.

—Él está bien, cariño—me tranquiliza—después de que te arrojaras contra Ian nos ha sacado a los tres de la piscina. Está intacto pero creo que tu madre quiere matarlo. Ahora mismo están reunidos con los míos.

Lo miro y las lagrimas se escapan de mi rostro.

Él está bien, estamos bien. Se ha acabado.

—Tenía mucho miedo—confieso—el padre de Ian...

Él se acerca un poco más a mi y me envuelve en un cálido abrazo. Se lo agradezco.

Lo agradezco tanto.

Apoyo mi cabeza sobre su hombro y le acaricio la espalda con las manos. Eso parece gustarle.

—No pienses en eso ahora—me pidió—por favor.

—Nunca voy a poder olvidar lo que vi hoy—digo con preocupación.

El me acaricia el pelo.

—Yo tampoco—dice respirando profundamente—pero tendremos toda la vida para superarlo.

Eso no es algo que me anime, y se que tampoco le da muchas esperanzas a él, pero trataremos, nos mantendremos juntos...

Eso me recuerda a algo.

Lo miro, sus ojos verdes, los ojos más hermosos que he visto jamás me devuelven la mirada, intrigados.

—Te amo Aaron Meyers—le digo, sintiéndome más valiente que nunca—yo...yo no sé que tipo de amor sea este, no sé si es el que esperas, no se si es muy pronto o si lo estoy sintiendo de la manera correcta. Todo lo que sé es que me pasé estos meses tratando de conocerte, de averiguar la verdad sobre ti, de ayudarte. Y aunque fueras un pesado de mierda y un cerrado siento que cada vez que estuvimos juntos me dabas un pedazo de ti, siento que te conozco, pero también siento que nos queda mucho por conocernos, y eso es grandioso, y te amo. Te amo y no me importa.

Él se sonrojó y se quedó mudo por unos segundos. Quería decirle que había escuchado sus palabras, cuando estábamos en la piscina, sus promesas..

Pero no hizo falta.

—Yo también te amo Alyssa Hay—me aseguró, usando mi estilo de declaración—quedé prendado a ti desde el primer día que te vi, y desde entonces no hay un solo día en el que no te pasees por mi cabeza. Se que eso no va a cambiar. Se que probablemente somos muy jóvenes e idiotas para hablar sobre el amor de verdad, sé que todavía llevo a rastras conmigo muchos problemas. Pero siempre he visto la vida como un camino, y quiero recorrerla agarrado de la mano contigo.

Quiero llorar, lo que es patético, y parece que Aaron también.

Después de tanta cursilería no queda mucho más por decir.

Aaron me estrecha junto a sí y me da un beso.

El mejor beso que nos hemos dado hasta ahora. No es furioso ni apasionado, ni secreto, ni gracioso. Es un beso simple, calmado.

El beso de dos personas que se aman y planean mantener ese sentimiento por mucho rato.

Le acaricio el cabello, deleitándome en el pensamiento de que a partir de ahora, podré hacerlo cuando me dé la gana...

—¿Le puedes quitar tus manotas de encima a mi hija? Gracias—dice mi padre de repente haciendo que tanto Aaron como yo peguemos un brinco.

—¡Papá! —grito sin dudarlo, arrojándome a sus brazos.

El me atrapa al vuelo y lo siento sonreír mientras deposita un beso en mi cabeza, su enojo con Aaron está olvidado.

—Alyssa—dice y su voz se rompe. Es la primera vez que lo escucho llorar por algo—pensé que te perdería...pensé...

—No puedes perderme papá—le aseguro—tu y mamá solían decir que era como una maldición, ¿No?

Él se ríe un poco pero se rehúsa a dejarme ir.

—Alyssa prométeme que de ahora en adelante tendrás problemas de adolescente normal—dice cansado—no creo que aguante algo como lo de esta noche nuevamente.

Me estremezco.

—Haré lo que pueda—le juro.

Mi papá me suelta y se gira hacia Aaron quien está un poco menos aterrado que antes.

—Tú, muchacho—dice, serio como un soldado—por alguna razón, que no logro entender, le gustas a mi hija...

—Oye, está guapo—protesto.

Mi papá hace una mueca.

—Hay mejores—me dice.

Aaron lo mira ofendido.

—¿Cómo que hay mejores? —pregunta—¿Quién es mejor que yo?

Mi papá lo ignora.

—Nunca le he dicho a mi hija lo que tiene que hacer con su vida amorosa, porque confío en ella, sé que aunque no lo entienda si ella eligió estar contigo fue por algo—le dijo—solo te pido...te suplico que hagas todo lo que puedas para salir adelante. Se la situación en la que estás y esta noche...bueno, me ha parecido que la quería. No te destruyas, porque eso le va a romper el corazón.

Aaron esta serio por primera vez, no tiene ni un chiste que hacer, ni un comentario sarcástico.

—Preferiría romper mi corazón antes que romper el de ella—dice.

Y siento la vergüenza arrastrarme, pero mi papá parece satisfecho con la respuesta.

—Una cosa más—dice—ya en serio también deja estos problemas, ¿No quieres dormirse tarde? ¿Ir a fiestas o romper ventanas? No sé...

Sonrío, no hay nada que quisiera más que eso.

Mi madre y los papás de Aaron se acercan a nosotros entonces y nos envuelven en miles de abrazos y preguntas irritantes sobre nuestro estado.

Pero no puedo estar más feliz y se que Aaron también lo está.

Estamos a salvo.

Aaron & Alyssa. |COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora