3. El Dios Temeroso

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En las ruinas de Ahuitzapan, se encontraba Tezcatlipoca, quien con sus poderes oscuros revivia a los muertos del lugar y los controlaba. Iba viajando a cada lugar de batalla para apoderarse de los muertos y darles vida gracias a los poderes robados a Mictlatecuhtli, sin embargo, no estaba tan contento. Tenia mucha prisa por reclutar a su ejercito de muertos.

-Las cosas están saliendo un poco de control... Tu campeón fallo, y tu juguete ha fracasado en la misión. Tal vez no debiste mandarlos tan pronto, su mente esta tan apoderada por ti que no le diste espacio para pensar una mejor estrategia... Tu error siempre fue ser precipitado- dijo una voz grueza y monstruosa, era Itztlacoliuhqui.

-¿No entiendo tu afán de quejarte si te uniste a mi por voluntad propia? Sabias que esto seria difícil, y no intentes provocarme que no quiero desperdiciar mi poder contigo, te acabaría en un instante, ni intentes decirme las cosas como si no supiera nada que con mi espejo humeante lo veo todo... Cortes sabe lo que hace, tenerlo bajo mi hechizo me dio tiempo de ventaja. Mixcoatl tarde o temprano tenia que romper su cascaron y sacar su poder divino, eso quiere decir que Quetzalcoatl esta con vida pero oculto- contesto intimidarte Tezcatlipoca.

-Solo soy realista. Al menos aun tenemos mas guerreros con vida ¿Que harás con los muertos que estas levantando?- pregunto Itztlacoliuhqui curioso.

-Creí que era obvio... Tlahuicole los tendrá bajo su mando, también apresurare la intervención de Mayahuel con sus Tzitzimimes y la llamada a mis hijos los Nahuales... Pronto tendré un ejercito que acabara con Mixcoatl y mis traidores hijos los aztecas, no quieren aceptar el progreso... ¡Juntos pudimos ir a conquistar esos reinos lejanos! Les hubiéramos mostrado al mundo quienes somos, yo he visto esos horizontes llenos de tiranía y mal apoderamiento, unos caen mientras otros suben, y nosotros podríamos ser eternos, podríamos conquistar cada rincón de nuestra Madre Tierra y cuidarla como lo sabemos hacer... Han perdido temor a la naturaleza y el respeto por la vida, yo se los recordare... Con o sin los aztecas- contesto Tezcatlipoca molesto, mientras su discurso estaba acompañado de truenos y lluvia, y los muertos de Ahuitzapan se levantaban de entre el lodo.

-Vaya ironía... quieres desaparecer la crueldad con crueldad, pero bueno, estoy de acuerdo. Los aztecas debieron aceptar que el mundo cambia, debieron progresar, aprender del enemigo y luego atacar... Yo solo quiero sobrevivir, y si tu voluntad es abrir el infierno al exterior ¡Que así sea!- dijo Itztlacoliuhqui con tono intenso.

Tezcatlipoca estaba actuando bajo la furia y la ambición, pero por dentro moría de miedo, se imaginaba una y otra vez que tan poderoso sera Mixcoatl ahora que ha alcanzado el poder divino... antes le había sido difícil apoderarse de la conciencia azteca, ahora es casi imposible y tendrá que progresar en el mundo sin ellos.

Mientras tanto, en el Valle del lago Texcoco, al occidente del mismo, Cortes y su ejercito conquistador, o lo que queda, estaban huyendo de Tenochtitlan y sus dominios, se encontraban a la altura de Cuautitlan, y no les habia ido tan mal. Los aztecas y los tepanecas de Tlacopan estuvieron persiguiéndolos día y noche a distancia, sin embargo en Calacoaya los enfrentaron y atacaron al mismo pueblo, el cual quedo completamente destruido. Durante el camino encontraron varios grupos de otomies nómadas, quienes los convencieron e integraron a las filas militares.

-Espero que estes contento del resultado de tu "maravillosa estrategia"- dijo Tlahuicole sarcastico y molesto con Cortes.

-No hables sin sentido... Sabes que todo iba perfecto, el emperador estaba atrapado en su palacio, el mismo se aprisiono con su miedo y confusión, el pueblo no era un problema, se mantenían al margen y no se revelaban... Pero si quieres que las cosas salgan bien, debes hacerlas tu mismo. Miradme a mi, tuve que ausentarme y retener el arresto de mis soldados, aunque conseguí mas hombres perdimos el dominio de Tenochtitlan... Pedro de Alvarado no fue mas que un inútil bueno para nada... Y pago su error, ahora perderá una pierna, y tu mi amigo me ayudaras a recuperar Tenochtitlan- dijo Cortes molesto sosteniendo su puñal en la mano y con la otra apuntaba su espada al cuello de Tlahuicole.

-No, tu me ayudaras a acabar con Mixcoatl, ya después podrás hacer lo que quieras con los Aztecas, pero Mixcoatl es mio...- contesto Tlahicole que doblo la espada de Cortes.

-Veo que seguimos teniendo un problema... Ambos queremos al mismo hombre, y no podemos matarlo dos veces... No me queda mas que decir, que gane el mejor, pero el oro es mio- dijo Cortes con una mirada consumida por el deseo y la lujuria material del oro. Sus ojos cada ves se tornaban mas rojos.

Mientras tanto, en Tenochtitlan se propagaba una epidemia. Una extraña maldición atacaba la piel de los aztecas con ronchas, comezón y fiebre muy alta, y ya la cuarta parte de la población actual estaba en bajo la extraña arma española.

Mixcoatl - Heredero PerdidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora