Por un solo paso.

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Clarisse


El dios sol se movía con lentitud, pero constancia. Cada paso suyo reducía en gran medida la distancia entre él y la ciudad, al punto de que si no lográbamos detenerlo, la alcanzaría en menos de seis horas.

No tenía ni idea de cómo lograríamos vencer a algo así. Era una locura y ni siquiera me despedí bien de Sirien.

—No te preocupes Clarisse —me consoló la señora Tyna, poniendo su mano en mi hombro.

—Me pregunto qué diría el maestro en esta situación —le dije.

—No sé —respondió ella—. Pero si te hace sentir mejor, Hill se fue solo porque sabía que podía confiarnos esto a nosotros. De otra forma ese idiota se habría quedado para intentar arreglarlo todo él mismo. De nuevo.

Tiene razón, el maestro me dejo esta tarea y no debo fallar.

Con mi determinación renovada, concentre en mis manos toda la energía mágica que pude, lista para soltarla en cualquier momento.

—Pero recuerda —continuo la señora Tyna—. No importa lo que pase, no debes morir.

—Eso también va para usted —le respondí—. El maestro se disgustaría si algo le pasara.

—Bueno, no tengo intenciones de morir —dijo ella, encogiéndose de hombros—. Pero es más que nada porque quiero regresar a casa a abrazar a mi hija y pasar una buena noche con mi esposo.

—La entiendo, Sirien y yo teníamos planeada una cena. Se lo compensare después, con un regalo... Es una desgracia que no podamos tener hijos, ella los desea.

—Chicas —nos llamó Xi, interrumpiéndonos—Ustedes representan gran parte de nuestra fuerza, pero recuerden que deben mantenerse como escudo, usen sus poderes para proteger a la retaguardia de cualquier ataque del Titán. Cleam, no tengo idea de que rayos puedas hacer, pero ataca con todo lo que tengas.

—Claro, Claro, que para eso estoy aquí —dijo el joven que se parecía a Aurien. Si debía ser honesta a mí misma, aun sentía unos deseos inmensos de ahorcarlo, pero sabía que era incorrecto, ya que no se trataba de la misma persona.

—Muy bien — respondió Xi, para después dirigir su mirada a la dama del agua—, Por favor.

Ella asintió y creo un camino de hielo por delante de ella para que Xi caminara en él hasta posicionarse enfrente de nosotros. En su mano llevaba una espada larga de una sola mano, con el emblema de la familia real en el: una flecha atravesando unas espinas en forma de corazón, con dianas saliendo se su cuerpo de madera.

—¡Escúchenme! —gritó, sin darse vuelta—. ¡Puede que ya se los hayan dicho o no, pero me han hecho cargo de esta operación! ¡Algunos me conocen y otros no! ¡Me llamó Xi Glicondus Loyre! ¡Pero ahora no es momento de hablar! ¡A mi señal los cañones mágicos dispararan su primera ráfaga!

No sabía si era porque ya habían sido informados de antemano o si pensaban que discutir antes de enfrentar al titán era algo tonto, pero todos se mantuvieron callados.

—¡Prepárense! —ordenó el señor Xi, bajando su espada hasta situarla en dirección al titán—. ¡Ahora!

Los cañones dispararon, pero la ráfaga emergente fue tan pequeña en comparación con el enorme coloso, que lo único que hizo fue destruir una parte de la roca que sobresalía de su pecho.

Sin embargo fue suficiente para enfurecer al dios sol.

Las cinco esferas de energía que sobresalían en la cabeza del titán comenzaron a brillar tanto como soles en miniatura y toda esa energía se concentró en la esfera central, la cual lanzo un rayo de luz contra nosotros.

La señora Tyna fue rápida, se colocó delante de Xi y creo un enorme escudo de sombras para protegernos. Por desgracia, debido a la misma naturaleza del mismo, no aguanto casi nada contra la fuerza del rayo de luz del titán, desapareciendo en menos de un segundo.

—¡Clarisse! —me grito, al mismo tiempo que creaba otro escudo—. ¡Incluso la luz puede ser destruida!

Tarde un momento en recomponerme, pero asentí. Cuando aquel segundo escudo fue destruido y la luz volvió a dirigirse a nosotros, concentre mi energía mágica en un solo púnto y la hice chocar contra el ataque del titán. La luz se divido en miles de partículas luminosas que cayeron al mar como nieve resplandeciente.

Mientras admiraba ese espectáculo la señora Nierya se adelantó y creo dos serpientes de agua de tamaño descomunal, que se enroscaron alrededor de los pies del titán, para congelarse al instante siguiente. Por desgracias y como si fuese un mal chiste, el titán simplemente alzo su pie de nuevo y dio otro paso, destrozando el hielo en mil pedazos.

Sin detenerse, el coloso hizo reaparecer los tres soles a sus espaldas, los cuales se alinearon de nuevo, preparándose para lanzar otro ataque.

—¡Cómo si te fuera a dejar hacer eso de nuevo! —grito la diosa del agua.

Seis serpientes más de agua se elevaron del océano y se enroscaron alrededor del dios sol, envolviendo por completo sus enormes pies.

—¡Prepárense, guerreros! —gritó Xi, señalando con su espada al coloso, luego se dirigió a mí— ¡Tú también prepárate, Clarisse! ¡No dejes pasar ni un solo ataque! ¡Tyna, has lo mismo que Nierya!

Asentí y dirigí toda mi atención al titán, preparándome para cuando llegara el momento de actuar.

—¡Listos...! ¡Ahora!

La orden de Xi vino al mismo tiempo que el coloso disparaba su rayo de luz. En cuando estuvo a la distancia suficiente destruí el haz de nuevo, reduciéndolo a fragmentos que se evaporaron el el viento. Al mismo tiempo la señora Tyna creo varios cientos de tentáculos de oscuridad que envolvieron al titán, mientras que la serpientes de agua se convirtieron en hielo.

Cleam se levo en un pilar de agua hasta llegar a casi la misma altura que el Titán y desde ahí lanzo una andanada de relámpagos hacia la cabeza del coloso. Aunque no eran tan poderosos ni tan certeros como los del maestro, aun así serían suficientes para reducir a todo un pelotón a cenizas.

Los cañones mágicos comenzaron a disparar en unísono, dirigiéndose al pecho del dios sol. Eran tantos y emitieron tal cantidad de energía, que la luz emitida por ellos fue cegadora por algunos breves momentos. La sensación desaprecio casi enseguida y entonces pudimos ver lo que habíamos logrado.

El titán se había detenido, humo le salía de la cabeza y gran parte del área de su pecho había quedado destrozada.

Pero no fue suficiente.

Tanto la diosa del agua como la señora Tyna mantenían sus creaciones arriba con toda la fuerza de voluntad que poseían, sin embargo, la fuera del dios sol era mayor, tras unos breves segundos, despedazo las cadenas que lo ataban, continuando con su avance como si nada hubiese pasado.

Lo atacamos con casi todo lo que teníamos y solo lo habíamos detenido el tiempo correspondiente a un solo paso. O puede que ni eso

Sin inmutarse y regenerando la herida que tenía en el pecho, el dios sol siguió avanzando.

Theria Volumen 6: Hyperion.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora