24. ¿Aceptas?

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*5 meses antes*

Steve dormía tan plácidamente, su cuerpo estaba en el sumum del descanso, como si durmiera entre nubes. Los recuerdos de la noche anterior siendo sus sueños en aquel momento, hacerle el amor a Tony era tan maravilloso, sobretodo cuando era fuera del celo, porque no era un impulso biológico sino que nacía del máximo amor, era algo que le hacía temblar de la felicidad.

Pero el despertador rompió su sueño, cumpliendo su función, Steve abrió los ojos muy lentamente, parpadeando de forma repetida, no queriendo levantarse, y eso que él era un gran madrugador. Aún así levantó el rostro y apagó el despertador, giró sobre su estómago para encarar a Tony, pero cuando estiró su mano, no encontró el cálido cuerpo del moreno a su lado, lo que le hizo abrir los ojos asustado e incorporarse con fuerza. Steve miró a todos lados, el ingeniero no estaba por ningún lado, ni había indicios de su presencia, la cama ya estaba fría así que Tony debía estar en pie desde hace tiempo; tras el susto inicial, y revisar todo el cuarto con la vista, el rubio descubrió una radio en su mesita de noche con una nota, Steve la tomó y reconoció la caligrafía de Tony.

"Canal 88 a las 10:54"

Steve se dio cuenta de que quedaban 3 minutos, así que tomó rápidamente el aparato, lo encendió y buscó el canal, donde un hombre hablaba.

-Ahora, tenemos una petición de Cabeza de Hojalata para Estalactita... supongo que ellos se entenderán -rió el joven -Que le dedica está canción y además le pide que vaya a la cocina cuando esta termine... uhhh Estalactita, que misterio

Steve esperó expectante a que la canción comenzase, sorprendiéndose con "Simply the best" de Tina Turner, una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro, era maravilloso como una canción podía hacerle sentirse tan amado, llanamente porque venía de Tony, porque era su hermoso Omega diciéndole que era la mejor persona que jamás había conocido y aquello era suficiente para él.

El rubio fue obediente y esperó a que la canción terminara, disfrutando de cada palabra, de cada nota, de cada ápice de sentimiento impregnado en ella; apagó entonces la radio y fue a la cocina como le fue indicado, andando tranquilamente, sin prisa alguna, cuando acudió descubrió una bandeja llena de comida y una nota a su lado "mastica tranquilamente".

Steve se sentó a la encimera, era el desayuno más maravilloso que había visto jamás, decidió pensar que lo había hecho Tony, aunque había cierta probabilidad de que no; comió sus huevos revueltos con deleite, después sus tostadas de mantequilla, a continuación su bacon bien tostado, un par de salchichas, un gran vaso de leche, un vaso de zumo y otro de agua fresca. Entonces fijó su atención en la gran galleta de pepitas de chocolate, la tomó con suavidad, la rompió y encontró una pequeña llave, sin embargo degustó primero la delicia, y luego rebuscó en el mismo letrero, encontrando otro mensaje en la cara contraria.

"Wendy"

Para cualquier otra persona, aquello no tendría significado ninguno más allá del nombre de una persona, pero si vivías en la Torre Stark, ahora de los Vengadores, y además de habitarla te molestabas en conocer a cada una de las personas que allí trabajaban, cosa que no era muy difícil para la espectacular memoria de Steve Rogers, aquel nombre significaba algo. Así que Steve llamó al ascensor, subió, bajó a la segunda planta donde estaba la recepción de los trabajadores (ya que la primera planta era la recepción al público) y caminó hacia el enorme mostrador redondo, directo hacia la mujer de cabello azul lacio, ojos verdes, tez morena y largas extremidades.

-Buenos días, Wendy
-Oh, señor Rogers -sonrió -Buen día, el señor Strak dejó algo para usted

La chica rápidamente sacó una caja cerrada a cal y canto, Steve tomó la llave y la abrió, dentro había el mando de un coche y una postal del puente de Brooklyn.

Un cuento al revésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora