20. Cuarta Defensa

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Llego el día.

Las conchas de guerra sonaron, los guerreros del Ejercito Imperial Azteca se presentaron alrededor del Templo Mayor, desde donde Mixcoatl se dirigio a ellos con una voz fuerte y una seguridad recta.

-Hermanos... Estoy aquí, no solo como su emperador. Estoy aquí como guerrero, compañero, amigo, como un azteca común, un orgulloso tenochca. Estamos en presencia de quizá el peor momento para nuestro imperio, aya afuera se aproxima el mayor enemigo que hemos tenido en la historia, se presenta aquí imponiendo sus armas y sus ideales, creyendo que tiene derecho a estas tierras y tomarlas como suyas, masacrando a inocentes, destruyendo nuestro tipo de vida, dejando estragos en cada uno de nosotros con su conquista.... Somos los Aztecas, el imperio mas grande y glorioso de los tiempos, durante años hemos dominado y ganado con esfuerzo toda la gloria que tenemos ahora, nuestra fuerza y determinación, nuestro orgullo, son las cosas mas valiosas y que nos dan identidad. No permitiré que esos extraños nos arrebaten todo lo que somos, defenderé nuestro lugar en la existencia... No les pediré que luchen a mi lado porque esta vez no se si todos saldremos con vida, aquel que tenga las agallas y el valor de defender por ultima vez nuestro imperio puede avanzar y quedarse, tendrá la oportunidad de vengar con coraje a todos los caídos y todo el tiempo perdido durante esta lucha... Les aseguro que no sera en vano el sacrificio de nuestros compañeros, de nuestros Emperadores anteriores, de los pueblos aliados... Aquel que no tenga la fuerza de luchar se puede retirar- dijo Mixcoatl.

Nadie se retiro. Todos los guerreros permanecieron en sus filas, incluso algunos pobladores salieron y se integraron con armas y escudos. Después de que se ordenaron, todos los contingentes dieron un paso al frente y dieron su grito de guerrea. Era emotivo y épico aquel momento, Mixcoatl no estaría solo.

-Señores... Estamos a un paso de marcar la historia, de llenar de orgullo a los reyes de España, de poner en alto nuestro nombres, el futuro nos recordara con honor y valentía. Hoy es el día de la Expancion Española, el día en que Cortes y los nativos acabaron con un Imperio inutil, un Imperio que no tiene cavidad en el mundo... Nos volveremos ricos, y seremos igual de importantes que los reyes... Quiero que peleen, llenenme de orgullo, y no se rindan hasta lograr nuestro objetivo- dijo Cortes. Los españoles estaban formados en sus nuevas bases; Tlacopan, Tepeyacac y Metzicaltzingo, preparando sus armas para emplear su estrategia de ataque. Con las tropas listas para atacar simultáneamente todos los accesos a Tenochtitlan, avanzaron al medio día, y los navíos sarparon en el lago en la tarde.

Divididos en tres contingentes, el del norte y el del sur se detuvieron al encontrarse con la interrupción de los puentes, destruidos a unos kilometros de la orilla del lago, solo el contingente del occidente continuo marchando, hasta que en un islote encontraron un grupo del Ejercito Imperial Azteca. Los españoles se apresuraron en construir una reparación a los puentes destruidos, esto tardo en una hora.

Cuando estaban dispuestos a avanzar, también encontraron contingentes del Ejercito Imperial Azteca frente a ellos. Los tres grupos aztecas lanzaron una flecha incendiaria en dirección a Tenochtitlan, casualmente al mismo tiempo, y fue entonces que los tambores y las conchas de guerra tocaron desde la ciudad, y los guerreros de los tres grupos dieron un grito de guerra, seguido de el rompimiento de filas de la infantería y una lluvia de flechas dirigidas a los españoles, había comenzado el enfrentamiento.

El choque de escudos contra las espadas, golpes a puño limpio entre guerreros y soldados, el estruendo de los arcabuces, la ruptura del viento que hacían las flechas, el fuego consumiendo cuerpos aztecas o tlaxcaltecas, lanzas destruidas y espadas...

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El choque de escudos contra las espadas, golpes a puño limpio entre guerreros y soldados, el estruendo de los arcabuces, la ruptura del viento que hacían las flechas, el fuego consumiendo cuerpos aztecas o tlaxcaltecas, lanzas destruidas y espadas arrojadas al agua, caballos cayendo, perros de guerra españoles ladrando de dolor, nahuales derribados, gritos de guerreros aztecas al ser destrozados y consumidos, jaguares masticando las cabezas de tlaxcaltecas y españoles, las aguas del lago chocando con los puentes, la explosión de los cañones, la sangre que se regaba de los accesos al lago como un rió... Aquellos sonidos rodeaban la ciudad.

Los aztecas luchaban continuamente, se enfrentaban en conjunto contra cada español y cada tlaxcalteca que iba por ellos, los guerreros y soldados conquistadores arremataban con rudeza y por separado a los guerreros aztecas, los gritos de fuerza y coraje se escucharon todo el tiempo.

El contingente occidental Conquistador los encabezaba Tlahuicole, el norte lo encabezaba Cortes, el Sur lo encabezaba Xicotencatl. De lado de los aztecas, el Contingente occidental lo encabezaba Mixcoatl y Metzi, el norte lo encabezaba Cuahutemoc y el Sacerdote Tlazopilli, el sur lo encabezaba Temoctzin e Itzel. También se contaban con generales y sargentos en ambos bandos, los cuales controlaban los ataques al frente de las filas y dirigían a los soldados y guerreros.

La batalla seria extensa, el Ejercito Conquistador de Españoles-Tlaxcaltecas y aliados era demasiado numeroso, muy extenso y variado, sin embargo no tenían las mejores tácticas y no se acoplaban al terreno de guerra que eran los puentes angostos, lo cual le daba ventaja al Ejercito Imperial Azteca y aliados que aunque es una pequeña resistencia a comparación de las fuerzas enemigas, sus estrategias se acoplaban a la situación y por puente y agua atacaban con perfección. Hasta el atardecer surgieron los heridos y las bajas mortales en ambos bandos, pero era mas el numero de caídos tlaxcaltecas y españoles. Los guerreros moribundos de Tlahuicole no servían de mucho ya que eran eliminados de misma facilidad que los guerreros mortales tlaxcaltecas. Los nahuales también comenzaron a sufrir, las bestias se agotaban y las municiones de pólvora de los españoles escaseaban, solo las que tenían ahí.

-Mixcoatl, la batalla seguirá y seguirá. Esto no sera de un par de días...- dijo Cuahutemoc.

-¿Hasta donde podrán resistir?- pregunto el Emperador Mixcoatl.

-Te seré sincero... los guerreros no descansaran hasta exterminar a los invasores- dijo Temoctzin.

El enfrentamiento continuo, día y noche, sin descanso, con hambre de guerra y venganza. Se extendía por una semana, hasta que las cosas comenzaron a complicarse, los navíos llegaron a las afueras de Tenochtitlan.

Mixcoatl - Heredero PerdidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora