Capítulo 37.

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  Emery.
Abro la puerta de casa y lo primero que veo es a Harry con una copa de vino blanco en mano, y en la mesa de centro del salón una pizza y patatas fritas. Me acerco a él y le doy un casto beso en los labios, y cojo la copa de vino blanco, le doy un sorbo y compruebo que está delicioso.
Nos sentamos juntos en el sofá y nos miramos a los ojos fijamente. Le sonrío y él me sonríe a mí. Nos abrazamos fuertemente y después nos besamos con pasión, hace mucho que no pasaba un rato de intimidad con Harry, nosotros dos solos.
-Bueno, ¿y qué tal tu día?-me pregunta Harry tomándome las manos con suavidad.
-Bastante bien, bastante ajetreo y eso, pero gracias a mi supervisora todo ha salido a pedir de boca, pero lo que más me ha gustado del trabajo es el restaurante al que he ido a comer hoy, hace una comida buenísima. ¿Y el tuyo?-le digo, después de dar un sorbo al vino, soltando una mano del agarre de Harry.
-Bueno, he tenido mucho trabajo porque como mi santa y querida madre no ha ido hoy a la oficina, he tenido que ocuparme yo de mis cosas y de las suyas, en fin, todo una mierda. Pero bueno, ya estoy contigo después de tanto tiempo, y eso es lo único que me importa.
  Me abraza con fuerza y me huele el pelo, siempre me ha parecido raro que lo haga pero bueno, es un gesto romántico y bastante bonito.
No recuerdo como nos fuimos a dormir sin hacer nada, pero despierto al día siguiente. Harry me está mirando fijamente, y de pronto noto su mano bajando por mi vientre, apretando por la parte baja de mi abdomen, suspirando súbitamente.
-Buenos días, princesa.-me dice Harry con voz seductora.-Veo que te has despertado bien.
-Hola.-dijo suspirando y con voz entrecortada.
Su mano baja más hacia mis partes íntimas y mete dos dedos moviéndolos en círculos, después los saca y baja hacia mi coño. Con la lengua y los dos dedos que ha aplicado anteriormente y mueve ambos en círculos al ritmo de mis súplicas y gemidos.
-Dime como te gusta Emery, quiero que me digas cuanto disfrutas.-me dice Harry en el momento que saca la lengua pero incorpora otro dedo mientras los mueve más rápidos, con ritmo.
-Me... me gus... me gusta mucho Harry.-digo, y en seguida suelto un gran gemido, a la vez que veo a Harry como se chupa sus dedos.
-Me encanta como sabes mi amor, estás muy buena.-dice, y en seguida me ruborizo.
Le agradezco el cumplido agachándome a su gran polla, y metiéndome media en la boca, pues el tamaño es tan grande que me atraganto. El resto la cubro con la mano y la muevo al ritmo que también la muevo con la boca. Él grita y gime y cada vez que lo hace yo aumento el ritmo.
Necesitábamos este pequeño momento íntimo como el agua en el desierto. Hace mucho que no disfrutábamos de intimidad, ya sea por cuestiones de trabajo o por familiares.
Hace tiempo que estábamos mal, hasta el punto de dejarlo pero pudimos arreglarlo. Yo me refugié en el trabajo por la razón de no hablar con él de ese tema. Discutíamos mucho porque cada uno porque prefería hacer sus cosas sin tener en cuenta los intereses del otro, y eso a ambos nos molestaba.
Cuando noto su líquido seminal en mi garganta, me separo de su miembro y me limpio los resto de semen de mi boca.
Harry coge un condón de la mesita de noche y lo desenrolla en su punta. Se incorpora encima de mí y me la mete suavemente. Suspiro fuertemente y me aferro a su espalda musculosa.
Le pido más y más entre gritos. Con una mano se aferra a mi trasero y con la otra se aferra a mi seno derecho, penetrándome fuertemente. Yo grito y grito, arañando su espalda sin tatuar.
En un movimiento ágil me pone encima de él, y con ambas manos coge mis pechos y los succiona con su lengua, a la vez que aprieto sus brazos tatuados. Aprieto más sus brazos cuando mi clitoris parece querer explotar por el placer ocasionado.
Minutos después, estallamos en placer, corriéndonos y con el gran orgasmo final nos ponemos uno al lado del otro en la cama, intentando descansar del gran y delicioso coito que acabamos de terminar.
Cuando me siento lo suficientemente preparada para levantarme, le doy un beso a Harry y me meto en la ducha, no me molesto siquiera en cubrir mi cuerpo desnudo. Cuando me miro en el espejo del baño, me quedo sin palabras al ver mi cutis resplandeciente, mis ojos brillantes, mi pelo rizado alborotado y marcas por el cuerpo causadas por los apretones y los chupetones que me ha hecho Harry.

¿Qué pasó con los hijos de Hessa? #wattys2019 #OmegaAwards2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora