Hill
Podía sentir en mi adolorida mejilla el duro suelo de piedra, calentado por el ardiente sol del mediodía.
—Levantate —exigió Ilisa Gerenberg, mirándome con severidad—. Si caiste sólo por eso entonces no servirás de mucho en una batalla real en Virelia.
—¿Es en serio? Ni siquiera me dejas energía mágica —me queje.
—Porque de eso se trata, niño, es un buen talento el que tienes ahí. Si logras luchar contra usuarios aún cuando te quedes sin energía mágica, serás increíblemente poderoso.
Esa había sido su excusa desde que empezamos el entrenamiento. Siempre me hacía gastar mi energía mágica en ataques inútiles o la absorbía en un cristal, para después hacerme practicar cuerpo a cuerpo o con espadas. Se suponía que solía ser bueno en eso, pero el haber estado confiando tanto tiempo en la magia me había oxidado, pues a ella no le costaba demasiado esfuerzo túmbarme.
Vamos, que ni a Suzanna o Yunei había logrado vencer ni una vez en todos estos meses.
Pero no había sido en vano, mi cuerpo se fortaleció con el entrenamiento y ya era capaz de durar un bien rato, aunque no sabía si sería suficiente. Aún recuerdo las palabras de Ilisa cuando comenzó esté infierno:
—Me habías dicho que Xartos uso unas runas extrañas para sellar el poder del pensador, así como del tuyo propio, ¿Cierto? Entonces concentremos en fortalecer algo más que la magia: tus habilidades de combate. Generalmente tardaríamos años en alcanzar un nivel parecido al de Xi, por ejemplo, pero se hará lo que se pueda. ¿Estás listo, niño tormenta?
Me levanté con dificultad y revise el campo de batalla. La general estuvo atacando con hacés de luz todo el tiempo mientras que yo intentaba acertarle un golpe. Aunque no lo logré, si que dure el tiempo suficiente como para que el terreno quedará irreconocible, otra vez.
Ni modo, los magos de tierra nos echaran una buena reprimenda... de nuevo.
—Admito que has mejorado un poco —me felicitó, acercándose y dándome la mano para ayudarme a levantar—. Si te dejará usar tu magia seguramente tendría un efrentamiento difícil contra ti. Aunque eso es solo contra mi, aún estás a años luz de monstruos como Nierya o Xartos.
En eso no podía discutirle, pues no solo era yo el que estaba tomando lecciones particulares, Tyna también practicaba con su magia, pero, al contrario de mi, ella entrenaba solo su poder bruto. He de decir que agradezco que no sea nuestra enemiga, ya que en sus pocos enfrentamientos simulados que ha tenido contra Nierya han llegado a destruir edificios enteros casi sin esfuerzo.
Esas dos son verdaderos monstruos. Aunque sé que estuvieron justas en su lucha contra hiperyon, no entiendo cuando se volvieron tan cercanas.
Tanto fue así que Farenis ordenó que a llegaban a estar juntas Sarah tenía la obligación de llevarselas lejos.
—¿Estás bien, Hill? —me preguntó Sarah, quien se acababa de aparecer en el campo.
—Si, gracias —le respondí, mientras sacudía el polvo de mi ropa—. ¿Que pasa?
—La reina te habla —me respondió ella—. También a usted, general... Me voy, tengo que avisarles también a la abuela y a Tyna... Solo espero que no hayan destrozado otro pueblo. ¡Ah, si¡ También busca a Yunei y Cleam, ¿Podrían ir por favor? ¡Gracias!
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Theria Volumen 6: Hyperion.
FantasyEl gran titan se ha alzado. Ahora se dirige a Mirie para comenzar con el genocidio que dara luz a un nuevo mundo. Hill, Nyeria, Yunei, Tyna, entre otros, crean un plan en un intento de detener al coloso que es capaz de destruir ciudades en cuestión...