Capítulo 5: Castigo

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5-Castigo

**Jugram**

Miro airoso al médico que está metiendo una paleta en la boca de Starrk haciendo que éste cierre los ojos fuertemente por el dolor al palpar su lengua partida. Yo fruño más el entrecejo al escuchar su jadeo cuando el médico le echa alcohol en la herida y se separa negando con la cabeza guardando sus cosas en el maletín.

-Coyote-sama, la herida está muy infectada. Terminará perdiendo lo poco que le queda de lengua y no podrá volver a hablar- eso me hace jadear al mismo tiempo que me aprieto los brazos y no me lo pienso cuando salgo de la habitación para recorrer el largo pasillo y entrar en el aposento de ese maldito monstruo al que encuentro dormido plácidamente. Aprieto los dientes intentando contenerme ¿Cómo puede estar tan tranquilo después de lo que ha hecho? Encima no puedo apartar mis ojos de su rostro, perfectamente esculpido, con los labios entreabiertos y el cabello suelto sobre su almohada desprendiendo un olor tan agradable que cualquiera se excitaría. Es hermoso...tan bello que me siento inferior.

Agarro el jarrón con flores que hay sobre su mesilla con total intención de estampárselo en la cabeza, pero yerro en el intento golpeando el colchón vacío con el jarrón que se hace añicos ante mi estupefacción. ¿Dónde...?

Mi rostro tiembla cuando noto la presencia de Soujun a mi lado, concretamente de cuclillas apoyado sobre el cabecero de madera de su cama, con sus brazos recostados sobre sus rodillas mientras me mira con una expresión solemne que me hace recuperar el enfado fácilmente.

-Eres un desgraciado...¡¡Cómo le has hecho eso a tu señor!! ¡¡eres peor que un perro!!-

-No fui yo quien metió la lengua en su boca. Solo me defendí-

- ¡No mientas!!! Odias tanto a Starrk que eres capaz de mutilarle y divertirte con ello ¿¿Cómo es posible que aún te deje estar viviendo bajo su mismo techo? -

-Él depende de mí tanto como yo de él- jadeo al escuchar eso y noto cómo los celos empiezan a entremezclarse con la rabia que siento. –Le advertí que no jugara con fuego y se quemó-

-Starrk no es un niño al que tengas que educar ¡es tu señor!!! ¡¡tú amo absoluto!!-

-Y yo soy el amo de su alma- abro los ojos horrorizado cuando noto que su mirada se ha vuelto más intensa pero enseguida recupera esa serenidad que me pone de los nervios. –Jugram, es imposible que entiendas nuestro vínculo. Eres ajeno a esta oscuridad-

- ¿Tú que sabrás de mí? ¡¡no me conoces!! ¡no sabes por lo que he pasado en mi vida!!! ¡me ha costado mucho seguir el camino correcto! -

-No lo dudo. No he indagado en tus recuerdos por respeto, pero imagino que no tienes muchos recuerdos felices- trago saliva intentando aguantar la emoción cuando varios recuerdos acuden a mi mente haciéndome estremecer. Pese al intenso dolor de las cicatrices de mi alma que jamás curarán, alzo la barbilla, orgulloso ante él fulminándole de un vistazo. No me voy a dejar pisotear.

-Levanta el castigo a Starrk de una maldita vez. Usa la lengua para demasiadas cosas, más de las que imaginas-

**Soujun**

Suspiro acariciando mis párpados cuando Jugram sale de mi cuarto para que pueda vestirme. Es un chico hermoso y temperamental, pero demasiado inmaduro para mí. Le falta mucho recorrido para ser respetado y no creo que se deje aconsejar por alguien como yo.

Me cambio el camisón de dormir para ponerme el "uniforme" de trabajo y bajo a las cocinas para preparar la comida favorita de Starrk subiéndosela a su habitación en una bandeja. Cuando entro le encuentro recostado en la cama, con la espalda medio recta por los almohadones que tiene tras ésta y su cabeza, con la mirada clavada en mí en cuanto me ve entrar. Por la expresión sufrida de su rostro y cómo resopla por la nariz, debe estar al límite.

"Carne débil"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora