Oh, chico, voy a ser culpada por esto.
Por otra parte, ¿cuando Meena no era culpada cuando la mierda ocurría?
Aunque, tal vez en esta ocasión, ella técnicamente empezó la pelea. Ella pensó que actuaba de manera muy madura al no reaccionar a la forma en que el cobarde de
Dmitri la agarro alejándola del baile sensual con Leo. El primer impulso de Meena fue
el de rastrillar las uñas hacia abajo en su cara antes de agarrar su pelo largo, tirando de
su cabeza, y golpear con su rodilla en repetidas ocasiones su sonriente rostro.
Pero Leo merecía a una dama y las damas no golpeaban a sus ex-novios por
interrumpir un baile. Aparentemente, los nuevos novios tenían ese privilegio.
Meena se quedó con la boca abierta mientras Leo y Dmitri se peleaban. Ella no
esperaba que las cosas se convirtieran en una pelea tan pública.
Ella había predicho que los hombres se insultarían. Sin embargo, eso era todo lo
que debería haber ocurrido. Ese siempre ha sido el MO de Leo –que para aquellos que
no han salido con un policía significa modus operandi o, sencillamente, el
procedimiento que empleaba un criminal. Pero volvamos a Leo y su pérdida de
serenidad. Ella había pasado la mayor parte del día con las leonas, hablando sobre su
Pookie, y la única cosa en la que todas ellas estaban de acuerdo era que Leo era el tipo
más sensato que había.
Claro, a veces chocaba un par de cabezas unas con otras o miraba a los
cachorros con mirada amenazante hasta que prometían comportarse. Sin embargo,
cabe señalar que hacia esas cosas para mantener la paz, no para destruirla. Leo no
toleraba la violencia a menos que no hubiera ningún otro recurso. Él primero abogaba
por la calma, y contaba hasta diez, o golpeaba una pared en lugar de un frágil rostro.
En este caso, ella no le había oído contar. Él no había golpeado una pared, a
menos que la terquedad reflejada en la cara de Dmitri contara.
¡Puñetazo!
—Hurra. — Sí, esa era su forma de animar a su Pookie en voz alta. Ya que parecía que él no había oído, ella lo dijo más fuerte, gritando de hecho. —Dale, Pookie.
Enséñale quién es el gato más grande, más malo. —Leo volvió la cabeza a eso, estrechando su mirada azul sobre ella. Totalmente
molesto. Totalmente alterado. Totalmente caliente.
—¡Catástrofe! — Qué sexy sonaba su apodo cuando él gruñía.
Ella podría decir que él la dejo sin aliento. Ella meneo sus dedos hacia él como
diciendo, “Eres bienvenido”, pero en vez de eso gritó,
—¡Detrás de ti! —
Durante ese momento de distracción –en el cual realmente Leo debería haber
sabido que no debía distraerse– Dmitri lanzó un poderoso gancho.
¿Había mencionado ella cuan digno era de mirar su Pookie? El golpe perfectamente dirigido golpeo a Leo en la mandíbula, y la fuerza hizo girar su cabeza
hacia un lado. Pero ciertamente él no cayó. Ni siquiera de cerca. Por el contrario, el
golpe trajo al depredador a la vida.
Mientras movía su mandíbula, la mirada fija de Leo abandono su camino, sus
ojos iluminados salvajes, sus labios curvados, casi con diversión, y luego él actuó. Su puño se desquito, a continuación su codo, rompiéndole a Dmitri la nariz.
Cualquier otro hombre, incluso cambiaformas, podría haber sucumbido
rápidamente, pero el tigre siberiano ruso era un gran reto para el híbrido león/tigre.
Ponlos en un cuadrilátero y ellos harían una fortuna. Desde luego, montarían
un gran espectáculo.
La sangre salía de los labios de Dmitri donde Leo lo golpeo con el puño. Sin
embargo, eso no impido que al ruso devolver todo lo que había recibido. En cuanto a
tamaño, Leo tenía ligera ventaja, pero lo que a Dmitri le faltaba en envergadura, lo
compensaba con habilidad.
