INVASIÓN A VESTROIA ━━ bakugan

Capítulo 4° : ❝ Marucho's and Dan's Mission. ❞

  En el lugar se podía apreciar a una pelirroja y un grandullón de cabellos lilas, dando una gran batalla en compañía de sus Bakugan de una forma amistosa. Podría decirse que se encontraban entrenando sus potenciales.

—Fue suficiente.—alegó una chica de cabellos castaños, por lo visto deteniendo aquel encuentro.

  Al instante ambos chicos comenzaron a sacar su tarjeta principal, de esa manera deteniendo la batalla.

—Eso fue asombroso, Mira.—admitió el de cabellos lilas, hacia la líder de la resistencia.

—Tus movimientos son buenos, Barón. —admitió la pelirroja.

—Bueno, ahora nosotros somos los siguientes para practicar. —comentó (T/N), quien se dedicó a dejar a la vista a su lanzador de color blanco, de esa manera observando a su rival Ace.

—No te contengas.—comentó este de una manera burlona, cosa que provocó una ceja alzada en (T/N).

  Aunque de un momento a otro unos chicos habían aparecido en el lugar, manteniendo una charla amistosa.

—Hola chicos, ¿de qué están hablando?.—cuestiono el pequeño de cabellos rubios, aunque al darse cuenta de que ellos estaban en lo suyo bajo la cabeza algo desanimado. 

—No te sientas mal enano, están tan animados que no pueden dejar de parar de hablar de batallas.—comentó un chico de cabellos alborotados color castaños, tomando el hombro del rubio.

—Pero, eso es lo que no me molesta.—murmuró inaudible el rubio, bajando aún más la mirada.

  El de cabellos castaños sabía a que se refería su compañero, sólo que no quería mostrar que eso le afectará, que le afectará el que no tuviera un Bakugan compañero, alguien con quien tener maravillosas batallas Bakugan.

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  Ya era más de medía noche y aquello se podía mostrar mediante el paisaje obscuro, un chico de cabellos rubios había salido de su cama para extrañarse a una nueva aventura. El quería sentir la misma llama que sus compañeros cuando tenían batallas Bakugan, ¿quien culparía a alguien por ello?.

  Con total sigilo el rubio se acercó al lugar en donde guardaban los lanzadores de diversos atributos, tomando uno sólo en específico, el de atributo Aquos.

—No es robar, si pienso devolverlo.—aseguró el rubio tomando aquel lanzador, colocandólo en el interior de su mochila.

Cuando este se había retirado de la guarida de la resistencia, un chico de cabellos castaños había despertado de su incómodo sueño. Observando de reojo que la cama del lado contrario se encontraba solitaria.

—¡Demonios!.—exclamó por lo bajo, levantándose de la cama en la que se encontraba.

  Se había colocado su acostumbrada ropa, o mejor dicho traje que lo volvía un miembro de la resistencia, para después tomar una mochila y dirigirse con total calma hacia la entrada principal.

—Marucho, no creí que fueras por tu propia cuenta.—murmuró después de observar que en el estante de lanzadores faltaba uno Aquos.—no tardaré.—al instante de mencionar aquello tomo un lanzador Pyrus, el definitivamente sabía los planes de Marucho, pero como el no sabría a donde dirigirse lo ayudaría.