capítulo 7

8.6K 685 23
                                    


De todas las respuestas que Leo esperaba, esa no era una de ellas.
Un proxeneta en busca de niñas vulnerables, ocurría más a menudo de lo que debería.
Un vendedor de órganos a la caza de órganos sanos también era posible, especialmente desde que había encontrado a uno en el pasado antes de poner fin a eso. En un giro irónico, el vendedor había salvado cinco vidas con su saludable donación. Lo bueno es que él tenía su tarjeta de donante firmada.
Incluso un reclutador de luchadores para las peleas de cambiaformas subterráneas habría tenido más sentido que la respuesta de Meena.

-¿Él es tu novio? - Le espeto. Sólo la palabra novio tenía a su cuerpo tenso,
su ligre gruñendo, y aumentando su temperatura.
-No exactamente. -
Frunció el ceño mientras preveía una explicación enrevesada.
-¿Lo es, o no? -
-¿No podemos comer primero? Estoy hambrienta. - Ella ronroneaba la
palabra y miro fijamente a sus labios. Fue suficiente para hacer que él quisiera rugir. En
cambio, con una mano pegada a su hermoso trasero, abrió la puerta de la cafetería y
fue a la barra, donde Joe levantó una ceja, pero no dijo nada. Como un cambiaformas,
Joe sabia mejor, por supuesto, cuando involucrarse. Cada uno de los miembros de su personal estaban relacionados con los cambiaformas, y en efecto, dada su proximidad al complejo de apartamentos donde vivía un buen número de miembros del orgullo.
Como un oso, Joe tendía a mantenerse fuera de los asuntos ajenos. Dirigía la cafetería con su familia, que se componía de tres hijas, todas casadas, y una esposa.
No era sólo un panadero y cafetero local. También sabía el valor de la discreción, pero
Leo aún tenía que preguntar.
-¿Alguien llamo a la policía? - En otras palabras, ¿debían él y Meena salir
pitando antes de que algunos uniformados aparecieran haciendo preguntas?
Joe sacudió la cabeza justo cuando un coche de policía, con sus lamentos de
sirenas, gritó pasando, en la ruta a otro crimen.
-Aquí está tu orden, Leo, - anunció Rosalie, deposito la gran bolsa de golosinas en el mostrador, junto con un par de batidos amarillos de aspecto cremoso.
-Eso huele tan bien, - murmuro Meena contra su oreja. Ella también lo mordió antes de deslizarse por su cuerpo, y por deslizarse quería decir que él sentía cada centímetro de su curvado cuerpo frotándose contra él.
Joe inclino la cabeza en dirección a ella, silenciosamente preguntando, "¿quién
es ella?"
-Joe y Rosalie, os presento a Catástrofe, también conocida como Meena. Ella
está visitando al orgullo por un tiempo. -
Una risita salió de Meena mientras se apoyaba contra él, envolviendo un brazo
alrededor de su cintura.
-Más que visitar. Pookie y yo estamos comprometidos a ser acoplados. Así
que verán mucho más de mí por aquí. -
Ahí estaba aquel tic de nuevo. Escucho a Joe reír. Vio la amplia sonrisa de Rosalie. Sintió las fauces de la trampa que le rodeaba, listo para el broche de cierre. Pero él no se escapó. No podía. Ella no iba a dejarlo ir incluso cuando él hizo un gesto para que Meena tomara su bebida.
Antes de que ella lo hiciera, miro en la bolsa de golosinas.
-Ooh. Aah. Delicioso. ¿Comeremos aquí o lo haremos en casa, Pookie? -
Por casa, él asumió que se refería a su hogar, donde tendrían privacidad y una cama. Dado que el tipo de comida que ese razonamiento evoco no tenía nada que ver con comida real, escogió la mesa más alejada de la puerta.
Él dejo caer la bolsa de delicias para el desayuno en la mesa junto con su bebida
antes de hundirse en un asiento que chirrió alarmantemente. Sentada frente a él, Meena frunció los labios y chupo de la paja, el hueco en sus mejillas distrayéndolo, pero no lo suficiente como para que se olvidara de lo que acababa de suceder.
¿Un prometido? No era sólo su curioso gato con preguntas. El hombre quería
saber qué diablos pasaba.
Pero tuvieron que pasar dos bollos y una tortilla rellena-con esponjosos
huevos, tocino, pimientos verdes y cheddar- antes de que ella se dignara a contestar
cualquiera de sus preguntas.
Mientras ella se lamió los labios -la punta de su lengua rosada una tentadora
burla- él lanzó su interrogatorio.
-Quiénes eran exactamente los chicos, ¿y por qué estaban tratando de
meterte a la fuerza en ese coche? -
-Esos eran los matones de Dmitri, y como dije, estaban tratando de conseguir
que me fuera con ellos a fin de que Dmitri pudiera acarrear mi trasero en frente de un
sacerdote y casarnos. -
-Por tu intento de distancia, voy a asumir que no estás interesada en casarte
con el tipo.
Su nariz se arrugo, y sacudió la cabeza.
-Nope. He estado tratando de evitarlo. -
Parte de las piezas del rompecabezas cayeron en su lugar.
-Este Dmitri es por lo que estás aquí, ¿no? Es por eso que Arik dejo que
volvieras. Te estás escondiendo.
-Yo, ¿escondiéndome? Por supuesto que no. Mis padres sólo pensaron que
era tiempo de hacer una visita ahora que Arik está a cargo. - Una vez más, falló su
inocencia.
-¿Pensaron o insistieron?

Cuando Un Omega Se Rompe•||Saga El Orgullo Del Leon 3 ||•( Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora