17. Segunda Defensa

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Sonaron las conchas de guerra.

-Si la información de los espías es cierta, vendrán a Tepeyacac, el acceso norte a la ciudad. Reunamos una fuerte parte del ejercito imperial. Díganles que se aproxima una batalla, que si habrá pelea- dijo Mixcoatl con Cuahutemoc y Temoctzin detrás de él caminando al cuartel imperial.

Habia pasado una semana. Cortes envió otro grupo para acompañar a los hombres que se encontraban al norte, en la Sierra de Tepeyac. Todo listo para atacar. Muchos espadachines, guerreros garza, guerreros locales, jinetes, guerreros muertos y bestias eran lo que tenia de su parte Cortes, esta vez volvería a dirigir la pelea pero en compañía de Tlahuicole.

-Alisten sus armas señores, que esta batalla ya esta ganada, este territorio ya es nuestro, esos nativos se arrodillaran y reclamaran piedad, sin embargo perdieron su oportunidad de rendición- dijo Cortes a sus tropas. Los soldados y la caballería se formaban para marchar a Tepeyacac, que tenia la entrada norte a Tenochtitlan.

Era el alba cuando los españoles ya estaban en las afueras de Tepeyacac, en el pueblo las conchas y los tambores de batalla sonaban, los guerreros águila se formaban para la defensa del pueblo, los españoles organizaron su estrategia y preparaban los cañones para un asedio inminente, mientras tanto en el lago sus buques de guerra artillados se dirigían a la costa donde se originaria la batalla.

-¿Cuantos guerreros tenemos? Debemos apresurarnos a salir de aquí antes de que Tepeyacac caiga, hay que frenar el avance de Cortes y los Tlaxcaltecas ¡Apresurence!- dijo Mixcoatl a los sargentos y cadetes del Ejercito Imperial. Los guerreros se estaban ordenando, los grupos iban saliendo de Tenochtitlan por el camino del norte, las canoas también se dirigían a las costras de Tepeyacac.

El movimiento en el Lago era desesperante. Las guerrillas entre aztecas y hombres del ejercito Conquistador se realizaban en el este del valle, algunos se veían interrumpidos contemplando el caos que estaba a punto de desatarse en Tepeyacac. Habia un silencio total. El relinche de los caballos, las miles de pisadas, el choque de espadas y armaduras al marchar, el toque entre los pies aztecas y la piedra de los puentes, el movimiento de las aguas provocado por los enormes barcos españoles y las pequeñas canoas, los gritos de "¡Avancen!" de ambos bandos, aquellos ruidos cubrían todo el valle. Algunos sacerdotes y miembros del Tlalocan observaban la calumnia que se estaba provocando, desde el Templo Mayor.

Desgraciadamente los españoles comenzaron con la masacre.

El bombardeo al pueblo comenzó. Casas aztecas y muchos pobladores comenzaron a caer, los guerreros Tepeyacos respondían a la ofensiva, sin embargo el disparo de los arcabuces y las flechas los detenían, apenas y los dejaban avanzar un pequeño tramo de campo de Batalla. Cuando el Ejercito Conquistador vio que la infantería azteca no llegaba y los guerreros Tepeyacos estaban acabando, ordenaron el ataque de los guerreros muertos, desatando a miles y miles de esas bestias. Mientras estos muertos vivientes tomaban a niños, mujeres, hombres y los consumían, Tlahuicole desato una carcajada siniestra, el escenario lo llenaba de alegría, y Cortes compartió un poco de esa alegría, era placentero ver que su enemigo sufría y que estaban cerca de cumplir su cometido, sin embargo algunos soldados españoles no se sentían igual.

-Llegamos tarde...- dijo Temoctzin desanimado al ver el fuego tomar Tepeyacac, y escuchar los gritos de horror de sus vecinos.

-Escuchen, si encontramos a pobladores con vida llévenlos inmediatamente a refugiarse en Tenochtitlan. Dejemos claro una cosa... La prioridad es frenar a los Españoles, detenerlos aquí, evita que consuman mas pueblos como lo han hecho con todo el norte y oriente. Si los atacan, devuelvan el golpe aun mas fuerte, si llegan a matarlos primero hieranlos tanto que no resistan... Levántense y vuelvan a seguir luchando- dijo Mixcoatl antes de llegar a tierra.

Mixcoatl - Heredero PerdidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora