-Negocios Miserables-
Capítulo 75
Me acerco a una mujer rubia, que parece ser una recepcionista. Cuando me ve sonríe.
-Hola –dice amablemente- ¿Puedo ayudarla en algo, señorita?
-Sí…eh… vine a ver al señor Taylor.
Baja su mirada y revisa algo que no alcanzo a visualizar. Un momento después vuelve a mirarme.
-Señorita Reeves. El señor Taylor llegará en un momento. ¿Puede esperarlo?
-Está bien.
Me alejo de ella y tomo asiento en un cómodo sillón de cuero color negro. Cruzo una pierna y bajo la falda para tapar un poco mis muslos. Espero con paciencia a que el abogado Taylor llegue.
Miro el reloj que está en mi muñeca. Dijo que sería puntual. Suspiro y apoyo mi barbilla en la palma de mi mano.
-Buenas tardes.
Me levanto inmediatamente y por fin veo llegar al abogado Taylor. Su cabello es canoso y tiene arrugas en su frente. Vaya que es viejo. Le sonrío y nos damos la mano.
-Señor Taylor. –le digo, a modo de saludo.
Él asiente. Me doy cuenta que hay un chico a su lado. Su cabello es castaño, algo alborotado y sus ojos son azules. Es… muy guapo. Me sonríe y le respondo de la misma forma.
-Señorita Reeves, perdón por el retraso. Podemos entrar.
Asiento y lo sigo. Entramos a una pequeña oficina. Huele a canela, seguro es una aromatizante. El señor Taylor me ofrece una silla que está frente a su escritorio y me siento. El chico de ojos azules se sienta en otra.
-Señorita. Él es Nicholas Rowling. Es mi asistente.
Oh, Nicholas. Él me da la mano y la entrelazamos. Es suave y cálida. Vuelve a dedicarme una sonrisa. Sus ojos son demasiado brillantes, pero… ahora son color verde. Qué extraño. Me recuerdan a…
-Bueno –dice el señor Taylor- hagamos esto.
De su cajón comienza a sacar unos papeles y los pone sobre la mesa. Humedece sus labios con la lengua y se pone unos anteojos. Empieza a leer en su mente los documentos.
-Señorita Reeves, su padre hizo este testamento cuando descubrió lo de su enfermedad. Él estaba muy seguro de que moriría. Parece que así fue…
-Gordon –exclama Nicholas.
¿Gordon? Ambos lo miramos.
-Lo siento, señorita Reeves –se disculpa el señor Taylor- No quise recordarle eso.
-No importa. Siga por favor.
Asiente y comienza a leer el testamento, pero esta vez en voz alta. Me sorprendo por tantas cosas que me dejó Matt. ¿Qué haré yo sola en esa enorme casa y con tantas riquezas? En realidad, el dinero es lo último que me importa, sólo quiero a mi padre de regreso.
-Mi automóvil y…
-Basta –lo interrumpo- Ya entendí todo.
El señor Taylor deja el testamento en la mesa y se quita los anteojos. Me dedica una sonrisa.
-Creo que sabe lo que todo esto significa. Es usted una joven rica, señorita Reeves. Muy, muy rica.
-Sí, pero no me interesa en lo más mínimo.
Él agita su cabeza. Observo a Nicholas, sigue sentado y escucha atentamente. Luce muy elegante con ese traje.
-Sólo necesito que firme esto.
Taylor me entrega un documento y una pluma. Rápidamente escribo mi firma. Es un documento donde acepto que yo seré ahora la dueña de todas las cosas que Matt me ha dejado. Dejo la pluma a un lado y vuelvo a acomodarme en la silla.
-Bien, señorita Reeves, creo que eso es todo.
Me levanto de la silla. El señor Taylor y Nicholas hacen lo mismo. Vuelvo a darle la mano a Taylor, pero esta vez para despedirnos.
-Muchas gracias.
Él asiente. Mira a Nicholas.
-Muchacho, lleva a la señorita a casa.
Nicholas se acerca rápidamente a mí.
-Oh, no, no, no se preocupen. Yo me voy sola.
-Vamos –insisite Nicholas- Seguro que no traes auto.
Ugh, es cierto. Ni siquiera sé manejar. Pensaba tomar un taxi. Muerdo mi labio inferior y Nicholas sonríe.
-Está bien –digo al fin.
Torpemente camino hasta la puerta. Malditos tacones. Nicholas ya está a mi lado. Me despido por última vez del señor Taylor.
El perfume de Nicholas es delicioso, es embriagante, podría olerlo por mucho tiempo. Él se despide de la recepcionista rubia de la entrada. Yo sólo me limito a dedicarle una sonrisa. Parece ser que esa chica se derrite por Nicholas.
-¿Te gustaría ir a otro lugar?
Lo miro rápidamente. ¿Me está invitando a salir? Es demasiado rápido.
-Oh, no… sólo quiero ir a casa. Necesito hacer muchas cosas.
-Entiendo.
Se acerca a su automóvil. Oh por Dios, es un Mercedes Benz de color rojo. Es hermoso. Abre la puerta del copiloto y me mira.
-Adelante.
Le sonrío y entro. Es tan espacioso y cómodo. Sube de su lado y lo enciende. El auto comienza a avanzar. Joder, esta parte es difícil, es el típico momento de silencio incómodo. ¿Qué le digo? ¿Qué le digo?
-Señorita Reeves…-dice Nicholas.
-Llámame _______.
-De acuerdo –sonríe- ______. ¿Qué tienes pensado hacer ahora?
Pestañeo un poco y lo miro. ¿A qué se refiere?
-Yo… bueno, pienso entrar a la universidad. Quiero terminar mis estudios.
-Ya veo. Buena elección, ¿tienes pensado qué te gustaría estudiar?
-No en realidad. Quizás algo como… administración de empresas. No lo sé.
-Yo estudié en Harvard derecho internacional.
-¿Harvard? –Casi me atraganto- Oh, es cierto, está aquí.
Nicholas sonríe, pero no aparta su vista del camino.
-Puedo ayudarte a entrar.
Oh por Dios. Abro los ojos de par en par y lo miro. ¡Quiere ayudarme a entrar a Harvard! Esto es una increíble oportunidad, además, con el dinero que me dejó mi padre puedo pagar mis estudios.
-¿Lo dices en serio?
-Claro que lo digo en serio.
-Oh, Nicholas, eso sería estupendo.
Se limita a sonreír. Comienzo a jugar con mi pulsera. No puedo creerlo, entraré a Harvard. No es un hecho, pero quizás… No puedo estar más emocionada. Pongo un mechón de pelo detrás de mi oreja y levanto la vista para mirar el camino. Estamos a punto de llegar, ¿cómo supo donde vivía? Quizás el señor Taylor se lo dijo.
-Nicholas.
Lo miro.
-¿Sí?
-¿Por qué llamaste ‘Gordon’ al señor Taylor?
-Porque ése es su nombre.
Suelto una pequeña risita. Gordon es un nombre gracioso. Nicholas también ríe. Alcanzo a ver mi enorme casa. No tengo vecinos, es privada.
-Dime algo, _____ -dice Nicholas- ¿Tienes… tienes novio?
Detiene el auto. Lo miro a los ojos; ahora son azules.
¿Novio? No tengo… El recuerdo de Josh vuelve a mi mente. La última vez que lo vi fue hace casi una semana. No he sabido de él. Me duele tanto recordarlo. Sigo amándolo como siempre lo he hecho. Mi Josh.
-No –respondo rápidamente- No lo tengo.
-Supongo que has tenido, ¿verdad?
-Sí, pero… no quiero hablar de eso. Gracias por haberme traído Nicholas, fue un gusto conocerte. A ti y a tus bipolares ojos.
Él ríe.
-Son extraños. Igual fue un gusto conocerte.
Comienzo a salir del auto, pero repentinamente me detiene.
-Espera. ¿Iremos a ver lo de Harvard?
-Por supuesto.
Saca algo del bolsillo que hay dentro de su saco y me lo entrega. Es una tarjeta.
-Llámame cuando quieras ir.
-Lo haré.
Sonrío y salgo de su Mercedes. Lo observo alejarse y me doy cuenta que él es el único que me ha hecho sonreír de verdad desde la muerte de Matt.
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Negocios Miserables.- Josh Hutcherson & ____________.-Meel
FanfictionNegocios Miserables.-Meel ______ Miller, una chica de 17 años que vive con su madre, una mujer alcohólica y drogadicta, que la trata a su antojo. Pero todo cambia cuando decide venderla con un hombre llamado Matthew Reeves, mejor conocido como ‘Matt...