Incluso si Meena no estaba interesada en casarse con él, eso no quería decir
que no pudiera admirar la gracia en los movimientos de Dmitri y su asombrosa
intuición cuando se trataba de esquivar los golpes.
Leo no estaba nada mal tampoco. Si bien era evidente que no había crecido en
las calles de Rusia, sabía cómo lanzar un puñetazo, luchar con un hombre, y verse
totalmente caliente en defensa de su mujer.
Suspiró. Un hombre viniendo a su rescate. Al igual que en una de esas novelas
románticas que a Teena le gustaba leer.
Luna se deslizo junto a ella.
—¿Qué hiciste esta vez? —
¿Por qué todo el mundo asumía que era su culpa?
—No hice nada. —
Luna resopló.
—Seguro que no. Y tampoco fuiste tú la que puso Kool-Aid en la botella de
champú de la mamá de Arik y que le volvió el pelo de color rosa en la comida
campestre familiar hace unos años. —
—Pensé que los picos cortos que ella lució después de afeitarse la cabeza se
veían increíbles. —
—Nunca dije que el resultado no valiera la pena. Solo que estoy intrigada sobre
lo que está pasando aquí. ¿Ese es Leo golpeando al diplomático ruso, verdad? Y dudo que estén discutiendo sobre quién hace el mejor vodka o quien merecía la medalla de
oro en hockey en los últimos Juegos Olímpicos de invierno, entonces eso nos deja sólo una otra posibilidad. — Luna fijo su mirada en ella
—Esto es tu culpa. —
Meena encorvó los hombros.
—Está bien, quizás soy un poquitín responsable. Tal vez me aseguré de que mi
ex prometido y prometido se conocieran. —
—Duh. Yo ya sabía acerca de eso. De lo que estoy hablando es, ¿cómo diablos
conseguiste que Leo perdiera su temperamento? Me refiero a que cuando él se pone serio, no puedes derretir un cubito de hielo en su boca. Leo nunca pierde el control
porque perder el control es perder el camino, o alguna mierda como esa. Siempre está
soltando estos divertidas pequeños refranes con la esperanza de poner freno a
nuestras salvajes tendencias. —
Pookie tenía la más linda personalidad.
—¿Qué puedo decir? — Meena se encogió de hombros. —Supongo que se puso celoso. Totalmente normal, dado que somos almas gemelas.
—Sea cual sea el motivo de su
comportamiento, él está totalmente
transmitiendo vibraciones calientes. Quiero decir, él es como un hermano para mí, así
que realmente no lo veo de esa manera, pero deberías escuchar a las chicas en el bar.
Entre Leo y Dmitri, están debatiendo quien el más sexy.
—¿Están discutiendo qué? — Meena se giro para mirar en dirección a la barra.
Efectivamente, una manada de mujeres agrupadas, ignorando a sus citas y a otros
chicos para mirar a los hombres peleando.
Viendo a mi hombre.
Grrr.
Tiempo de salir de este club.
Antes de que los gorilas pudieran separar al par, Meena se sumergió en el caos,
literalmente, arrojándose entre los dos hombres. Para su crédito, ellos tenían los
reflejos tan perfectamente afilados que pudieron parar sus golpes a medio impulso.
—Catástrofe, ¿qué demonios estás haciendo? ¿No puedes ver que estoy ocupado? — se quejó Leo.
—No te involucres en los asuntos de los hombres, lyubov moya. —
Ella ahora podía ver por qué la gente iba a la cárcel por asesinato. La obstinación de este hombre era suficiente para volverla violenta-intencionalmente en lugar de accidentalmente por una vez.
—Ya basta, Dmitri. Asúmelo. Has perdido. Me perdiste a mí y esta lucha. Yo
ahora pertenezco a Pookie, y como puedes ver, no está en lo de compartir. — Ella
dirigió esto a Leo, que lucía deliciosamente desaliñado con su ropa revuelta, su piel
sonrojada, y necesitando un beso en su labio inferior ligeramente hinchado.
—Sí, Dmitri, — se burló Leo. —Ella es mía. Todo mía. Y la única cosa que estoy
compartiendo es mi ducha con ella. Vete a la mierda.
¿Una ducha? ¿Con Leo? ¿Por qué demonios estaban hablando todavía?
—Esto no ha terminado, — advirtió Dmitri.
—Tú mismo, bola de pelo rusa. Sabes dónde vivo. Cuando quieras, ven a
visitarme, — lo desafió Leo.
—¿Quieren parar con el concurso de meadas? — les grito Luna mientras daba
codazos para pasar por entremedio de los espectadores para sermonearlos. —Un
idiota llamó a la policía. A menos que quieran pasar la noche en la cárcel, puede que
deseen desalojar el local. —
¿Policías? Oh mierda, Meena debía salir de aquí. Con su expediente de
antecedentes penales, probablemente la arrestarían a ella también, solo porque sí.
Hora de irse, pero no sin Leo.
Agarrando un puñado de su camisa, Meena tiró de él en dirección de la puerta.
Teniendo en cuenta sus estatus actual de celebridad de menor importancia… –“Mira
el tamaño del tipo que estaba peleando con el otro tipo” – Ella no tuvo que discutir o
empujar mucho para pasar a través de la multitud. El mar de cuerpos mágicamente se
abrió ante ellos.
Bien, porque si se movían lo suficientemente rápido, podrían salir de aquí antes
de que la policía llegara y una situación actualmente manejable se convirtiera en un
problema.
Mírame, tratando de mantenerme fuera de problemas.
¿Su mamá estaría orgullosa? Justo después de que ella enloqueciera porque
Meena hubiera provocado la pelea en primer lugar. En su defensa... Sí, Meena no tenía
ninguna. Ella había disfrutado bastante de los fuegos artificiales.
Podía negarlo todo lo que él quisiera. Leo la deseaba.
Esta vez, cuando ella entrelazó sus dedos con los suyos, él no se alejó. Por el contrario, él sujetó sus dedos en un apretado agarre. Él no hablo, sin embargo, una vez
que asumió la dirección de su huida.
—¿A dónde vamos? — preguntó Meena.
—He estacionado por aquí. —
Por aquí significaba un gran Suburban que ocupaba dos espacios. Apuntando
su llave hacia el, presionó un botón y las luces traseras parpadearon. Meena
amioneta con capacidad para ocho personas.
automáticamente se dirigió hacia el lado del pasajero, sorprendiéndose cuando Leo
vino con ella.
¡Abrió la puerta y luego agarró su cintura para levantarla!
¿Su asombro se reflejó en su rostro?
—Gracias. — parecía lo más correcto para decir, incluso si ella realmente no
necesitaba ayuda.
Gruñido.
Hmm. Ella no sabía lo que eso significaba así que ella se abrochó su cinturón
mientras Leo caminó alrededor de la camioneta y se deslizaba en el lado del
conductor.
Pero él no arranco el vehículo de inmediato. Él miró por el parabrisas, sus dedos flojamente agarrando el volante.
Ella esperó. Cuando un hombre está pensando, tienes que dejarlo solo. O eso le
había ladrado su papá en más de una ocasión cuando con su toque en la puerta
interrumpió su tiempo para pensar en el baño.
Cuando Leo finalmente habló, había una pregunta.
—¿Por qué esta Dmitri tan determinado? —
—Porque él no es un hombre al que le guste la palabra no. —
—Obviamente, pero me refería más a, ¿por qué tú? El tipo obviamente tiene
algo de dinero, no está mal, y tiene poder. Podría tener a cualquier mujer que quisiera.
¿Por qué está tan obsesionado contigo?
Otra mujer podría haberse ofendido por tener a su hombre preguntando qué la
hacía tan impresionante. Teniendo en cuenta como reacciono Leo, obviamente, él
entendía su encanto, pero en este caso, Dmitri estaba menos obsesionado por su
genialidad y más enamorado de sus...
—Caderas. —
—¿Qué? —
—Dmitiri me quiere por mis caderas. A cuenta de que son anchas. Como
caderas para dar a luz. —
Leo parpadeó hacia ella.
Así que ella explicó.
—Él es un gran hombre, así que es lógico pensar que podría hacer bebés
grandes. Pero no le gusta la parte de quizás. Él quiere niños grandes. Cree que si él,
como es un tigre de gran tamaño, se empareja con una Leona grande, entonces estará bastante garantizado que creará un gigante Tigon. Sabes, un híbrido de nuestra
especie, igual que tú, pero a la inversa.
—¿Él te quiere como una máquina de cría? —
Ella arrugo la nariz.
—Más o menos, que es por lo que me niego a casarme con él, no importa cuánto dinero él prometa. —
—¿Él intentó sobornarte? —
—Sobornar. Amenazar. Seducir. —
Ooh, eso fue definitivamente un gruñido de su hombre.
Ella se inclinó y colocó una mano sobre su muslo mientras ella miraba a la cara.
—Eres tan sexy cuando estás celoso, Pookie.
—No estoy celoso.
—¿De verdad? Porque pensé que fue por eso que empezaste la pelea. Aunque
me sorprende que esperaras tanto tiempo para hacerlo después de que él agarró mi
trasero.
—¡Él agarró tu culo! —
Ella sofoco su enfado con un beso. Ah, sí, hubo un chisporroteante fuego que le
recordó la última vez que se abrazaron.
Labios conectados y moviéndose unos contra otros, probando, mordisqueando,
despertando los sentidos. Ella se apoyó en él tan cerca como pudo, su maldito cinturón
impidiéndole arrastrarse hacia su regazo.
¿Espera, qué cinturón? Con un clic, se soltó, liberándola, y antes de que ella
pudiera tomar ventaja de la libertad, él la arrastró por la consola.
Dado su tamaño, no era la posición más cómoda. El volante clavado en su
espalda, sus piernas colgando de la consola central, ¿pero a quien le importaba? Ella
estaba en el regazo de Leo, besándolo, tocándolo.
Y él la estaba tocando.
Sus manos recorrían su cuerpo, marcándola a través de la sedosa tela de su
vestido. Una gran mano se deslizó hasta su muslo, excavando bajo su corta falda.
Yemas de los dedos rozaron la tela que cubría la V entre sus muslos. Ella tomo
una bocanada de aire. La anticipación estremeció todos sus nervios.
Él froto dos dedos gruesos contra la tela de sus bragas mojadas. ¿Él pudo sentir
el estremecimiento de emoción? A juzgar por su rugido contento, él lo hizo.
De nuevo él la acaricio, y ella chilló en su boca, un sonido que él atrapó y…
Toc. Toc. Toc.
—Hola, Leo, ¿no te importa llevarnos una vez termines de sobar a nuestra chica
Meena?
—¡Vete! — gritó Meena. —Estoy ocupada.
—¿Cuánto tiempo tenemos que irnos? ¿Dos minutos? ¿Cinco? Tengo hambre y
no estoy de humor para esperar demasiado tiempo.
Buena cosa que Leo fuera fuerte porque el orgullo podría haber perdido tres
leonas cuando ella salió por la puerta, dispuesta a matarlas.
Entonces ellas casi murieron de nuevo cuando ella se dio cuenta de que Leo no
iría a su habitación una vez llegaron al complejo de apartamentos para terminar lo que
habían empezado.
Dolorida, frustrada y enojada, ella hizo lo que cualquier mujer que se precie haría en este tipo de situación. Se emborrachó con sus nuevas mejores amigas y desahogo su frustración con cubetas de helado.
Luego se desmayó.
En algún lugar. Sola.
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Cuando Un Omega Se Rompe•||Saga El Orgullo Del Leon 3 ||•( Terminada)
General FictionLeo es un tipo tranquilo. Un buen tipo. Nadie se atreve a joderle. Entonces, puede explicar alguien porque a Meena le permite conducirlo a la locura -con deseo. Cuando Meena literalmente se arroja sobre Leo y declara que es su compañera, su primer...