Chelsea
Es sábado por la noche y, mi hermano y yo, estamos sentados en la sala de estar viendo Bob Esponja y comiendo palomitas con extra mantequilla de un tazón. Bueno, Thom está sentado, yo estoy acostada con mis piernas sobre sus muslos.
Alguien tocó la puerta, haciendo que Thomas y yo gruñéramos.
—Ve tú. –le dije bajando mis piernas de sus muslos para que se pudiera levantar.
— ¿Yo por qué? Abre tú.
—No quiero.
—Pues yo tampoco, así que irás tú, ya que yo soy el mayor y tienes que acatar mis órdenes. –me ordenó, sonriéndome con superioridad.
Lo pisé al pasar frente a él.
— ¡Auch!
Yo le di una sonrisa inocente, después de sacarle la lengua.
Al abrirla y ver quien era, me lancé abrazándolo.
— ¡Papá! –grité.
—Mi niña. –dijo, correspondiendo el abrazo.
—Hola, papá. –lo saludó Thomas uniéndose al abrazo.
Había extrañado mucho a mi papá, y estaba realmente contenta de que haya venido.
Si no conoces bien a mi papá, nunca jamás te pasaría por la cabeza que es gay. Tiene la voz grave y se comporta como hombre, excepcionando que siempre lleva algo rosa o lila puesto, ya sea una corbata, una camisa, un pantalón o un pañuelo, pero en estos tiempos ya casi todos los hombres usan el color rosa y no son homosexuales.
A Rodrigo, su esposo, tampoco se le nota mucho lo gay, pero, si te preguntaran cuál de los dos es gay, sin pensarlo dos veces dirías que Rodrigo.
— ¿Y Nathan? Hace años que no lo veo.
—Se fue con su novia a cenar, creo. –le contestó Thomas.
— ¿Qué haces aquí? –le pregunté cuando deshicimos el abrazo.
—Vine a ver cómo estaban. –respondió pasando dentro de la casa.
— ¿Viniste solo?
—Sí, Rodrigo y Lana se fueron a Denver a visitar a su abuela, iba a ir, pero decidí mejor venir a verlos.
En el momento en que pronunció «Lana», mi estómago se revolvió.
— ¿Lana? –preguntó Thomas.
¡Maldito! ¿Por qué tenía que preguntar por ella?
—Lana, la hija de Rodrigo, ¿no la recuerdas?
— ¡Ah, sí, sí!
—Agh, ya no la mencionen. –pedí.
— ¿Por qué?
— ¡Ahora que lo recuerdo…! Ayer fue Jason a preguntar por tu ubicación.
Me golpee con la palma de mi mano en mi cabeza.
El tipo me engaña con mi hermanastra (no me gusta decirle así a Lana, pero eso lo hace sonar más serio), me voy ¡y se pone a buscarme! Después de que les dejo el camino libre...
— ¿Le dijiste, de nuevo, que me fui del continente y no quiero saber nada de él?
—Bueno, -se rascó la nuca, cosa que hacía cuando estaba nervioso o mentía- yo no fui quien lo vio, ni Rodrigo…
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Let me hold you, let me love you.
Teen Fiction«Déjame abrazarte, déjame amarte» Créditos de portada: DreamGetaway. Obra registrada en Safe Creative ®