T E R M I N A D A.
Logan es un torbellino de emociones.
Mainyl solo es una pequeña margarita rodeada de inseguridades.
Mainyl quería aprender a conducir, en su manía termina angustiada bajo una tormenta a lado de su padre, quién en mal momento decid...
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~Carrera de sentimientos~
Una vez la profesora anotó en su lista quiénes cumplieron con la práctica me escabullí detrás de las cabañas más alejadas, necesitaba estar a solas, necesitaba sentirme liberada y tranquila . Recargue mi espalda en la pared de madera, respiré el magnífico olor a tierra mojada y busqué en mi mochila mi navaja. Sentir dolor me daba tranquilidad de una u otra forma, me quité la chaqueta y subí las mangas de mi blusa . Mi brazo tenía marcas de diferentes tonos, rojas, moradas, y algunas que recién estaban sanando, sonreí de lado cuando el metal pasó por mi piel causando un corte directo, el ardor ya no era tan molesto.
Quizá algunas personas se acostumbran al dolor, y quizá yo sea una de ellas.
Una vez mi brazo se llenó de ese color carmesí, tomé un pañuelo de mi mochila y limpié un poco la sangre, cuando bajé la manga y el material cálido hizo contacto con mis heridas, mordí mi labio por el escozor que recorrió el área afectada. Coloqué una canción en mi celular y me puse los audífonos. Cerré mis ojos dejándome envolver por el viento fino y fresco. Esa sensación de estar fuera cuando todo tu alrededor está húmedo por la lluvia, cuando el olor a tierra mojada llega a tu nariz gracias al viento, esa mezcla de madera y lluvía, es para mí estar en otro mundo por unos segundos.
Me había tomado tanto tiempo pensar en alguna otra alternativa, en alguna otra forma de escapar de esta realidad, cuando quién de verdad debe irse no eres tú si no, los momento desagradables que vives día con día. Me suelo preguntar si en algún lugar del mundo hay alguien como yo. Una chica con problemas de autoestima, una chica que teme a salir en público por temor a que la juzguen, que al escuchar risas detrás de ella su primer pensamiento es que su presencia es la causa de ellas. Y si es así, me gustaría conocerla, me gustaría conocer sus demonios y presentarle los míos.
Solo quizás, los nuestros se hagan amigos y se alejen.
Mi estómago duele por alguna razón desconocida, llevo una mano a el y la dejo descansar ahí. Mis reservas de energía parecen estancadas, al igual que las ganas de ponerme de pie he ir a la cabaña de chicas. Solo quiero quedarme aquí, que este momento sea eterno, pausado y duradero.
Mi posición me incomoda así que me renuevo un poco, algo aprieta mis piernas y las obliga a mantenerlas juntas, una pequeña incomodidad me hace entre abrir los ojos. Soy consciente del frío que azota mi cara, de lo húmedo que se siente mi cuerpo y que, inclusive mis piernas se han adormecido. Todo a mi alrededor está oscuro, no sé en qué momento anocheció mucho menos quien es la persona que me lleva en sus brazos, porque sí, a este punto la incertidumbre golpetea mi sistema al igual que los latidos de mi corazón.
Me renuevo contra el torso de la persona que no logro destinguir a causa de la oscuridad. Aún estoy somnolienta y a pesar de ello quiero ponerme de pie y caminar por mis propios medios.
