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Joaquín se separó rápidamente de Emilio. No podía creer lo que acababa de pasar, sí, siempre habia querido que pasara, pero no lo podía creer.

–Joaco...

–¿Ya despertaste? Digo, sí, ya despertaste. Que bueno, me alegra que estes mejor. Iré abajo, te prepararé una sopita, va a estar rica. No le echaré verduras porque se que no te gustan –Joaquín estaba hablando súper rápido que apenas se le entendía lo que decia –también tu jugito. No tardo –terminando de decir eso salió enseguida de la habitación del mayor.

Se recargo en la puerta y posó una de sus manos en su corazón. Latía fuertemente como aquélla vez que lo tuvo cerca. Pero esta vez si lo habia besado. Por dios, habia besado a Emilio. Su mejor amigo. ¿Cómo le iba a ver a la cara ahora?

Bajo las escaleras encontrándose a MamaNiu aún en la cocina lavando unas verduras.

–¿Ya despertó el bello durmiente?

Oh por favor no te refieras así a el, no en estos momentos.

–S-si, ya desperto.

–¿Te encuentras bien? –preguntó Niurka poniendo una mano en la frente del menor –estas rojo. ¿Qué pasó arriba?

–Nada –soltó rápido –no pasó absolutamente nada.

Niurka rió por la actitud desesperada del menor al tratar de recalacar que no habia sucedido nada.

–Voy a preparar la sopita.

–¿No quieres que te ayude?

–No, yo la preparo para él. Se lo prometí.

–Esta bien, le pones algunas verduritas.

–Pero a Emi no le gustan.

–Pero en el estado en el que está le van a hacer muy bien.

–Está bien –asintió no muy convencido.

–Si ocupas algo estaré arriba.

Joaco solo atinó a asentir. Niurka salió de la cocina y el se dispuso a picar algunas verduras. Las verduras le quitaban lo divertido a los dinosaurios.

Después de unos minutos ya se encontraba preparando la sopa con todo y verduras. No se miraba mal, bueno,  no para él, pero estaba seguro de que Emilio no la iba a querer ni probar.

Solo le faltaba revólver un poco y ya quedaría lista.

Se sobresaltó al sentir unas manos rodear su cintura y se giró quedado frente a un Emilio con los chinos revueltos. Por favor acababan de pasar un momento vergonzoso arriba y viene como sin nada a abrazarlo. Y no sólo éso ¿Porque aún enfermo se miraba tan bonito?

–Emilio, ¿q-qué haces fuera de la cama? Te dije que llevaría la sopita a tu cuarto.

–No podía esperar mas, perdón.

Emilio tenía un aspecto adormilado que lo hacía lucir como un niño pequeño.

–Entonces comeras aquí sentado.

–Esta bien...

–...¿ya podrías dejar de abrazarme? –en ningún momento Emilio se había alejado del menor y seguia abrazando su cintura. Después de lo ocurrido que lo estubiera abrazando no ayudaba en nada a su pobre corazón.

–Nop –contestó el mayor haciendo un puchero.

–Deja de ser lindo y siéntate –regañó de manera linda el menor.

Emilio se separó del menor y este pudo soltar todo el aire acumulado en sus pulmones, tener la cara de Emilio a centímetros lo ponía muy nervioso.

El mayor se sentó en un banco esperando a que le sirvieran su sopa.
Joaquín tomo un plato y sirvió un poco, para después dejarlo frente a el. Tomó una cuchara y se la tendió al mayor para que pudiera comenzar a comer. También sirvió un poco de jugo de ganabana en un vaso dejándolo a un lado del plato de sopa. Seguido tomo haciendo el también.

No se habia percatado de la cara del mayor, tenía de nuevo un puchero.

–¿Que ocurre? –pregunto Joaquín.

–Joaco, ésto tiene verduras –lloriqueo.

–Las verduras son buenas, tienen vitaminas y...

–No quiero.

–Piensa que son las ramitas de las cuales se alimentan los dinosaurios.

–Y si yo las como sería un dinosaurios también.

–Sí, también eres un dinosaurio.

–¿Soy un dinosaurio lindo?

Joaquín se sonrojo ante la pregunta y sonrió.

–Eres un dinosaurio muy lindo.

Dicho esto Emilio tomó la cuchara y comenzó a comer. Joaquín observaba cada movimiento que el mayor hacia. Estaba perdidamente enamorado.

No sabía porque Emilio se estaba comportando así. Siempre era lindo y cariñoso, lo que no sabía era porque lo habia besado. Estaba actuando mas lindo de lo normal. Tal vez era por los antibióticos que lo tenian mareado. Sí, de seguro era eso.

Hola 🍩

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