Capítulo 3; Confesiones y sospechas

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Corriendo hacia la piscina, Shanaia, Aneli, Oliver, Santiago y Gerard. Esperaban a encontrar a su amiga sana y salva, después de lo que había pasado necesitaban a todo vivos, y pronto para poder salir de aquí.

Una vez en la piscina Mariana Laserre se encontraba chapoteando pidiendo ayuda casi ahogada. Rápidamente para ayudarla Oliver se tiró al agua y nado hacia ella llevándola hasta la orilla.

Fuera de la piscina intentando respirar con normalidad Mariana se quedó callada hasta que de un momento a otro Gerard se le abalanzó encima

— ¡Mariana! ¿¡Estas bien!? — Preguntó Gerard preocupado — ¿¡Que paso!?

—No lo sé... Después de que ustedes fueran por lo del grito. Me levante para ir con ustedes, pero de un momento a otro, alguien me empujo a la piscina y como no sé nadar. Casi me ahogo. Si no fuera por ustedes estaría muerta. Pero ya no importa —Corrigió mariana— ¿Qué paso? ¿Por qué grito Camila?

Shanaia se acercó lentamente hacia Marian se agacho y le dijo:

—El señor Ang está muerto.

— ¿¡Qué!?— Grito Mariana— ¡Mentira!

—Si Mariana es verdad, acabamos de ver su cadáver. Está en el comedor.

—No... no puede ser, no les creo

Santiago intervino en la conversación.

—Bueno míralo tú misma—respondió de mala gana— ya sabes donde queda el comedor.

Mariana se levantó temblando y se dispuso a ir a al comedor. Luego de un par de pasos Gerard dijo:

—Espera, no vayas sola. Según esa persona, no deberíamos quedarnos solos.

Gerard se levantó del suelo y siguió a Mariana hasta el comedor. Cuando ya estaban el comedor Mariana miro a Gerard y le dijo.

—Esta es la peor broma que le pueden hacer a alguien.

— ¡No! ¡No puede ser!— Dijo Gerard alarmado— ¡Él estaba aquí, todos los vimos!

Tomando el brazo de Mariana, Gerard salió corriendo de nuevo hacia la piscina y les aviso a todos que el cuerpo del señor Ang no estaba. Se había esfumado como una nube en el viento. Cuando los chicos que buscaron estaban ahí todos se quedaron impactados. "No es posible" pensaban, todos vieron a la perfección el cuerpo del señor Ang en la silla, sin vida con los ojos abiertos y estuvieron ahí un rato. No era posible que fuera una broma de parte de él.

Bajando las escaleras nerviosos Jesús Sckellington y Kevin Montgomery. Trataban de hablar para hacer un poco más tranquilizante la situación. Pero antes de llegar a bajar las escaleras completas Oliver Lygaric grito:

— ¿¡Y Ruby y Camila!?

— ¿¡Por qué, paso algo más!?—Respondió Jesús la pregunta con otra histéricamente

— ¡Responde mi maldita pregunta!

Kevin intervino a la discusión y dijo:

—Ruby esta con Camila en su habitación. Dijo que no era buena idea dejarla sola.

Oliver subió corriendo las escaleras apartando bruscamente a Jesús y Kevin y se dirigió al cuarto de Camila. A todos les pareció extremadamente curioso que Oliver haya hecho eso pero por cómo estaban las cosas no le tomaron demasiada importancia.

Una vez abajo junto con los demás. Jesús vio las estatuillas de la mesa y vio que estaban rotas, bueno, solo la figura del humano, las demás están intactas. Se volteó para decirles a los demás. Pero fue más impresionante el darse cuenta que el señor Ang no estaba.

Diez versos para morirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora