Capítulo 29: Resignación

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29-Resignación

**Starrk**

Miro a mi alrededor los restos de la posada carbonizada intentando hallar alguna pista interesante sin éxito. El hombrecillo que está fuera esperando, temblando y mirando con lágrimas en los ojos los restos del incendio, se sobresalta cuando me sitúo frente a él haciéndole gritar.

- ¿Estás seguro de que era este lugar? -

-Sí... ¡Sí! ¡¡ese demonio estaba justo aquí!! Era moreno, de ojos brillantes ¡y vestía un yukata roído de color negro!! ¡él mató a mi compañero delante de mis narices! ¡dijo que era el mismísimo duque del infierno, Astaroth!!-

-Bien, es suficiente información, lárgate- vuelvo dentro de los restos viendo que Shunsui está mirando entretenido como una araña asciende por una de las vigas carbonizadas de madera.

-Shunsui- le hago girarse cuando apoyo mi mano sobre su hombro y me mira seriamente.

-Fue él. El olor de la ceniza huele a fuego demoníaco. -

-No andará muy lejos ¿puedes rastrearlo? – el pequeño asiente y usa una de sus sombras para prolongarla en el suelo dejando ver el rastro de varias pisadas en el suelo. Una en especial, brilla más que las otras, por lo cual creemos que serán las huellas del demonio.

-No está lejos de aquí ¡vamos Starrk!!- salgo corriendo tras Shunsui por un camino que andamos durante horas. Pronto nos sorprende el anochecer y vemos una posada de la cual están saliendo varios hombres y mujeres con antorchas hacia el cementerio que hay en la colina de enfrente.

- ¿A dónde van? - Shunsui tira de mi brazo mientras yo observo las urnas que algunos llevan en las manos.

-Van a enterrar los restos que quedan de la gente de la posada sur- una anciana se acerca a nosotros suspirando y después menea la cabeza. –Un demonio arrasó con todo...ni siquiera tenemos cuerpos para enterrar...-

- ¿Podemos pasar la noche aquí? - la anciana asiente con la cabeza y nos invita a pasar a la posada ofreciéndonos una habitación. Es peligroso andar por estos caminos durante la noche y más con un niño mestizo. No todos los cazadores saben que porto a un niño conmigo y paso de tener absurdos enfrentamientos.

Mientras Shunsui duerme casi encima de mí, yo me despierto sobresaltado al oír un canto en la lejanía. Deposito al pequeño con cuidado en la cama arropándole y me asomo a la ventana sintiendo como el viento de la noche me golpea el rostro al mismo tiempo que esa canción. Yo...reconozco esa voz...

Salgo de la posada corriendo hacia la colina que da al cementerio. Con cada paso que doy, mi respiración empieza a ser más agitada y mis ojos se abren más y más al poder escuchar con total claridad la letra de esa canción susurrada melosamente cerca de mí.

- "La bondad que me proporcionaste, a mí, quien no conocía la bondad...iluminó con un resplandor indescriptible al vacío de mi corazón...-

-¡¡SOUJUN!!!- grito ese nombre por pura inercia y jadeo al ver a un hombre vestido con un yukata viejo y sucio de color negro, apoyado sobre una cruz de madera, con el pelo suelto negro ondeando por el viento nocturno y sus ojos azules grisáceos oscuros mirándome fijamente.

-Has vuelto a mí, Starrk...- inconscientemente noto cómo los ojos se me anegan de lágrimas y el corazón me oprime el pecho. ¿Qué me pasa? ¿Por qué estoy reaccionando tan emocionado? ¿es la persona que andaba buscando?? ¿en realidad es él??

Veo cómo alza la mano hacia mí a la vez que su sonrisa se hace más intensa y algo maliciosa. Voy hacia él como hipnotizado y en cuanto le tengo de frente, él acaricia mi rostro rozándome la piel con unas largas uñas negras que me pasan desapercibidas en este momento. Solo puedo mirar esos ojos profundos y preciosos que me hacen olvidar todo lo malo y recordar lo bueno...

"Carne débil"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora