Seis.

123 7 9
                                    

Chelsea

Es sábado por la noche y, mi hermano y yo, estamos sentados en la sala de estar viendo Bob Esponja y comiendo palomitas con extra mantequilla de un tazón. Bueno, Thom está sentado, yo estoy acostada con mis piernas sobre sus muslos.

Alguien tocó la puerta, haciendo que Thomas y yo gruñéramos.

—Ve tú. –le dije bajando mis piernas de sus muslos para que se pudiera levantar.

— ¿Yo por qué? Abre tú.

—No quiero.

—Pues yo tampoco, así que irás tú, ya que yo soy el mayor y tienes que acatar mis órdenes. –me ordenó, sonriéndome con superioridad.

Lo pisé al pasar frente a él.

— ¡Auch!

Yo le di una sonrisa inocente, después de sacarle la lengua.

Al abrirla y ver quien era, me lancé abrazándolo.

— ¡Papá! –grité.

—Mi niña. –dijo, correspondiendo el abrazo.

—Hola, papá. –lo saludó Thomas uniéndose al abrazo.

Había extrañado mucho a mi papá, y estaba realmente contenta de que haya venido.

Si no conoces bien a mi papá, nunca jamás te pasaría por la cabeza que es gay. Tiene la voz grave y se comporta como hombre, excepcionando que siempre lleva algo rosa o lila puesto, ya sea una corbata, una camisa, un pantalón o un pañuelo, pero en estos tiempos ya casi todos los hombres usan el color rosa y no son homosexuales.

A Rodrigo, su esposo, tampoco se le nota mucho lo gay, pero, si te preguntaran cuál de los dos es gay, sin pensarlo dos veces dirías que Rodrigo.

— ¿Y Nathan? Hace años que no lo veo.

—Se fue con su novia a cenar, creo. –le contestó Thomas.

— ¿Qué haces aquí? –le pregunté cuando deshicimos el abrazo.

—Vine a ver cómo estaban. –respondió pasando dentro de la casa.

— ¿Viniste solo?

—Sí, Rodrigo y Lana se fueron a Denver a visitar a su abuela, iba a ir, pero decidí mejor venir a verlos.

En el momento en que pronunció «Lana», mi estómago se revolvió.

— ¿Lana? –preguntó Thomas.

¡Maldito! ¿Por qué tenía que preguntar por ella?

—Lana, la hija de Rodrigo, ¿no la recuerdas?

— ¡Ah, sí, sí!

—Agh, ya no la mencionen. –pedí.

— ¿Por qué?

— ¡Ahora que lo recuerdo…! Ayer fue Jason a preguntar por tu ubicación.

Me golpee con la palma de mi mano en mi cabeza.

El tipo me engaña con mi hermanastra (no me gusta decirle así a Lana, pero eso lo hace sonar más serio), me voy ¡y se pone a buscarme! Después de que les dejo el camino libre...

— ¿Le dijiste, de nuevo, que me fui del continente y no quiero saber nada de él?

—Bueno, -se rascó la nuca, cosa que hacía cuando estaba nervioso o mentía- yo no fui quien lo vio, ni Rodrigo…

Let me hold you, let me love you.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora