Kim Jong In.
Su piel es morenita y eso era algo raro en los niños coreanos. Sufría críticas constantes o expresiones de desprecio. Pero eso no lo detenía de ser un niño feliz y bien portado. Su madre había enfermado de cáncer y sabían que no había cura para aquella enfermedad. Aceptaban el echo de que pronto la perderían pero por el momento, su joven padre y él gozarían de su compañía.
En esos momentos, su padre estaba muy ocupado en el trabajo y él acompañaba a su madre en casa ayudándole a limpiarla—Hijo... —escuchó la voz de su madre y fue corriendo a verla que se hallaba en su cuarto intentando levantarse la cama. El pequeño corrió y la volvió a sentar.
—Doctor dice que no te levantes mucho, mamá —repitió las indicaciones dichas por el doctor—. Ahora sí, ¿qué pasa, mami?
La señora sonrió y acarició los cabellos de su hijo—Te contaré que yo siempre he tenido el deseo de viajar. Tu padre tiene vértigo y nunca pudimos montarnos a un avión con tranquilidad. Pero siempre, al menos yo, quise viajar a la torre Eiffel —tomó una revista que tenía ahí, como portada, a la torre Eiffel—. Sé que mi sueño es muy difícil de cumplir, pero si a ti te gusta viajar, podrías ir ahí. Si algún día tienes pareja, llévala ahí. Es de lo más romántico.
Jongin tomó la mano de su mamá y miró la revista imaginándose el sitio desde una zona más panorámica. Ha de ser un sitio hermoso. Y romántico ir a Paris. Deseaba y anhelaba que el sueño de su madre se cumpliese antes de que su vida terminase. Ir a esa torre.
Cerró los ojos mientras abrazaba a su mamá imaginándose que todos iban a la torre Eiffel antes de que su vida acabase. Y cuando los abrió se hallaba, junto a su madre, en la punta de la Torre Eiffel—¡Aaaaahhhh, hijo! ¿Qué ha pasado? —Jongin no pudo ni gritar ni vocalizar absolutamente nada. Estaba en shock por la sorpresa.
Segundos atrás se hallaban en la cama de su madre abrazados, mientras la mujer estaba sentada y el niño abrazándola. De un segundo a otro se hallaban en la torre Eiffel. Nada cobraba sentido en esos momentos para ambas personas—M-ma-mamá... ¿es-estamos...? ¿C-cómo llegamos...? —no podía formular palabra alguna. Ninguno de los dos podía.
Miraban para todos lados re confirmando que en verdad estuvieran en Francia, Paris, encima de la Torre Eiffel. Para buena o mala suerte de ellos dos, en verdad estaban ahí—Hijo... esto es real, en verdad estamos aquí... aunque no sé cómo es que esto puede ser posible... —se soltó levemente de su hijo para ver más el sitio donde siempre anheló poder ir. Su sueño se había vuelto realidad, o tal vez era eso; un sueño. Uno muy realista y bien diseñado por el cerebro de alguno de los dos.
JongIn cerró los ojos esperando abrirlos y estar de nueva cuenta en su cuarto. Tal vez era un sueño todo, tal vez no se levantó de la cama el día hoy. Al abrir sus ojos, estaba de nuevo en su casa. Sonrió porque todo fue un sueño. Corrió al cuarto de su madre y no la vio ahí. ¿Y si fue real? ¿Y si en una mínima posibilidad, su madre se quedó en Paris?
Tuvo miedo de lo que estaba sucediendo vio la revista de su madre a la torre Eiffel. Cerró los ojos de nueva cuenta concentrándose en pensar en la torre Eiffel. Sintió la corriente fría que sintió cuando estuvo en la torre Eiffel y abrió sus ojos. Vio a su madre preocupada buscándolo con la mirada—¡Mamá! —gritó el pequeño corriendo a su madre para abrazarla.
Esta, volteó y le correspondió el abrazo—¡Ay, Jonginnie! ¿A dónde fuiste? Juré que te habías aventado o algo así. Fue horrible, no entiendo cómo es que volviste y te fuiste de repente —se separó levemente y se agachó a ver el rostro de su hijo que también estaba angustiado. La mujer notó que traía la revista donde aparecía la torre Eiffel y miró de vuelta a su hijo—. Pequeño... yo creo que... no sé cómo, pero eres capaz de ir de un lado a otro en cuestión de milisegundos.
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EXO history: First Fight.
FanfictionEn el planeta extrasolar hay doce protectores creados para cuidar de todas las criaturas existentes. Pero un día, son atacados por seres tan poderosos que destruyen todo el planeta. Así que MAMA, la diosa que creó a los protectores, los envía a un p...