29. Tus ojos

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*2012*

Toda la vida había sido un fan del Capitán América, gracias a las historias de su padre, y eso era algo que, si bien no podía negárselo a sí mismo, no iba a confesarle a nadie, y menos aún al mismísimo Capitán América. Pero conocerlo había sido un fastidio, una decepción, realmente era cierto que es mejor no conocer a aquellos a los que se idolatra. No es que el Capipaleta, como había decidido llamarle, fuese una mala persona o algo, además, Tony entendía que venía de otra época mucho menos moderna... pero aún así le parecía un pedorro, altanero y moralista de cabeza cuadrada. Y puede que además estuviera un poco molesto porque el tipo era más guapo y sexy de lo que parecía en las fotos, y ahora que era adulto lo miraba con otros ojos, y su omega interior estaba haciendo palmas. 

El caso es que, antes de poder darse cuenta, Tony ya había sacado su personalidad estrella: ser un metomentodo, resabiado, pedante y saltarse las normas. No lo iba negar, odiaba un poco ese lado de sí mismo, pero esa actitud superior era lo que le había dado la vida que ahora tenía, la cima y el poder, de lo contrario habría perdido su empresa hace mucho y le habrían casado con el primer alfa gilipollas que se cruzase. Si había que ser un capullo para que un omega tuviera una posición en un mundo de alfas, sería el capullo número 1. ¿Algún problema? Oh, por supuesto. Mientras que mucha gente encontraba esa actitud desafiante como seductora, provocando que consintieran a Tony, además de querer meterse en sus pantalones, resultó que al Capitán Steve Rogers, haciendo gala de su actitud militar, le pareció lo más horrible del mundo, provocando un enfrentamiento entre ambos. Como no. Tony tenía el don de alejar a aquellas personas que más le importaba o gustaban.

-¿Siempre eres tan altivo?

-¡¿YO?! Disculpa pero yo no me creo superior por razones imbéciles, simplemente creo que deberías hacerme caso porque RESULTA que soy el más listo de la sala

-La inteligencia también es una razón para considerar a alguien altivo

Tony gruñó mientras engullía otro paquete de arándanos.

-Y tu moralidad también, ¿te crees mejor porque tú eres militar, porque eres obediente y de mente cuadriculada, por ser alfa o porque antes eras un pelele?

-Cuidado con esa boca -masculló Steve

-Oh, ¿qué? ¿Vas a sacar tu voz alfa, me vas a marcar o qué mierdas? Todo lo que tienes de especial salió de una probeta, lo mío salió de mi propio cerebro, yo he inventado TODO y luego he puesto mi PROPIA vida en riesgo, cuando podría haber pagado a quien fuese o habérselo dado a militares como tú que obedecen como borregos 

Steve gruñó mostrando los dientes y se acercó de forma amenazante, claro postureo alfa, pero Tony plantó sus pies y se quedó allí sin pestañear si quiera.

-Tú no me conoces, hombre de hojalata, así que cuida tu lengua o tendrás problemas

-Vamos, coge el escudo -murmuró Tony con mirada desafiante -Veamos cuántos problemas me puedes ocasionar, vejestorio

El moreno podía sentir toda la tensión recorriendo su cuerpo, no sabía si exactamente era odio o sexual, a veces ambas se juntaban en él, pero no le importaría soltar los puños para aliviarse un poco. Justo en ese momento una gran explosión desestabilizó la nave, cayendo ambos al suelo, y cuando Tony abrió los ojos entre el polvo y vio aquellos orbes azules, brillantes y mirándoles con una mezcla de preocupación, al mismo tiempo que el brazo del rubio se levantaba para ayudarlo a ponerse en pie y estabilizarse... bueno, estaba menos molesto.

Un cuento al revésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora