Un cuento al revés

20. Una familia

*7 años antes*

Estaba muy hinchado, ¡¿por qué estaba tan hinchado?! Solamente tenía un bebé dentro, y además  se veía en la ecografía que era chiquito, no sabía porqué estaba tan gordo.

-No estás gordo, amor

Tony miró a Steve, este seguía leyendo su libro, ni siquiera le estaba mirando, ¿cómo leyó su mente? El moreno no le contestó, ya que ni le estaba mirando no se iba a molestar en responder, y siguió comiendo sus donuts con el plato sobre su panza. En la televisión, aunque en silencio para que Steve pudiera leer en paz, pasaban la Casa de la Pradera, no es que le gustase demasiado pero le hacía pensar en su madre y en su abuela, cuando estaban en la casa de ésta. Ah su abuela, un señora menuda con un enorme moño blanco, piel arrugada y con manchas por el sol, pero increíblemente bella. Siempre iba con su mandil atado a la cintura sobre el vestido negro, el cual llevaba por el luto a su abuelo, y jamás la había visto sin pendientes, de hecho ella siempre solía decir "una mujer sin pendientes es una mujer desnuda". Pero lo que más recordaba es como se sentaba en su mecedora a ver la Casa de la Pradera, con un cuenco en el regazo mientras pelaba patatas y le comentaba algo, la mujer trataba de hablar en inglés, aunque fuera malamente, pero su nombre jamás, siempre le llamaba Antonio. Tal vez por eso Tony insistía en ver la Casa de la Pradera siempre subtitulada en español.

-¿Pasa algo?

-¿Eh? No, no

-Estás llorando

-Sólo pensaba en mi abuela Margarita, ya sabes, la madre de mi madre

-¿Tu abuela española? Me gusta ese idioma, suenas sexy cuando me hablas en español

-Y tú suenas divertido, capitán

Steve rio dulce y se levantó para ir hacia su marido, sentándose en el suelo con la cabeza en su regazo para estar al lado de su abultada panza, le robó un donut pero Tony no dijo nada, solamente encendió el volumen y puso el audio en español. Aquella era una de las cosas dulces que Steve había hecho por él, aprender español, así hablaba a veces con él, sobre todo cuando extrañaba a su madre o a su abuela. Tres horas más tarde, en el descanso de la película/mini serie, Steve alzó su cabeza de forma repentina viéndose contrariado, parecía buscar algo con la mirada.

-¿Qué sucede?

-No tienes ninguna bebida... ¿te has meado encima, Tony?

-No, claro que... oh mierda...

-Has roto aguas

-¡He roto aguas!

Tony empezó a estresarse, la hora del parto le daba mucho miedo, y ahora la tenía encima.

-Amor, tranquilo, todo va a ir bien

Steve se levantó de un salto y fue corriendo a buscar la pequeña maletita que tenían lista para ese momento, el moreno mientras trató de levantase y calmarse, pensaba en cómo su abuela solía calmarle cuando tenía miedo, siempre lo acariciaba en el cuello y tarareaba la misma nana; así que Tony empezó a acariciar su propio cuello por detrás, respirando lento, tarareaba Que bonita que es mi niña, aunque su abuela solía cambiarlo a "niño".

-Que bonita que es mi niña, que bonita cuando duerme, que parece una amapola, entre los trigales verdes -cantó la única frase que recordaba, la única que cantaba su abuela