Capítulo 24.

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  Emery.
La salida del hospital ha sido silenciosa, únicamente pensando en lo que Molly puede hacer para que no me case con Harry, a veces pienso la mala suerte que hemos tenido en que Harry sea hijo de Molly y Zed, pero eso no me desanima a casarme con él.
-¿Te pasa algo?-me dice Harry, pero está mirando fijamente la carretera. Le han concedido 2 días a mi lado antes de volver y terminar las últimas sesiones de quimioterapia.
-Tengo miedo de que tú madre nos destroce o haga algo contra nuestra.-le confienso asustada, no puedo mentirle, sé que no puedo.
-Tranquila, no hará nada sobre mi cadáver.-dice pero solo asiento pues no he entendido bien la frase.
-¿A donde vamos?-pregunto.
-A tu departamento.-me dice.
Me hundo en el asiento mientras asiento, esperando impaciente llegar, quiero ya relajarme con el hombre de mis sueños, aquel que me ha llenado de luz mi vida.
En seguida, Melissa llama al móvil de Harry, y se lo doy. Harry traga saliva y cuelga sin siquiera contestarle.
No sé porque pero me cabrea ver que lo ha llamado, de modo que la llamo yo, aunque Harry está a mi lado.
-¿Emery?-me contesta al tercer tono.
-Sí, soy Emery.-digo molesta.
Harry me está haciendo gestos preguntándome que estoy haciendo pero sigo hablando.
-¿Para qué has llamado a Harry?
-Emery, lo estaba llamando para... porque... mira no te puedo mentir eres mi puta mejor amiga, lo llamaba para decirle que si ya te ha pedido matrimonio.
Me quedo de piedra de repente, resulta que me he puesto celosa de mi mejor amiga porque ha llamado a mi prometido. ¿Por qué soy tan imbécil?
-Emery, ¿estás ahí?-oigo por el auricular.
-Sí, perdona Mel, estoy muy nerviosa últimamente lo siento.
-No te preocupes, amiga.-dice haciendo énfasis en la palabra amiga.
-Sí me preocupo porque me he puesto celosa de ti y no quiero ser la típica novia celosa que se preocupa de que su mejor amiga y su prometido se vean a escondidas.
-Entiendo lo que dices así que no te rayes. Bueno te dejo tengo que hacer algo urgente. Te quiero muchísimo Emery.
-Te quiero muchísimo Mel, hasta luego.-me despido y cuelgo.
Harry tiene una expresión divertida en el rostro, y me he dado cuenta de mi gran estupidez.
-Lo siento.-digo avergonzada.
  -Me jode que desconfíes de mí de esta manera.-me dice claramente molesto.
  -Lo entiendo, joder perdóname.-digo con la cabeza gacha preparándome para lo peor.
  Pero no dice nada, mira para delante mientras conduce en silencio. El silencio me tortura, prefiero mil gritos de Harry que su silencio incómodo. Parece leerme el pensamiento con ello y me dice:
  -¿Quieres hablar de eso verdad?-me dice mirándome con una expresión dura.
  -Sí.-digo.-pero no quiero hacer que esto acabe en gritos sino hablar como personas civilizadas, últimamente no hemos hecho nada más que gritarnos.-digo pero enseguida me arrepiento de haberlo dicho.
  -¿Últimamente?-hace una risa amarga.-te recuerdo que tenía un puto cáncer.-dice demasiado calmado, teniendo en cuenta la situación en la que estamos.
  Se me escapan unas lágrimas que ruedan por las mejillas, y poco después llegamos al aparcamiento. Nada más estacionar, salgo corriendo por la puerta y entro al portal. Noto las botas de Harry corriendo tras de mí, pero consigo entrar en el ascensor escuchando sus gritos llamándome por mi nombre.
  Subiendo en el ascensor noto que he sido una borde en Harry, solo por una llamada de Melissa, una estúpida llamada de Melissa.
  Salgo deprisa del ascensor pero en la puerta de mi apartamento está Harry esperándome. Me acerco a él despacio y le digo:
  -Te amo y lo siento, siento ser una borde, de veras que no era mi intención ser así.-digo, para acto seguido caer de rodilla pero él me levanta y me besa desesperadamente. Abro la boca de la impresión y él aprovecha la ocasión para meterme la lengua.
  Nos separamos por la falta de oxígeno presente para ambos y abro la puerta de casa. Vamos directos al dormitorio, donde después hacemos lo que hace mucho tiempo no hacemos. Hacer el amor salvaje y desenfrenado mientras nos prometíamos amor eterno.
  Cuando ya no podemos más con nuestra propia alma, nos metemos en la ducha y nos duchamos juntos, el agua caliente cae sobre nuestros cuerpos mientras le enjabono la espalda.
  Salimos de la ducha, nos vestimos y vemos una llamada perdida de mi hermano, 14 de mis padres y un mensaje que hace que saltaran todas las alarmas:
  -Han disparado a Mery y estamos en el hospital.
  Respondo un "ya vamos para allá" y salimos como alma que lleva el diablo director al hospital. En la sala de espera, se nota a leguas lo infelices que nos sentimos en este preciso instante.
  El doctor, después de la cirugía, se acerca a nosotros para darnos una gran temida noticia, aquella que hará que nuestra alegría se quede en nuestra alma o la cordura de mi hermano desaparezca.

¿Qué pasó con los hijos de Hessa? #wattys2019 #OmegaAwards2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora