19. Aaron

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Los parpados me pesan y de pronto siento el dolor.

Es ligero, en mi mano, pero lo suficientemente significante como para devolverme la conciencia.

Me enoja.

Debo hacer algún gesto porque la voz me ametralla en seguida.

—Abre los ojos—demanda.

Y sé quién es, antes de abrirlos.

Alyssa está aquí, frente a mí, en el pequeño cuarto que rento en el motel. Tiene las manos cruzadas sobre el pecho y luce muy enojada.

—¿Estoy soñando? —le pregunto, estirando mi mano para tocarla, pero ella se aparta.

Tiene un cardenal bajo el ojo derecho, y dos en los brazos, de pronto estoy alerta. Me incorporo, aunque mi espalda y mi estomago protesten y la miro con atención.

—¿Qué te sucedió? —le pregunto.

Ella, por toda respuesta, suelta una carcajada y empieza a caminar frenéticamente de un lado a otro por la pequeña habitación, pasando las manos por su cabello una y otra vez.

—¿Qué que me pasa a mí? —casi grita, sin duda enojada—¿Qué mierda te pasa a ti, más bien? ¿Qué crees que haces? ¿Qué es esta locura?

Me doy cuenta de que sí es ella, es real, no una imagen producida por el alcohol, ni por la fiebre que siento. Es ella y demanda explicaciones.

De repente todo lo que hice para llegar aquí me cae encima, y lo admito, siento remordimiento, pero no dejo que se refleje en mi rostro, no necesito que ella lo vea.

Me vuelvo a acostar, quiero volver a dormir, no sé porque tengo sueño hasta cuando no lo tengo...

Dormir es bueno, así no tengo que pensar, no tengo que verla a ella.

—¡Ni se te ocurra! —grita, lanzándome una vasija plástica a la cara.

—¡Ay! Estás loca—me quejo de dolor.

—Tú estás loco—dice apuntándome con un dedo acusador—¿Cómo es eso de que amenazaste a tus padres con suicidarte? ¡Es un tema serio, no deberías ser un idiota y jugar con eso! ¡Deja esta locura y vámonos de este lugar!

De pronto me siento cansado, cansado y furioso y a punto de reventar.

—¡Déjame en paz!—le grito—¿No te cansas de meterte en mi vida? ¿Qué carajo te importa si lo intenté o no? ¿Qué más te da si estoy aquí? Maldita sea, lo tienes todo, todo para tener una vida normal, salir con chicos normales, ¿Por qué insistes tanto en estar conmigo?

Sí, sabía que había caído bajo al fingir que había intentado suicidarme y al amenazar con hacerlo otra vez, sin duda no me enorgullezco de lo que hice, pero era necesario, era necesario que estuviera solo, porque estos últimos dos meses había tenido una amiga, había salido de compras, ido a comer, había besado a una chica, incluso asistí a una fiesta...todo para ver que cuando realmente me necesitó le falle, ya no podía ser el héroe de nadie, ni el mío propio.

Espero que me grite de nuevo, que me golpee, que haga lo que sea para sacar lo que siente, pero ella solo se sienta en la cama, y me mira con atención.

—Porque eres el primer amigo que tuve—me dice, las lágrimas comenzaban a brotar de sus ojos—porque de cierta forma me haces sentir una adolescente normal, porque te necesito...lo siento.

Se muerde el labio y me mira con temor, temor a que la rechace por admitir lo que siente, y quiero hacerlo, verdaderamente quiero que se largue de aquí, pero no puedo ocultarle la verdad a ella.

Aaron & Alyssa. |COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora