17. Encantadora

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*2 años antes*

Criar a 3 hijos no era fácil, pero Tony siempre defendía que no era tan complicado como parecía, no si se seguía una sencilla norma: darle a cada uno la atención justa en el momento justo según sus necesidades. Esto se traducía en saber si tu hijo quería que lo consolaras o lo dejaras solo cuando pasaba algo malo, si quería que hablases de él o te callases cuando había hecho algo grandioso, si quería que entrases al probador de ropa o le dejases vestirse solo. Tony pensaba que era bastante sencillo. Steve pensaba que Tony vivía muy cómodo siendo el papi guay que nunca regaña y siempre trae regalos, que decidiese si tenía que regañar a su hijo o no, a ver si le parecía tan fácil. Y a ver si le parecía tan fácil darle la atención justa a cada uno cuando tienes 3 y tienes que ayudar a hacer los deberes a uno mientras bañas a otro y escuchas los problemas del tercero mientras tu esposo ingeniero está tan a gusto en su taller con AC/DC a tope.

Así que en una de esas estaban, Peter estaba haciendo los deberes en el salón, con 11 años ya era un genio pero aún así a Steve le gustaba que los hiciera cerca de él para poder ayudarle, o incluso obligarle a descansar y comer algo, Harley también estaba en el salón, sentado en el lado opuesto a su hermano con su cuaderno, donde estaba coloreando. Morgan, por el contrario, estaba en el cuarto de baño metida en una bañera de burbujas, razón por la cual Steve estaba en ese instante con ella, ya que Peter no necesitaba ayuda y podía encargarse de su hermano. Al menos hasta ese mismo momento.

-¡Papá! ¡Tengo una duda!

-Uhm... ¡ven aquí!

Los pasos de Peter se escucharon en el pasillo y a los pocos segundos estaba en la puerta del baño sosteniendo su libro.

-¿De qué es, cielo?

-Es de historia, si fuera de matemáticas o ciencias le preguntaría a papi

-Pues cuéntame -hablaba mientras mantenía la atención sobre la menor de 3 años

-Es que tienes que verlo, es sobre un cuadro, mira

Steve se levantó y secó sus manos, no iba a pasarle nada a Morgan porque no mirase cinco segundos, al fin y al cabo el agua estaba muy baja, así que se giró tomando el libro de su hijo y mirando el cuadro que le indicaba.

-Ah, este es...

Las palabras del rubio quedaron en el aire cuando las luces del baño empezaron a parpadear.

-Papi debe estar jugando con la electricidad de nuevo -comentó Peter sin más

-Sí, seguramente, bueno, este cuadro es...

Pero Steve volvió a callar porque esta vez las luces se apagaron del todo.

-¡FRIDAY! ¿Qué pasa?

-Yo... no... soy... se... se... señor

-¿Qué le pasa a FRIDAY? -musitó Peter desconcertado

-No lo sé, cariño, mejor ve a buscar a tu padre 

Steve le devolvió el libro al moreno y fue al mueble para sacar unas velas, pues ver en la oscuridad era una habilidad que no había desarrollado, tras sacarlas y prenderlas con unas cerillas que guardaban para cuando se daban baños relajantes, el rubio se giró para tomar a su hija en brazos... encontrándose con que la menor no estaba.

Un cuento al revésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora