Llamado a la suite del ático para una reprimenda. Por primera vez a Leo, el
creador de las reglas.
Él era por lo general el que daba estas reprimendas o el individuo
que proporcionaba la voz de la razón calmada cuando Arik reprendía a un delincuente.
Excepto que esta vez, Leo se sentaba en el sofá de la vergüenza como la parte
culpable.
Agitado, Arik paseaba delante de él, un hombre alto con un impecable corte de
pelo, cortesía de su esposa peluquera.
—¿En qué diablos estabas pensando, comenzando una pelea en público? —
Pensando, no mucho, al menos no con su cabeza humana. Con el instinto
primario, sin embargo, era otra cosa.
— Lo siento. — Hizo lo que siempre aconsejaba a otros. Disculparse.
—¿Perdón? — Hayder, quién se había unido a esta reunión improvisada, se rió.
Luego se rió un poco más cuando se dejó caer en el sofá al lado de Leo, quien sostenía
una bolsa de hielo para su dolor de mandíbula. Maldito sea ese tigre que pudo lanzarle un puñetazo. No era frecuente que Leo conociera a alguien que pudiera golpearlo. El hematoma era prueba de eso. En cuanto a la bolsa de hielo, mientras que la lesión desaparecería en un día o dos, una compresa fría podría ayudar con la hinchazón.
Era gracioso como él no había notado sus lesiones al estar con Meena en su
camioneta, una sesión de besuqueo cruelmente truncada. Peor aún, cuando Meena estuvo a punto de dar castigo a aquellos que se atrevieron a interrumpirlos.Casi había rugido también en su mejor voz de Omega a las Leonas, “¡Fuera de
aquí!” Pero no lo hizo. Sólo porque Meena reaccionó primero.
Me merezco esta reprimenda del jefe. Había perdido el control y roto las reglas,
incluso las no escritas que él había creado como “no te involucres con Leonas”,
especialmente las relacionadas con el alfa.
—Perdón. ¿Lo sientes? — Arik no podía ocultar una nota de incredulidad en su tono.
Hayder lo salvo. Más o menos.
—Amigo, en todo el tiempo que hace que te conozco, esta tiene que ser la
primera vez que he visto que has sido llamado por causar problemas. ¿Y por una
mujer? — Hayder prácticamente se cayó del sofá, de lo fuerte que se reía.
No cualquier mujer…
—¿Esto es por Meena? — Dijo Arik en un tono incrédulo varios tonos por encima de su última declaración. —¿Meena? ¿Meena, como mi prima, la catástrofe ambulante? —
Leo no era un león cobarde que huyera de la verdad.
—Sí. El tigre quiso llevársela. —
Y él la quería de vuelta.
—¿Por qué no lo dejaste? Ahora, en cambio, ha causado un incidente
internacional. —
—No fue culpa de ella. —
—¿Estaba allí? —
—Sí, pero soy yo el que perdió su temperamento. — Y él probablemente lo
perdería de nuevo si el ruso imbécil se acercaba otra vez a Meena.
Arik giro sobre sus talones y clavo su mirada en él.
—Sí, lo hiciste. Y me has causado un montón de problemas. Quiero decir, tu atacaste a un diplomático ruso en nuestro territorio, uno con permiso para estar
aquí.
—Él es un criminal. —
Arik se encogió de hombros.
—Tal vez, pero eso es en Rusia. Aquí es un hombre de negocios, que fue atacado por el Omega de mi orgullo.
—¿Qué necesito hacer para arreglar las cosas? — ¿Disculparse? Era lo
suficientemente hombre para hacer eso. ¿Pagarle? Tenía fondos guardados para un
día lluvioso.
—Podríamos darle a Meena, — reflexionó Arik en voz alta.
¿Quién gruñó? Seguramente él no.
—Oh, mierda los rumores son verdad. Ella es su maldita compañera. — Hayder
ya no sonaba tan divertido. —No. Di que no es así. Si tú la reclamas, entonces eso
significa — tragó duro —que se quedara aquí. Para siempre. ¡Noooooo! —
Hayder no era el único que tenía un ataque dramático. Arik lo observaba, con
una expresión de dolor en su rostro.
—Por favor, por favor, por favor, dime que no vas a aparearte con ella. No sé si
podríamos sobrevivir teniendo a Meena aquí a tiempo completo.
—Amigo, ella es un desastre andante, comentó Hayder.
—Un imán para los problemas, — añadió Arik mientras Hayder asentía con la cabeza.
—Un huracán sobre dos piernas. —
—Una fuerza destructiva mayor que la madre naturaleza. —
Leo levantó una mano.
—Eh, muchachos, quizá quieran parar antes de que parta sus cráneos juntos.
No están diciendo nada que yo no sepa, pero... — Él suspiró. —Me temo, y quiero
decir realmente temo, que ella podría estar en lo cierto. Creo que es mi compañera. —
Ya era hora de que lo admitieras.
Obligado. Y sí, no importaba si su ligre le hacía malas caras en su mente.
Admitir que podría terminar acoplado con la irritante Meena no significaba que lo
haría sin dar pelea.
Había llegado el momento de cambiar las cosas. Tiempo de recuperar su
equilibrio. De aquí en adelante, iba a tomar el control, establecer algunas reglas
nuevas, y divertirse al hacer que Meena las siguiera. Y si ella no acataba las reglas,
ganaría un castigo. Un sensual castigo, cargado de erotismo sólo para ella.
Rawr.Nos leemos pronto comenten voten 😍😜
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Cuando Un Omega Se Rompe•||Saga El Orgullo Del Leon 3 ||•( Terminada)
General FictionLeo es un tipo tranquilo. Un buen tipo. Nadie se atreve a joderle. Entonces, puede explicar alguien porque a Meena le permite conducirlo a la locura -con deseo. Cuando Meena literalmente se arroja sobre Leo y declara que es su compañera, su primer...