Capítulo 31.

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Emery.
El despertador suena. Son las 7 y media de la mañana, Harry se está preparando para ir a trabajar, y yo tengo que alistarme y mentalizarme para mí entrevista de trabajo.
Cojo mi ropa del armario, algo elegante y formal. Un vestido rojo granate que me queda por debajo de la rodilla, con las mangas de tres cuartos y el cuello cerrado, pero los hombros del vestido son de tela transparente.
Hace algo de frío de modo que a mi Outfit le equipo como extra unas medias transparentes y unos tacones cerrados ni muy altos como si me fuese de fiesta ni muy bajos como para parecer una monja de clausura, pero por si acaso pongo en mi bolso mis fieles y cómodas Adidas Superstar de cuando yo era más niña, que curiosamente aún son de mi talla y están en perfecto estado.
En mi bolsa he metido, como previamente he dicho, mis Adidas, mi iPhone, la chaqueta de cuero, ropa de recambio para después de la entrevista y algo de maquillaje. Cierro con algo de esfuerzo la cremallera y me cuelgo el gran bolso al hombro.
Dejo el bolso encima del sofá, y decidí ponerme los tacones al salir, de modo que cojo mis zapatillas de casa y voy a la cocina para servirme el desayuno.
Me sorprendo al ver a Harry poniendo los cargados platos de desayuno encima de la encimera. Huevos, beicon, tortitas de patata y café.
-¿Y todo este festín?-pregunto cambiando mi expresión de preocupada por la entrevista a una de enamorada ante este gesto de Harry.
-Digamos que todo esto es en compensación de lo que pasó con el trabajo en la empresa de mamá.
-Harry ya lo hemos hablado...-digo algo molesta cambiando mi expresión y sentándome frente a él.
-Sí, pero eso no te va a quitar la razón.-me dice también molesto.
Empiezo a comer, pero cuando dice eso, suelto levemente el tenedor, bebo un largo trago de café y hablo.
-Ya hemos hablado de esto, y no voy a volver a hablar más de este asunto. Estoy harta de discutir de algo de lo que ya hemos hablado previamente, y si quieres que te diga la verdad me molesta hablar de la empresa de Molly, cuando me importa una mierda. Sé que te ha ayudado, y es tu madre, pero Harry Evans, nos quiere joder vivos a los dos. Me duele que seas tan ingenuo en cierto punto, y créeme que estoy feliz de que hayas encontrado un empleo, pero tienes que tener cuidado.
  -Te recuerdo que es mi madre, ¿sabes Emery?
  -Yo te recuerdo que hasta hace un tiempo que hablábamos de estas cosas la odiabas, y me lo decías muchísimo. Te recuerdo que casi rompe la pareja de mis padres hace más de 30 años. Te recuerdo que rompió la pareja que hacía con tu padre y no luchó paga tenerte a su lado. Te recuerdo que prometió que nos separaría, y lo está cumpliendo, ¿no crees?
  -¿Qué culpa tiene mi madre de que nuestra pareja no la entiendamos ni nosotros? ¿Qué culpa tiene mi madre de que mi padre le pudiese los cuernos con una chica que conoció de joven? ¿Qué culpa tiene mi madre de que tu padre la dejase tirada y tu madre fuera una puta que los separó?
  Y la hostia llegó. Le di una tira por insultar a mis padres, el resto me daba igual. Después, él se sonó la zona enrojecida de la marca de mi mano.
  -Lo siento Emery, ambos sabemos que eso no es verdad.
  La rabia inundó mi ser. Le tiré su desayuno a la cara y el café incluido. Sería cómico si no fuese por la situación que ahora mismo nos está atrapando.
  Nos miramos a los ojos instintivamente, y no sé en qué momento nos estábamos besando calurosamente. Enredo mis piernas a sus caderas a la vez que entrelazó mis brazos a su cuello.
  Atropelladamente damos paso a la habitación. Caemos en el colchón y nos seguimos besando. Arremango el vestido y él se ha desabrochado ya su pantalón.
  Cuando me doy cuenta de lo que estamos haciendo, me quito de su regazo y abro los ojos ampliamente.
  -¿Qué mierda estamos haciendo? ¡No quiero, has insultado a mi madre!
  Me coloco bien el vestido y el pelo rizado. Noto que se me ha corrido el maquillaje, y rezo para que el vestido no se me haya manchado de la comida. Me doy una vuelta en el espejo y me doy cuenta de que el vestido está perfecto.
  Me doy la vuelta y compruebo la tienda de campaña que se ha formado en los bóxers de Harry.
  -Me encantaría que me perdonaras Emery.-me dice mirándome a los ojos. Veo una especie de brillo especial en ellos quitando el brillo de lujuria que también se representan.
  -A mí me encantaría que no fueses tan temperamental.-miro el reloj que llevo en la muñeca y me obligo a salir de la habitación para llegar a tiempo y no violar a Harry.
  Salgo al salón, cojo el bolso y me pongo los tacones rápidamente, para después salir del apartamento e ir a la entrevista.
 

¿Qué pasó con los hijos de Hessa? #wattys2019 #OmegaAwards2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora