Capítulo 19: Mentira

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19-Mentira

**Soujun**

--Varios siglos atrás. Pueblo Yayoi—

Poso una mano sobre mi frente acalorada sonriendo al ver el cielo azul despejado sobre mi cabeza. Compensa estar trabajando en los cultivos de arroz del pueblo bajo este calor abrasador que calienta mis huesos haciéndome sonreír. Nunca me he sentido en más paz conmigo mismo como ahora.

Abro los ojos con un brillo de alegría al ver a un viejo conocido que se acerca a los cultivos junto a los ancianos más respetados del pueblo. Dejo mis quehaceres unos instantes para correr hacia ellos haciéndoles una reverencia al alcanzarles.

-Mis señores. Jushiro...- alzo la cabeza para saludar a mi amigo que se limita a sonreír levemente mientras que los ancianos me miran pétreamente.

-Soujun, pareces agotado... no estarás trabajando demasiado ¿verdad? -

-Claro que no amigo mío. Me encanta trabajar bajo esta luz natural que los dioses nos ofrecen-

-Apenas nos queda arroz para subsistir- uno de los ancianos habla con reproche en su voz mientras mira de reojo los cultivos. –Ese demonio ha arrasado con todo. No acepta nuestros ruegos y rezos pidiéndole clemencia para el pueblo-

- ¿No hay nada que podamos hacer? Jushiro, tú tienes un don para echar a los demonios de nuestras tierras ¿no sirve tu hechicería? -

-Me temo que no. Esta vez es un demonio muy poderoso y enfadado por no haberle rendido culto. - le miro extrañado al decir eso y Jushiro sigue hablando más en bajito. –No le hemos ofrecido ningún sacrificio para calmarlo...-

- ¿Sacrificio? Tengo entendido que le habéis entregado a muchos animales para calmar su sed de odio...-

- ¡Ese demonio no se conforma con nimiedades!! ¡quiero algo mejor, algo supremo!!- otro anciano me grita haciendo que Jushiro intervenga para calmarle. No entiendo por qué están tan molestos conmigo, yo solo pretendo ayudar...

-Tu esposa espera un hijo ¿verdad? - abro más los ojos cuando hablan de mi mujer, una joven con la que me obligaron a contraer matrimonio para asegurar descendencia en el pueblo. La aprecio, pero no la amo como un hombre debería amar a una mujer, pero sí ansío tener en brazos al hijo que hay en su vientre creciendo. –Entonces deberías saber que ese niño no tendrá para comer al poco de nacer como ese demonio destruya por completo nuestros campos-

- ¿Y qué puedo hacer yo para impedirlo, señores? Me temo que quieren decirme algo, pero solo hablan con rodeos- los ancianos se miran los unos a los otros y Jushiro les pide con respeto que se alejen para dejarnos a solas. Camino por los campos junto a mi amigo que durante un largo rato permanece callado hasta que me mira sonriendo con cariño.

-Soujun...tienes un aura muy especial-

- ¿Mi aura? Jaja, pero ¿qué dices? Soy una persona normal y corriente-

-No. Tú sabes que puedo ver más allá del cuerpo físico. Soujun...tu alma es única. La más pura que jamás he visto- trago saliva al ver que la mirada de Jushiro se ha intensificado y de repente se da cuenta de su cercanía hacia mí cuando se separa con tristeza.

-Lo siento, he de irme...me necesitan en el templo-

- ¿Nos veremos mañana como de costumbre? - Jushiro parece sorprenderse al decirle eso y agacha la cabeza ocultando medio rostro con su cabello blanco.

-Sí...mañana...-

El mañana nunca llegaría para mí. Al menos no en mi vida normal hasta entonces, con mi propia esencia y mi personalidad intacta. Esa noche mientras duermo junto a mi esposa, unos gritos y golpes en la puerta me hacen despertarme al mismo tiempo que veo a varios hombres del pueblo agarrarme para arrastrarme fuera de casa ante el llanto de mi esposa.

"Carne débil"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora