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- Buenaaas. - dije simpática.

- Hola

Entré a la cocina porque tenía ganas de comer algo dulce, abrí la heladera y agarré el pote de dulce de leche.

- Eso es mío. - escucho decir de mala manera, Mateo...

suspiré. - ¿puedo comerlo?

- No.

No me gustaba como empezó a tratarme. De alguna forma me gustaba cuando me jodia, era la única persona que me hacía reír, pero ahora es frío sin motivo.

Me resigne y empecé a prepararme un café bajo la atenta mirada de Mateo.

- No tenía visita vos?. - me giré a verlo mientras batía el café.

- Ya sé fue aunque no tendría que importarte.

Me mordí el labio reprimiendo las ganas de putearlo, solo empecé a caminar hacia mi cuarto.

- Ángela -

Frene a mitad de las escaleras y giré a mirarlo moviendo mi cabeza para que hable.

- No querés jugar a la play?. - se rascó la nuca con nerviosismo.

- No, en otro momento ahora no tengo ganas. -volví a caminar pero volvió a hablar

- Pero no querés que hagamos algo? No sé em estoy aburrido, por favor - pidió.

- No Mateo, en otro momento.

Asintió un poco triste y en este momento no entendí que pasaba. Primero me trata para el orto y después quiere pasar tiempo conmigo.

Terminé de subir las escaleras y me acosté a pensar hasta quedarme dormida

(...)

Sentí mi celular vibrar, lo agarré y miré la hora 3AM empecé a llorar.

05-05 3 años de la muerte de mi papá. No lo voy a superar nunca, cada dia que pasa lo extraño más que nunca, lloré tanto hasta que me dormí.

Me desperté a las 13:00 no iba a ir al colegio y mi mamá sabía los motivos por eso tampoco me despertó.

Terminé de bañarme y me miré al espejo, tenía los ojos super hinchados de tanto llorar.

No quería hablar con nadie porque cualquier palabra me haría llorar, estaba más sensible que nunca. Baje y agarre unas galletitas saladas para comerlas

- Esas galles son mías Angela - lo último que necesito, discutir con Mateo.

Suspiré no quería pelear con él.

Mordí mi labio aguantando mis ganas de llorar, no le dije nada, el corazón me dolía. Deje las malditas galletitas en la mesa y me fui afuera, miré el cielo y pensé como lo vengo haciendo hace 3 años. Ay papá cuanta falta me haces.

- Por qué no fuiste al colegio?

- No me siento bien. - quise irme pero Mateo me agarró del brazo.

- Qué te pasó?

- No importa.

Mis palabras apenas se escuchaban, mis ojos se pusieron llorosos cuando Mateo me abrazó. Pero...porque lo hacía? Me confundía y mucho.

- Por qué?

- Por qué, qué?

- Por qué me tratas mal?

- Perdón es que terminé con mi novia ayer, no quería agarrármela con vos.

- Pero yo que tengo que ver?

- Igual vos también me tratas mal cheta- Ríe.

- Si, perdón por eso. -sonrei nerviosa.

- Igual me lo podes pedir de otra forma.

Después de decir eso se acercó más de lo normal y yo me puse nerviosa. Muy nerviosa diría y no sé porque, siempre fui alguien re directa.

- De qué forma? - interrogue ocultando muy bien mi nerviosismo.

- Déjame pensar...así.

Me besó.

Le seguí el beso y por un momento me olvidé de lo mierda que lo estaba pasando. Dejo de besarme y me mordí el labio reprimiendo una sonrisa

- Por qué hiciste eso?

- No sé, pintó

Lo vi irse adentro y me reí. No podía ser tan forro.

Las horas pasaron, nada interesante, ya era de noche y estaba cansada.

Fue la primera vez en 3 años que no lloré todo el día y todos sabemos por qué. Me sentía mejor, mucho mejor.

Ya estaba acostada cuando siento que abren la puerta super despacio.

- Ma?

- Soy yo tonta. - escuché a Mateo soltar una risita.

- Qué haces acá tarado?

- Me dejaste re loquito

- Eh? - ya no entendía nada.

- Te estoy molestando nada más, solo vine a hacerte compañía

- Por qué?

- No sé estabas bajon y me pintó venir. Dale deja de hacer tantas preguntas y déjame lugar.

Hice lo que me pidió, pero ¿por qué? No había contacto físico aunque no voy a negar que me gustaría.

- Eu cheta - dijo en un susurro

- Mmm?

- Te puedo abrazar?

- Qué!?

- Dale tonta, me escuchaste

- Está bien, pero no flashes turrito

- No flasho nada wachina solo que no me gusta sentirme sólo

- Y en tú casa como hacías? - reí.

- Me gustaba dormir con Mía

- Quién es mía - me di vuelta y estábamos muy cerca, pasó su mano por mi cintura abrazandome y habló.

- Mi gatita

- Así le decís a las minas vos? - sonreí.

- Dale boluda, mi gata en serio

- Ya sé - reí

Capaz no me caiga tan mal...



Conectados - Trueno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora