29. Aaron

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Tuve que dejar a Alyssa y a Kim porque me pareció ver a Louis.

Me moví lo más rápido que pude, lo más rápido que me permitía mi silla, por suerte, con el paso de los meses, me había vuelto extremadamente ágil maniobrándola.

Llegué a alcanzarlo cuando estaba a punto de entrar a un aula.

—Louis—dije con seriedad.

Él alzó las manos al cielo.

—¿Qué vería mi hermana en un inepto tan intenso como tú? —le preguntó a la nada.

—Es que no me has visto desnudo—no puedo evitar decir.

Louis me mira como si fuera a asesinarme.

—Es broma—digo para apaciguarlo—¿has leído ya lo que te di?

Él puso los ojos en blanco, parecía como si yo le diera un dolor de cabeza especialmente molesto.

—No y no lo pienso hacer Aaron—dijo con exasperación—ya te dije que Ian es mi amigo...

—Y Katleen es tu hermana—lo interrumpí—en serio Louis, estoy arriesgando todo contigo, y lo hago a pesar de que dos de mis mejores amigas están en riesgo. Lo hago porque las quiero, y porque quiero a Katleen, porque realmente necesito tu ayuda.

Por primera vez veo la sincera duda aparecer en sus ojos.

—Si las leo—empezó—y decido que no te creo nada, ¿me dejarás en paz?

Me siento un poco mareado ante la posibilidad de que no crea en lo que está escrito, porque si no lo cree todo será en vano e Ian se hará con las cartas.

Pero trato de que el miedo no se me note en la cara, esperando poder mentir con tanta facilidad como siempre lo he hecho.

—Sí—me comprometo—si las lees y no quieres hacer nada al respecto te prometo que te dejaré en paz y nunca volveré a hablarte.

Él parece meditar mi oferta por un rato, pero finalmente se decide.

—Está bien—dice—lo haré esta tarde, pero por ahora déjame en paz infeliz.

Y dicho esto entra a su clase.

Respiro profundamente entonces, un poco más calmado.

Pienso en darme la vuelta y volver a reunirme con las chicas, no tengo ganas de ir a clase y tal vez ellas también quieran perderse la última hora...

Tal vez...solo Alyssa lo quiera.

Pensar en estar a solas con ella me deja sin aire, de repente se me antoja más que nunca, aunque no lo merezco, porque la estoy poniendo en riesgo.

Pero no puedo evitar desearla ahora, de alguna manera, ella me da paz, yo...

Estaba tan metido en mis pensamientos que no me di cuenta de la pequeña chica rubia que me observaba con la boca abierta.

Porque, por supuesto, había escuchado toda la conversación.

—Kim...—empecé a decir pero ella salió corriendo.

O al menos lo intento porque prácticamente me...lancé hacia ella.

Fue casi como el día que conocía a Alyssa, la silla no pudo aguantar el impacto y rodamos por el piso, los codos y las rodillas de Kim golpeándome el cuerpo.

Por suerte había caído sobre sus piernas.

Había pocos alumnos cerca, y por suerte, ninguno nos prestaba especial atención.

Aaron & Alyssa. |COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora