Capítulo 17: Pesadilla

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17-Pesadilla

**Starrk**

--Varios años antes. Granja número 213-

Me siento cegado unos instantes cuando el sol ilumina mis ojos fuertemente al salir de la casa principal. Sonrío inocentemente al oír las risas de mis compañeros a medida que salen a la explanada central de la aldea y se congregan a mi alrededor para jugar.

- ¡Vamos Starrk!! ¡tú la llevas!!- pese a tener cinco años soy el más alto de mi grupo y hasta el más rápido corriendo. Mis amigos me miran como un referente a seguir, como un hermano incluso. No tengo recuerdos de cómo llegué a esta aldea. No consigo visualizar el rostro de mis padres cuando me abandonaron aquí, ya que fue nada más nacer. Solo conozco este modo de vivir, con unos cuidadores que no muestran ninguna emoción hacia nosotros, con otros niños huérfanos a los que podría llamar hermanos porque son los únicos a los que profeso mi cariño. Pese a las raras circunstancias en las que me he criado hasta ahora, soy feliz.

- ¡Mama ha venido!!! ¡¡mama!!!- observo cómo algunos de mis compañeros dejan de jugar con nosotros para ir corriendo a las faldas de un ser extraño al que todos conocemos como "mama". No soy tan niño como para no darme cuenta de que nuestra "Madre", la cuidadora principal de la aldea, en realidad es un hombre al que le gusta vestirse de mujer. Me da escalofríos cada vez que me obligo a llamarle mama. Nunca me ha gustado que me toque, ni que me peine. El resto puede hacer lo que quiera, pero yo no soy así.

-Ooh, mi pequeño Starrk ¿no vienes a abrazarme tú también? – retrocedo un par de pasos al ver cómo ese hombre corpulento y raro viene hacia mí ondeando su largo cabello morado y guiñándome un ojo. Es lo más desagradable que he visto en mi corta vida y por instinto salgo corriendo hacia las afueras de la aldea.

-Charlotte-sama ¿Qué hacemos con él? - "Mama" observa como me alejo con un tic en el párpado que deforma su "creída belleza" y hace un gesto a dos de sus subordinados para que actúen.

-Traedme a ese mocoso desagradecido. Es hora de darle una lección-

Sigo corriendo todo lo que dan de sí mis cortas piernas frenándome en seco cuando veo a dos cuidadores aparecer ante mí como por arte de magia. ¿Cómo es posible que me hayan alcanzado tan rápido? No parecen...humanos....

En apenas unos instantes después me encuentro en la habitación principal de mama, con él sentado cómodamente en una butaca mirándome de arriba abajo mientras los dos cuidadores me desnudan haciéndome jadear por la sorpresa.

- ¡No quiero!!! ¡soltadme!!!-

-Vamos, vamos pequeño ángel...solo quiero ver ese cuerpecito tan hermoso...- aprieto los dientes de puro miedo al ver cómo mama se levanta haciéndome sombra y se relame mostrando una lengua tan larga como la de una serpiente.

-Has crecido mucho, Starrk...hace poco que eras un bebé tan chiquitín y adorable...tan inocente e indefenso a mis caricias...- trago saliva cuando veo cómo desliza su uña por mi cuello y sigue bajando hasta que se detiene a la altura de mi entrepierna.

-Juju, que bien dotado estás para tu edad...aunque eso no te servirá de mucho cariño. - mama chasquea los dedos y los dos cuidadores me tiran al suelo sujetándome con sus enormes manazas. Observo de reojo los rostros imperturbables del par de bestias que me sujetan con tanta fuerza que me dejan marcas en la piel mientras mama se desnuda por completo con una sonrisa venenosa tatuada en su rostro.

-Nirgge, Abirama, levantadlo hacia mí- jadeo de dolor cuando me tiran del pelo para levantarme y quedo suspendido en el aire pataleando. Abro los ojos aterrorizado cuando mama se acerca a mí y acaricia mi rostro tembloroso.

"Carne débil"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora