15. Es mío, zorra

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*1 año antes*

Cuando Tony no tenía a nadie en el mundo, inicio la costumbre de dar una fiesta de Navidad en su hogar, ya fuera el de Florida, el de Nueva York o en donde cojones quisiera estar ese año, se mudaba más de casa que un cangrejo ermitaño de caparazón. Cuando inicio su noviazgo no perdió esa costumbre, al fin y al cabo era un buen momento para hacer negocios, mejorar la imagen de los Vengadores y reunir a su "familia" sin que estos empezaran a darse cuenta de que cada vez estaba más sentimental. Pero cuando se casó... y teniendo en cuenta que inmediatamente quedó embarazado de Peter, era obvio que la Navidad pasaba a ser algo familiar de verdad, sin comillas ni caras raras, y con los mellizos eso se asentó aún más; aun así Tony no quería perder esa costumbre, no quería dejar de ser quien era, ni que su reputación o la de los Vengadores decayese, así que en vez de hacer una fiesta el 25 de diciembre, pasó a hacerla el 23 de diciembre. ¿Y por qué ese día? Bueno, era algo estratégico, daban regalos a los invitados, para ellos o para que los llevaran a sus hijos, de parte de los Vengadores, así podían añadirlos al montón del día 24.

Así que allí estaban, todos los Vengadores juntos, sí, todos, hasta Thor y Loki habían venido desde Asgard, pero sin los peques, que habían hecho una dormida masiva en casa de Happy, quien no deseaba mucha fiesta; Tony sabía que estaría más feliz así, le encantaba pasar tiempo con los niños, además de ser padrino de uno de ellos, y era un excusa maravillosa para hincharse a comida basura y dibujos animados sin dañar su "imagen". A la fiesta habían acudido todos los empleados de Industrias Stark, sí, absolutamente todos, y también habían invitado a los SHIELD, aunque obviamente ellos no decían de qué o dónde trabajaban. Había invitado a algunos amigos que habían hecho a lo largo de los años, como Helen Cho, y a la pandilla de Thor, aunque también había algunos que... bueno, no eran amigos pero se relacionaban tanto que habría sido ofensivo, y a varios dirigentes de orfanatos, a los cuales iban a hacer grandes donaciones, por supuesto. Eso fue deseo de Steve, al cual Tony quiso vestir de Papá Noel, sexy por supuesto, pero el rubio acabó ganando la discusión y eso quedó reservado para otra ocasión.

Tony volvió su mirada mientras reía sobre la copa por el comentario de Thor sobre las incómodas vestimentas de los midgardianos para las fiestas, pero algo en el camino captó su atención, sí, una mujer de largas piernas, piel perfectamente bronceada, cabello largo y ondulado, labios rojos carmín, ojos verdes que resaltaban enormemente por la gran cantidad de delineador y rímel que empleaba, y vestido plateado con un escote demasiado pronunciado como para ser respetuoso en ninguna ocasión, menos aún con el frío Navideño.

-Lo siento, Thor, hay una urgencia que me ocupa, ahora vuelvo

El rubio llevó su mirada al mismo punto y sonrió.

-Iré a por el escudo del Capitán por si necesitas apoyo.... o él protección

Tony miró ligeramente a Thor, sonrió de lado y se marchó, avanzando suavemente entre la multitud, sin llamar la atención, como una serpiente entre las rocas. En poco tiempo alcanzó a la mujer, y sobre todo, al hombre con el que hablaba, porque lo que realmente había llamado la atención de Tony es que esa maldita zorra estaba hablando con Steve, con su marido, con su alfa.

-Oh, Gizelle, querida, cuanto tiempo sin verte -saludó entusiasta desde la espalda de Steve -Que bien te veo, a ti los años no te hacen efecto

-¡Tony! Siempre tan encantador -sonrió la mujer dándole dos besos -¿Pretendes volver a embaucarme, bribón?

Anthony rio suave pero coqueto, con la mirada de Steve pasando de uno a otro, aquellas palabras habían llamado su atención, siempre lo hacían cuando descubría a un antiguo ligue de su esposo, lo cual era más habitual de lo que desearía, pareciera que se hubiera acostado con medio mundo, mínimo todo Nueva York.

Un cuento al revésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora