6. Sin ti

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Tony observaba el mar de estrellas que le rodeaba, la galaxia era tan hermosa, brillante e inspiradora, aunque también le infundaba un terror infinito. No podía creer el punto en el que se encontraba, acababa de perder a su hijo mayor, justo entre sus brazos se había deshecho en cenizas, había sido herido de gravedad, y se encontraba abandonado en una nave sin energía en mitad del espacio con una chica alienígena a la que acababa de conocer. Al menos no estaba solo. Nébula era bastante seria, reticente al humor y contacto, pero parecía que se estaba trabajando su confianza, lo suficiente para que le ayudara con su herida evitando que muriese y para cederle parte de sus raciones de comida.

Lo peor de todo, bueno, haber perdido a su hijo era ya lo peor que le podía haber pasado en la vida pero al menos estuvo entre sus brazos, sin embargo él no podría tener lo mismo, no podría ver si sus otros dos hijos estaban vivos, cuales de sus amigos y familia había sobrevivido, si Steve estaba bien. Steve. Solamente pensar en su nombre aliviaba su corazón (en la medida en que eso era posible) aunque también le dañaba en lo más profundo de su alma, pensar que jamás oiría su angelical risa, que no se perdería en el mar de sus ojos, que no besaría sus celestiales labios, que no volvería a ver como el sol se reflejaba en sus dorados cabellos.

-Tony Strak, aka masoquista -rió irónico

Tony se quedó con la vista absorta en aquellas bolas de gas de fuego, le recordaban a su marido, tan frías e intocables a lo lejos, tan cálidas y bellas de cerca. Deseaba poder decirle que le amaba, que era lo mejor que le había pasado en la vida, que él era el culpable de sus tres hijos y que por ello le condenaría a amor perpetuo, que no se arrepentía de nada por muy mal que hubiese acabado. Aún así, le diría que ojalá hubiera estado presente cuando Peter desapareció entre sus dedos, que ojalá hubiera podido abrazar a sus hijos otra vez, y besarle a él eternamente, ojalá pudiera morir entre sus brazos mirando sus ojos. Sin darse cuenta estaba llorando.

-Mierda, mira lo que has hecho, Steve

Secó sus lágrimas de forma tosca y apartó la mirada de la ventana, alzó su camiseta para observar su herida, estaba volviendo a sangrar, Nébula tendría que volver a curarle. Tony se acicaló un poco y sacó su máscara, lo único que había sobrevivido de forma decente, y activó el visor, haría una grabación y con suerte llegaría a la Tierra, o FRIDAY lo detectaría, no tenía ni idea pero al menos se quedaba más tranquilo.

-Sorpresa, ¿qué? ¿cómo te has quedado? Sí, resulta que he sobrevivido a la persecución, no te lo esperabas, ¿verdad? -rió suavemente -Estoy bien, Steve, no tienes que preocuparte por mí, solamente me han apuñalado en el estómago, la comida se ha acabado, y el oxígeno se acabará mañana, pero todo guay

Tony se acercó más a la máscara, como si fuera el rostro de su marido, y sonrió algo más.

-Quiero imaginar que estás vivo, que la mayoría lo están, que nuestros pequeños gemelos están entre tus brazos... que todos estáis bien, y... quiero imaginarlo porque aquí arriba las cosas no han acabado muy bien, no solo nos consumimos lentamente, sino que todos han caído salvo una, Nébula, un amor de persona, como yo -rió abiertamente antes de que su respiración desapareciera completamente de sus pulmones -Todos, mi amor... sí, nuestro pequeño Peter también

Tony tocó su corazón, no lo sentía latir, pero tampoco le extrañaba, tenía ganas de llorar pero sabía que su cuerpo ya no tenía más lágrimas, primeramente porque había llorado hasta lo insaciable, y segundo porque no había bebido agua en bastante tiempo.

-Fue en mis brazos, Thanos había desaparecido, nosotros estábamos hablando, me dijo que se sentía mal, no esperaba aquello para nada, cayó en mis brazos, se agarraba a mí como si fuera la mismísima vida, y se deshizo, Steve, se deshizo en polvo entre mis manos... mi bebé... al que lleve 9 meses en este vientre, al que le di la vida, y se fue entre mis dedos

Un cuento al revésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora