38. Alyssa

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En la tarde fuimos a la casa de Louis.

La casi mansión se alzaba imponente frente a nosotros, tapándonos el sol crepuscular.

Los recuerdos de la fiesta celebrada en honor a Katleen me asaltan, la fiesta que Louis había organizado, seguramente con ayuda de Ian, y habían invitado a los chicos de Westbrook, al chico que hirió a Aaron.

Traslado mi mirada a este último para buscar algún tipo de emoción en su rostro pero no veo ninguna, se ha cerrado completamente. ¿Le molestará volver a la casa de su exnovia? ¿Lo encontrará incomodo?

Dejo que Kim camine hacia la puerta y me quedo a su lado para hablarle.

—Lo lamento—digo con sinceridad—lamento que Louis tuviera que hacer eso...

El respira profundo.

—Solo son unos trofeos, Aly—dice, tratando de inyectarle un poco de animo a su voz, pero fracasa miserablemente.

—No sólo eran unos trofeos, eran los tuyos—susurro—era tu vida, ¿sabes? Es valido que te sientas mal.

Ahora me mira de frente, sus ojos verdes me reflejan la tristeza e impotencia que cubre su alma.

—No importa—asegura—yo mismo los habría arrojado todos a la basura si eso significaba preservar tu intimidad.

Trago con fuerza, se que sus palabras de alguna manera son dulces o hacen el intento de consolar, pero tienen todo el efecto contrario.

Sólo me recuerdan que estas cosas están pasando por mí. Se que no era mi culpa que el baboso, imbécil, infeliz de Ian me tomara fotos y nos amenazara, pero de todas maneras se sentía mal saber que mis amigos atravesaban por situaciones difíciles en mi nombre.

Para defenderme a mí.

Louis abrió la puerta en ese momento, librándome de mis pensamientos.

Tenía ropa cómoda y sus ojos azules, iguales a los de Katleen, parecieron sorprendidos de vernos.

Nos quedamos así por un momento, los cuatro sin decir absolutamente nada, hasta que Kim se aclaró la garganta y dijo.

—Bueno, quítate, quiero entrar a sentarme—y empujó a Louis suavemente.

Este arqueó una ceja mientras ella pasaba sin ser invitada pero la más mínima de las sonrisas decoró el arco de su boca.

—¿Y ustedes? —preguntó alzando la barbilla hacia ellos—¿Necesitan que los invite o también van a pasar sin invitación?

—Creo que vamos a pasar sin invitación—digo sin dudarlo un segundo.

—Por supuesto que sí—colabora Aaron.

Louis se ríe y cierra la puerta detrás de nosotros.

Nos conduce a un área donde no había estado, en el patio trasero, cerca de la pisa.

La vista de Aaron se pasea por una colección de botellas de vidrio decoradas a mano, cada una sostiene tulipanes artificiales.

Aparta la mirada casi de inmediato, supongo que será algún recuerdo con Katleen.

—Estoy castigado después de clases por todo un mes—nos cuenta Louis sin más, tomando asiento—no se que voy a hacer cuando mis papás se enteren que hice, o cuando Katleen se entere...me matara.

Me muerdo el labio para no sonreír ante lo último, cuando Katleen y yo nos encontramos se había referido a Louis como "su hermanito" no creía que le hiciera nada.

Aaron & Alyssa. |COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora