Objetivo 17.

367 39 3
                                    






Hibari aún no entendía qué hacía la chica allí, pero si su llegada tardía se debía a esta razón, entonces era un motivo más que agregar a la lista de "personas a quienes debo enseñar una lección" y a "no meterse en territorio ajeno". Ella se veía plácidamente durmiendo por fuera, pero en los confines de su mente se hallaba presa del hechizo que Mukuro le implantó desde la noche.



—Hola. Gracias por venir.—saluda cordialmente un joven de peinado raro similar al de una piña.

—Llevo un tiempo buscándote.—sus palabras no concordaban con lo que quería decir, era palpable su enojo en la distancia.—¿Eres tú el que está detrás de todo esto?

—Algo así. Y también soy la nueva autoridad en tu pueblo.

—Debes estar soñando. Namimori no necesita a dos que impartan disciplina.—escupió con una ligera arrogancia el pelinegro.

—Estoy completamente de acuerdo. Yo seré la nueva autoridad, así que tú no eres necesario.—la suave voz en sus palabras acarició los oídos de la joven, había sido torturada ni hace tantos minutos antes de la llegada de Hibari, su mente había despertado y sus sentidos estaban alerta, más no la movilidad de su cuerpo recostado en aquel sofá mugriento.

—No aceptaré eso. Te morderé hasta la muerte aquí mismo.




La habilidad de Mukuro era todo un dilema difícil de descifrar para un fanático de los combates cuerpo a cuerpo. El Presidente salió perdiendo lejos.. Miyu aún tenía el cuerpo inmovilizado, sin embargo, logró despabilarse tan pronto vio la figura de Hibari siendo arrastrado fuera de lugar por un chico rubio de aspecto aterrador.


—Ese chico en verdad es un tonto.—Suspiró Mukuro, pronto ayudó a sanar las heridas de un joven que tenía el mismo uniforme que él. La imagen demacrada de éste dejaba mucho que desear.—Sabes Shiraoka-san, la situación sería diferente si tan solo fueras capaz de tener un poder abrumador. La bravuconería no te llevará a nada, has visto brevemente al Presidente del Comité, ¿no? Oh claro, debe ser difícil pronunciar una palabra en este estado.

Miyu lloraba, probablemente de rabia. Su estado era lamentable, era presa de su propia mente, no podía moverse demasiado, gritar, ni golpear a su secuestrador. ¿En verdad esa persona conocía a su honrado y honorable padre?
Él se sentó a un lado de su cabeza y secó sus lágrimas con sus dedos de manera gentil. Un gesto inesperado.

Ojalá pudiera apartar la mano de este patán, pensó para sus adentros.

—No tienes porqué llorar, los Vongola no durarán lo suficiente como para continuar su legado. Además, tienes compañía igualmente.—Él sujeta el mentón de la joven y la obliga a mirar hacia un rincón de la casi oscura sala. Fuuta estaba allí completamente sentado e hipnotizado mirando la nada. Tal vez ella se veía de la misma forma...

Aún así, la pobre chica buscaba la forma de moverse hasta el punto de parar su propia respiración aunque fuera inútil.

—Rokudo Mukuro-sama..—Interrumpe una voz.

—Ya has despertado. Parece que la víctima número 3 fue dura de roer, Chikusa.—Afirma y asiente el peliazul.

—Me encontré con el jefe de los Vongola.

—Eso parece. Han llegado para jugar con nosotros.—Vuelve a posicionar mi cabeza en el sofá y se pone de pie.—Han vencido a Ken.


El chico desesperado por reaccionar se levanta de la cama, pero el líder lo tranquiliza, después de todo, tiene refuerzos.


—¿Por qué habéis venido?—Chikusa estaba enojado tanto que alzó la voz ligeramente a pesar de que eso podría hacer enojar a Mukuro.

—¡A trabajar claro! ¡Mukuro-chan paga muy bien!—Sonríe frívola la única chica presente en aquel grupo de matones.

—Deberías seguir descansando Chikusa. Déjales el resto del equipo Vongola a ellos.—Mukuro sonaba muy confiado en la capacidad de aquellas personas.


> Fuera de las instalaciones del edificio.




Los chicos finalmente arribaron en aquel apestoso lugar, y Yamamoto comenzó siendo atacado por el rubio de extrañas habilidades salvajes. Tsuna intentó rescatarlo y sintió una profunda lástima al recordar que el "tonto del béisbol" no debería estar "jugando" a la mafia, mucho menos sacrificar sus sueños por un rescate. Tras unos instantes de estar a la defensiva, el chico de Kokuyo cae inconsciente gracias a un buen golpe propinado de parte del pelinegro.


—No hay nada más importante que un amigo, ¿verdad?— Yamamoto miró a Tsuna con una expresión adolorida, el origen de ese dolor provenía de la mordedura que el rubio dió al chico.

—Yamamoto...

—Puedo seguir jugando con esta pequeña cicatriz..—agrega con una sonrisa de consuelo el pelinegro.



Zanjada la primera fase y más tarde, el sonido de una flauta cerca ocasiona una explosión que ocurre dentro de una de las instalaciones revelando a una chica de pelo rojo y actitud altanera.


—¿Cómo es posible que Kaki-pi y Ken han podido tener problemas con vosotros?

—Es el uniforme del Instituto Kokuyo...—Yamamoto se esconde al ver a la chica, tratando de no herirse más de lo que está tras esa entrada espeluznante.

—Nunca he visto mafiosos vestir como vagabundos, qué mal gusto.—apunta con el dedo a Gokudera que al instante reacciona.

—Mírate a ti, llevas ese horrendo uniforme escolar.—refuta el peligris intentando hacerla sentir mal. Lo cual tiene un efecto contrario.

—Mukuro-chan me lo pidió, pero miren sus caras deprimentes, si pudiera elegir saldría con él, después de todo debe tener mucho dinero. Por ahora, debo matarlos y luego al fin iré de compras.—murmura la chica, sin vergüenza alguna.

La flauta vuelve a resonar, quebrando el intento de picnic que la familia Vongola había preparado en principio como "un descanso", cada botella de zumo, comida, todo explotaba en pedazos. Bianchi decidió enfrentarla en combates a larga y corta distancia al igual que con técnicas bastante sucias como las "miles de flores venenosas" que noquearon por completo a su rival al caer en esa trampa. Los chicos estaban a punto de avanzar al otro extremo del edificio hasta que un viejo con muchas aves que también llevaba un uniforme del Instituto se presentó intimidando a los pobres chicos bajo amenazas, entre ellas afirmaba que cuenta con asesinos sádicos completamente listos para atacar a sus próximas víctimas.



Haru, Hana y Sasagawa Kyoko.









^_

Soulmate [KHR] ☽ <PAUSADA>Donde viven las historias. Descúbrelo ahora